Divisão dos Arquivos

O Blog Pablo Neruda Brasil está apresentado em quatro seções obedecendo à data de publicação da matéria:

Arquivo Cecilia Zokner

Os breves textos sobre a poesia de Pablo Neruda foram publicados sob a rubrica Literatura do Continente no jornal O Estado do Paraná, Curitiba e fazem parte, juntamente com outros textos versando sobre Literatura Latino-americana, do Blog http:\\www.literaturadocontinente.blogspot.com.br. Os demais, em outras publicações.

Arquivo Adriana

Chilena de Concepción, amiga desde 1964, quando convivemos em Bordeaux, ao longo dos anos me enviou livros e recortes de jornal sobre Pablo Neruda. Talvez tais recortes sejam hoje, apenas curiosos. Talvez esclareçam algo sobre o Poeta ou abram caminhos para estudos sobre a sua obra o que poderá, eventualmente, se constituir uma razão para divulgá-los.

Arquivo Delson Biondo

Doutor em Literatura na Universidade Federal do Paraná. No ano do centenário de nascimento de Pablo Neruda, convidei Delson Biondo, meu ex-aluno do curso de Letras para trabalharmos sobre “Las vidas del Poeta, as memórias de Pablo Neruda”, constituídas de dez capítulos, publicados, em espanhol, na revista O Cruzeiro Internacional, no ano de 1962. Iniciamos o nosso trabalho com a sua tradução, visando divulgar, no Brasil, esse texto do Poeta que somente anos mais tarde iria fazer parte de seu livro de memórias Confieso que he vivido. Todavia, várias razões impediram que a tradução fosse publicada no Brasil, mas continuamos a trabalhar sobre “Las vidas de Poeta” no que se referia aos aspectos formais comparativamente a esses mesmos textos que passaram a fazer parte de Confieso que he vivido. Além desse estudo comparativo, pretendíamos nos aproximar, minuciosamente de cada um dos capítulos de “Las vidas del Poeta”. A comparação foi realizada e o estudo do primeiro capítulo concluído. Estávamos já, terminando a redação do estudo do segundo capítulo quando Delson Biondo veio a falecer em maio de 2014. Assim, as notas comparativas dos textos nerudianos e o estudo do segundo capítulo de “Las vidas del Poeta” não foram concluídos. Penso que a eles nada devo acrescentar.

Arquivo Aberto

Arquivo Aberto à recepção de trabalhos escritos em português ou espanhol que tratem da obra de Pablo Neruda, obedeçam às normas da ABNT e sejam acompanhados de um breve curriculum do autor. Os trabalhos poderão ser enviados para publicação neste Blog pelo e-mail pablonerudabrasil@gmail.com.

5 de junho de 2016

Las vidas del poeta, memorias y recuerdos de Pablo Neruda. La luz en la selva capítulo quinto

Arquivo Delson Biondo 

Sumergido en estos recuerdos, debo despertar de pronto… Es el ruido del mar…Escribo en Isla Negra, en la costa cerca de Valparaíso, en este año de1961. Recién se han calmado los grandes vendavales que azotaran el litoral. El océano – que más que mirar yo desde la ventana me mira con mil ojos de espuma – conserva aún en su oleaje la terrible persistencia de la tormenta.
            ¡Qué años lejanos! Recordarlos es como este sonido de olas que ahora escucho entrara intermitente dentro de mí, a veces arrullándome para dormirme, otras veces con el brusco destello de una espada.
            Pondré estos re cuerdos sin cronología, como estas olas que van y que vienen.
            1929. En la noche veo la multitud agrupada en la calle.  Es una fiesta musulmana. Han preparado una larga trinchera en medio de la calle y la han rellenado de brasas. Me acerco. Me quema la cara el vigor de las brasas que se han acumulado con una levísima capa de ceniza sobre la cinta escarlata de fuego vivo. De pronto, aparece un extraño personaje. Con el rostro tiznado de blanco y rojo viene en hombros de hombres vestido también de rojo. Lo bajan y tambaleante comienza a andar por las brasas. Mientras camina, grita: - ¡Alá! ¡Alá! El inmenso gentío que se atropella y me empuja devora atónito la escena. Ya ha pasado. Ya recorrió incólume la larga cinta de brasas. Entonces, de la multitud, uno por uno se desprende un hombre que sacándose sus sandalia se hace con el pie desnudo el mismo recorrido. Interminablemente salen voluntarios de la multitud. Algunos en mitad de la trinchera se detienen para taconear en el fuego al grito de ¡Alá! ¡Alá! Aullado con gesto horrible, mirando al cielo. Ninguno se quema. Algunos pasan con sus niños en los brazos. Todos llegan al final del camino encendido.
            Junto al río sagrado el templo de Khali, de Durga, la diosa de la muerteEntramos al mismo tiempo que centenares de peregrinos que han llegado a conquistar su gracia desde el fondo de la provincia hindú. Atemorizados, harapientos, son empujados por los brahmines que a cada minuto se hacen pagar por algo. Levantan un velo de los siete velos de la diosa execrable y cuando lo levantan suena un golpe de gong como para desplomar el mundo. Los aldeanos caen de rodillas, saludan con las manos juntas tocando la frente con el suelo y siguen hasta el próximo velo. Pero antes los sacerdotes los han hecho converger a un patio y allí, mientras ruedan las monedas, decapitan cabros de un solo hachazo. Los balidos de los pobres animales son ahogados por los golpes de gong. Las paredes de cal sucia se salpican de sangre hasta el techo. Sólo entonces los peregrinos pasan al reciento de la diosa. Allí está de cara oscura y ojos blancos. Una lengua escarlata de dos metros baja desde su boca hasta el suelo. De las orejas de la imagen, de su cuello, bajan collares de cráneos y emblemas de la muerte. Los campesinos pagan sus últimas monedas antes de ser empujados a la calle.
            Al día siguiente, día de esplendor. Estamos en el Congreso de la India, en pena lucha por su liberación. Miles de delegados llenan las galerías. Conozco a Gandhi, al Pandit Motilal Nehru, patriarca también del movimiento del Congreso, a su hijo, el elegante joven Jawahrlal, recién llegado de Inglaterra. Es partidario de la independencia, mientras Gandhi sostiene la simples autonomía como paso necesario. Gandhi con cara fina de inteligentísimo zorro, hombre práctico, político parecido a nuestros viejos criollos, maestro de comités, sabio de tácticas, infatigable. Mientras la multitud en corriente interminable toca el borde de su túnica blanca, en signo de respecto adorativo, gritando “¡Gandhi! ¡Gandhi! él saluda someramente y sin sacarse sus gafas, sonríe. Recibe y lee mensajes, contesta telegramas.Todo sin esfuerza. Es un santo que no se gasta. Nehru: un inteligente académico de su Revolución.
            Gran figura de aquel Congreso fue Subhas Chandra Bose, impetuoso demagogo, violento antiimperialista, fascinante figura política de la India .En la última guerra, durante la invasión japonesa, se unió a los japoneses en contra el Imperio Inglés. Treinta años después, allí en la India, uno de sus compañeros, un hindú que comandaba tropas dentro del fuerte de Singapore, sitiado por los japoneses, me contó como cayó Singapore. – Teníamos nuestras armas dirigidas hacia los japoneses. De pronto, me pregunté ¿y por qué? Hice girar a mis soldados y las dirigimos en contra de las tropas inglesas. Fue muy sencillo. Los japoneses eran invasores transitorios. Los ingleses parecían eternos.
            El recuerdo de una anciana que me mostraron en una casa, todavía me estremece .Me exhibieron sus viejos, arrugados y oscuros pies, que carecían de pulgares. Se los habían cortado las antiguas autoridades inglesas. Ese era el castigo de la East Indian Company a las tejedoras y tejedores que en siglo pasado desobedecían las órdenes del Imperio y se empeñaban en tejer sus propias telas.
            China de1929: El paraíso de las concesiones extranjeras, los acorazados europeos frente a los Bancos de Shangai. La multitud harapienta que nos asaltó y robó. El, regreso al barco, desvalijados, en la lluvia. ¡ Y cómo también nos salvó un naufragio!
            Llegados al Japón con Álvaro Hinojosa esperábamos algún dinero proveniente de Chile y que ya debía hallarse en el Consulado. Hubimos de alojarnos, mientras tanto, en un refugio de marineros en Yokohama, en donde dormíamos sobre malos jergones. Se había roto un vidrio, nevaba y el frío nos llegaba al alma. Nadie nos hacía caso. De pronto, un barco petrolero se partió en dos frente a la costa japonesa y el asilo se llenó de náufragos. Entre ellos un marinero vasco que no sabía hablar ningún idioma y que nos contó que durante cuatro días y noches se mantuvo en un trozo del buque, rodeado por las olas de fuego del petrolero encendido. Estos náufragos fueron cubiertos de cobertores y provisiones. El vasco fue nuestro protector. ¡Generoso muchacho!
      En cambio, el Cónsul General de Chile – me parece que se llamaba de la Marina o de La Riveranos recibía desde su altura empingorotada haciéndonos comprender nuestra pequeñez de náufragos. No tenía tiempo. Tenía que comer esa noche con la Condesa Yufú San. Lo invitaba la Corte Imperial a tomar té. O estaba embebido en profundos estudios sobre la dinastía reinante. – Qué hombre más fino el Emperador. etc. No. No tenía teléfono. ¿Para qué tener teléfono en Yokohama? Sólo lo llamarían en japonés. En cuanto a noticias de nuestro dinero, el Director del Banco, su íntimo amigo, no le había comunicado nada. Sentía mucho despedirse. Tenía en ese momento una recepción de gala.
      Y así todos los días abandonábamos el Consulado tiritando de frio porque nuestra ropa se había ido en el atraco y sólo disponíamos de unos pobres sweters de náufragos para abrigarnos.  El último día nos enteramos de que nuestros fondos habían llegado antes que nosotros a Yokohama, que el Banco había dado tres avisos al Consulado y que aquel engolado maniquí y altísimo funcionario no se había dado cuenta de un detalle como éste tan debajo de su rango.
      Cuando leo en los periódicos que algunos cónsules son asesinados por compatriotas enloquecidos, pienso en aquel ilustre condecorado.
      Aquella noche fuimos al mejor café de Tokio, el “Kuroneko” en la Ghinza. Se comía bien hace treinta años en Tokio y una semana de hambre nos hacía ver dobles los manjares. En la buena compañía de deliciosas muchachas japonesas brindamos varias veces en honor de todos los viajeros desdichados desatendidos por los Cónsules perversos desparramados por el mundo.
      El recuerdo del orangután Rango es otra imagen tierna, imborrable que viene de las olas. En Medan, Sumatra, toqué a la puerta, algunas veces de aquel destartalado Jardín botánico. Ante mi asombro cada vez él vino a abrirme. Tomados de la mano nos íbamos por un sendero hasta sentarnos en una mesa que él golpeaba con sus dos manos y los pies. Luego aparecía el camarero que nos servía una jarra de cerveza no muy chica ni muy grande, buena para orangután y poeta.
            En Singapore veíamos al Pájaro Lira dentro de una jaula, fosforescente y colérico, espléndido en su belleza de ave recién salida del Éden. Allí mismo, una pantera negra recién cazada. Nadie se atrevía a acercarse a su jaula. Era un fragmento curioso de la noche estrellada, una cinta magnética que se agitaba sin cesar, un volcán negro y elástico que quería arrasar con el mundo, un dínamo de fuerza pura que ondulaba y los ojos amarillos, certeros como puñales, que interrogaban  con su fuego sin comprender ni la prisión ni el mundo.
            Y esto para terminar, porque yo me apago y el mar continúa.
            Íbamos una noche en un automóvil que   saliendo de Penang cruzaba la selva y las aldeas de Indochina, para llegar a Saigón. Era un viaje nocturno. Allí nadie me entendía y yo no entendía a nadie. Fatigados, a través de la selva virgen en el interminable camino, fueron descendiendo los viajeros campesinos de extrañas vestiduras, de taciturna dignidad y ojos oblicuos. Ya pasada la medianoche, quedaron sólo tres o cuatro, mientras el imperturbable carromato chirriaba y amenazaba desintegrarse bajo la noche caliente. De repente, me sentí preso de pánico, ¿Dónde estaba? Adónde iba? Qué hacía esa noche larguísima entre desconocidos? Miré a los últimos viajeros. Atravesábamos Laos y Camboya. Observé los impenetrables rostros de mis compañeros de viaje. Iban con los ojos abiertos y sus facciones me parecían patibularias, típicos bandidos de cuento oriental.
            Me pareció que se cambiaban miradas de inteligencia dirigiéndose hacia mí. En ese mismo momento el autobús se detuvo en plena selva. Escogí mi sitio para morir. No me llevarían a ser sacrificado bajo aquellos árboles desconocidos que arrojaban su sombra oscura ocultando el cielo. Moriría allí, en aquel banco del desvencijado autobús entre cestas de vegetales y jaulas de gallinas que, después de todo, era lo único humano de aquel minuto terrible. Miré alrededor para enfrentar a los verdugos y hallé que el autobús estaba vacío.
            Esperé, solo, con el corazón acongojado en la oscuridad intensa de le noche extranjera. Ir a morir sin que nadie jamás lo supiera, tan lejos de mi pequeño país amado, lejos de todos mis amores y mis libros.
            De pronto, apareció una luz y otra luz. El camino se llenó de luces. Sonó un tambor, subieron las notas estridentes de la música camboyana. Flautas, tamboriles y antorchas llenaron de luz y sonido el camino. Subió un hombre que me dijo en inglés: - El autobús ha sufrido un desperfecto. Como será larga la espera, tal vez hasta el amanecer, y no hay aquí donde dormir, los pasajeros han ido a buscar una troupe de músicos y bailarines para que usted se entretenga.
            Durante horas, bajo aquellos árboles que yo no me amenazaban, presencié las maravillosas danzas rituales de aquella noble y antigua cultura y escuché sin fatigarme la deliciosa música que invadía el camino.
      El recuerdo de aquella noche iluminada por la cordialidad de un pueblo desconocido, ha quedado en mí como una lección imborrable. El poeta no puede temer del pueblo. Me pareció que la vida me hacía una advertencia y me enseñaba para siempre una lección: la lección del honor escondido, de la fraternidad que no conocemos, de la belleza que florece en la oscuridad.


Estudo comparativo

A primeira transcrição se refere ao texto Las vidas del Poeta, Memorias y recuerdos de Pablo Neruda, publicado pela revista O Cruzeiro Internacional em 1962, reproduzido aqui e com a indicação em negrito do que foi mudado em Confieso que he vivido (Barcelona, Seix Barral, 1974). A segunda transcrição é antecedida da menção da página em que ocorreu a mudança em Confieso que he vivido.

No libro é o quarto capítulo e com o título “La soledad luminosa”.

Mudança de pontuação

¿Para qué tener teléfono en Yokohama?
Pág. 104 Para qué tener teléfono en Yokohama?


Y así todos los días abandonábamos el Consulado tiritando de frío
Pág. 104 Y así todos los días. Abandonábamos el consulado tiritando de frio


Nuestro fondos había llegado antes que nosotros a Yokohama, que el Banco
Pág. 104 nuestro fondos habían llegado antes que nosotros a Yokohama. El banco


Hubimos de alojarnos, mientras tanto, en un refugio de marineros en Yokohama, en donde dormíamos sobre malos jergones.
Pág. 104 Hubimos de alojarnos, mientras tanto, en un refugio de marineros en Yokohama. Dormíamos sobre malos jergones.


Entre ellos un marinero vaso que no sabía hablar ningún idioma y que nos contó que
Pág. 104 Entre ellos había   un marinero vasco que no sabía hablar ningún idioma, salvo el español y el suyo, y que nos contó su aventura:


Sumergido en estos recuerdos, debo despertar de pronto…Es el ruido del mar…Escribo en Isla Negra, en la costa, cerca de Valparaíso, en este año de 1961.
Pág.111 Sumergido en estos recuerdos, debo despertar de pronto. Es e ruido del mar. Escribo en Isla Negra, en la costa,  cerca de Valparaíso,  en este año de 1961


¡Qué años lejanos!
Pág. 111 qué años lejanos!


En la noche veo la multitud agrupada en la calle
Pág. 111 De noche. Veo la multitud agrupada en la calle


a veces arrullándome para dormirme, otras veces con el brusco destello de una espada.
            Pondré estos recuerdos sin cronología, como estas olas que van y que vienen.
Pág. 111 otras veces con el brusco destello de una espada. Recogeré esas imágenes sin cronología, tal como estas olas que van y que vienen.


1929. En la noche veo la multitud agrupada en la calle.
Pág. 111 de noche. Veo la multitud agrupada en la calle


De pronto, aparece un extraño personaje.
Pág. 111 De pronto aparece un extraño personaje


Lo bajan y tambaleante comienza a andar por las brasas. Mientras camina grita -¡ Alá! ¡Alá!
Pág. 111 Lo bajan, comienza a andar tambaleante por las brasas, y grita mientras camina:
-       Alá! Alá!
-        

Junto al río sagrado el templo de Khali, de Durga, la diosa de la muerte…
Pág.112 Junto al río sagrado se eleva  el templo de Khali, la diosa de la muerte


con sus dos manos y los pies
á. 112 con sus dos manos y sus dos pies


buena para orangután y  poeta
Pág.113 buena para el orangután y para el poeta


En Singapore veíamos
Pág. 113 En el zoológico de Singapur veíamos


un dínamo de fuerza pura que ondulaba, y dos ojos amarillos, certeros como puñales,
Pág.114  un dínamo de fuerza pura que ondulaba; y dos ojos amarillos, certeros como puñales


Iban con los ojos abiertos y sus facciones me parecieron patibularias,
Pág. 114 Iban con los ojos abiertos. Sus facciones me parecieron patibularias


Observé los impenetrables rostros de mis compañeros de viaje.
Pág. 114 Observé los rostros impenetrables de mis últimos compañeros de viaje


Típicos bandidos de cuento oriental
Pág.114 e hallaba, sin duda, entre típicos bandidos de cuento oriental


un dínamo de fuerza pura que ondulaba, y dos ojos amarillos, certeros como puñales,
Pág.114  un dínamo de fuerza pura que ondulaba; y dos ojos amarillos, certeros como puñales


¿Dónde estaba?
Pág. 115 Dónde estaba?

Esperé, solo, con el corazón acongojado
Pág. 116 Esperé largo tiempo, solo, con el corazón acongojado


Ir a morir sin que nadie jamás lo supiera. Tan lejos de mi pequeño país amado, lejos de todos mis amores y mis libros.
Pág. 116 Iba a morir sin que nadie lo supiera. Tan lejos de mi pequeño país amado! Tan separado de todos mis amores y de mis libros!


Antorchas llenaron de luz y sonido el camino.
Pág. 116 antorchas llenaron de claridad y sonidos el camino


Sonó un tambor, subieron las notas estridentes de la música camboyana
Pág. 116 Sonó un tambor: estallaron las notas estridentes der la música camboyana


De pronto, me pregunté…? Y por qué?
Pág.117 De pronto nos preguntamos… y por qué?


Quebra de parágrafo

O estaba embebido en profundos estudios sobre la dinastía reinante.- Qué hombre más fino, el Emperador etc.
Pág. 104 O estaba embebido en profundos estudios sobre la dinastía reinante.
-Qué hombre más fino el imperador etc.


Mientras camina, grita: - ¡Alá! ¡Alá!
Pág. 111 y grita mientras camina:


el imperturbable carromato chirriaba y amenazaba desintegrarse bajo la noche caliente. De repente , me sentí preso de pánico,
Pág. 115 del imperturbable carromato que chirriaba y amenazaba desintegrarse bajo la noche caliente.
            De repente me sentí presa de pánico.


Subió un hombre que me dijo en inglés: El autobús ha sufrido un desperfecto.
Pág. 116 Subió un hombre que me dijo en inglés:
-       El autobús ha sufrido un de desperfecto


Treinta años después, allí en la India, uno de sus compañeros, un hindú que comandaba tropas dentro del fuerte de Singapore, sitiado por los japoneses, me contó como cayó Singapore.- Teníamos nuestras armas dirigidas hacia los japoneses.[…] Hice girar a mis soldados y las dirigimos en contra las tropas inglesas
Pág. 117 Muchos años después, aquí en la India, uno de sus compañeros me cuenta cómo cayó el fuerte de Singapur:
-Teníamos nuestras armas dirigidas hacia los japoneses traidores.[…] Hicimos dar vuelta a nuestros soldados y las apuntamos  en contra de las tropas inglesas


 Eliminação de maiúsculas

Consulado
Pág. 104 consulado

Consul General
Pág.104 Cónsul general


Corte Imperial
Pág. 104 corte imperial


Imperador
Pág. 104 imperador


Director del Banco
Pág. 104 director del banco


Banco
Pág.104 banco


Cónsules
Pág.104 cónsules


Jardín
Pág. 105 jardín


Pájaro Lira
Pág. 113 pájaro lira


Edén
Pág. 113 éden


Revolución
Pág.116 revolución


Congreso
Pág. 117 congreso


Imperio Inglés
Pág. 117 imperio inglés


Grafia de nomes próprios


Me parece que se llamaba de La Marina o de La Rivera
Pág. 104 Me parece que se llamaba De la Marina o De la Rivera

El “Kuroneko”
Pág.105 el “  Kuroncko”


Palavras estrangeiras


Sweters
Pág.104 suéters

Imperador
Pág. 104 imperador


Director del Banco
Pág. 104 director del banco

Singapore
Pág.113 Singapur


Mudança de caracteres gráficos

            Cuando leo en los periódicos que algunos Cónsules son asesinados por compatriotas enloquecidos, pienso en aquel ilustre condecorado.
Pág. 104 (Cuando leo en los periódicos que algunos cónsules son asesinados por compatriotas enloquecidos, pienso con nostalgia en aquel ilustre condecorado).


Troupe
Pág.116 troupe


Acréscimo de palabras

Tenía en ese momento una recepción de gala.
Pág. 104 Lo esperaban en una recepción de gala. Hasta mañana.

Tan debajo de su rango
Pág. 104 tan por debajo de su rango


            Cuando leo en los periódicos que algunos Cónsules son asesinados por compatriotas enloquecidos, pienso en aquel ilustre condecorado.
Pág. 104 (Cuando leo en los periódicos que algunos cónsules son asesinados por compatriotas enloquecidos, pienso con nostalgia en aquel ilustre condecorado).


Entre ellos un marinero vasco que no sabía hablar ningún idioma y que nos contó
Pág. 104  Entre ellos había un marinero vasco que no sabía hablar ningún idioma, salvo el español y el suyo y que nos contó su aventura:


Que durante cuatro días  y noches se mantuvo en un trozo del buque
Pág. 104 durante cuatro días y noches se mantuvo a flote en un trozo del buque


Cuando leo en os periódicos que algunos Cónsules son asesinados por compatriotas enloquecidos pienso en aquel ilustre condecorado
Pág. 104-105 (Cuando leo en los periódicos que algunos cónsules son asesinados por compatriotas enloquecidos pienso con nostalgia en aquel ilustre condecorado).


Me parece que se llamaba de La Marina o de La Rivera
Pág. 104 Me parece que se llamaba De la Marina o De la Rivera


los Cónsules perversos desparramados en el mundo
Pág. 105 los cónsules perversos que andan desparramados en el mundo


Como el sonido de olas que ahora,
Pág. 111 como si el sonido de las olas que ahora


Se desprende un hombre que sacándose sus sandalias hace con pie desnudo
Pág. 111 se desprende un hombre de la multitud, se saca sus sandalias


Viene en hombros de hombres vestido también de rojo
Pág. 111 viene en hombros de cuatro hombres vestidos también de rojo


Comienza a andar por las brasas. Mientras camina grita
Pág. 111 comienza a andar por las brasas y grita mientras camina


Ya ha pasado. Ya recorrió incólume la larga cinta de brasas.
Pág. 111 Ya el mago recorrió  incólume la larga cinta de brasas


Junto al río sagrado el templo de Khali, de Durga, la diosa de la muerte…
Pág. 112 Junto al río sagrado se eleva el templo de Khali, la diosa de la muerte.


Allí está, de cara oscura y ojos blancos
Pág.112 La diosa es una figura de cara oscura y ojos blancos.


Entramos al mismo tiempo que centenares de peregrinos que han llegado a conquistar su gracia desde el fondo de la provincia hindú.
Pág. 112 Entramos mezclados con centenares de peregrinos que han llegado desde el fondo de la provincia hindú a conquistar su gracia.


Levantan un velo de los siete velos de la diosa execrable
Pág. 112 Los brahmines levantan uno de los siete velos de la diosa execrable


Los aldeanos caen de rodillas, saludan con las manos juntas, tocando el suelo con la frente y siguen hasta el próximo velo.
Pág. 112 Los peregrinos caen de rodillas, saludan con las manos juntas, tocan el suelo con la frente y siguen marchando hasta el próximo velo.


Ir a morir sin que nadie jamás lo supiera. Tan lejos de mi pequeño país amado, lejos de todos mis amores y mis libros.
Pág.116 Iba a morir sin que nadie lo supiera. Tan lejos de mi pequeño país amado! Tan separado de todos mis amores y de mis libros.


Estamos en el Congreso de la India, en plena lucha por su liberación
Pág.116 Estamos en el Congreso de la India. Una nación en plena lucha por su liberación


Es partidario de la independencia
Pág. 116 Nehru es partidario de la independencia


Teníamos nuestras armas dirigidas hacia los japoneses.
Pág. 117 Teníamos nuestras armas dirigidas hacia los japoneses sitiadores.


Treinta años después, allí en la India, uno de sus compañeros, un hindú que comandaba tropas dentro del fuerte de Singapore, sitiado por los japoneses, me contó como cayó Singapore.- Teníamos nuestras armas dirigidas hacia los japoneses.[…] Hice girar a mis soldados y las dirigimos en contra las tropas inglesas
Pág. 117 Muchos años después, aquí en la India, uno de sus compañeros me cuenta cómo cayó el fuerte de Singapur:
-Teníamos nuestras armas dirigidas hacia los japoneses traidores.[…] Hicimos dar vuelta a nuestros soldados y las apuntamos  en contra de las tropas inglesas


Substituição de palabras

En cambio, el Cónsul General de Chile
Pág. 104 En contraste, el cónsul general deChile


De pronto, un barco petrolero
Pág.104 Cierta madrugada, un barco petrolero


No tenía tiempo.
Pág. 104 no disponía de tiempo


Tenía en ese momento una recepción  de gala
Pág. 104 Lo esperaban en una recepción de gala


Porque nuestra ropa se había ido en el atraco
Pág. 104 porque nuestra ropa se había disminuido en el atraco


el Banco había dado tres avisos al Consulado
Pág. 104 el banco había enviado tres avisos al señor cónsul


Su íntimo amigo
Pág.104 íntimo amigo suyo


Me quema la cara el vigor de las brasas
Pág.111 Me enciende la cara el vigor   de las brasas


En la noche veo la multitud agrupada en la calle
Pág. 111 De noche. Veo la multitud agrupada en la calle


Lo bajan y tambaleante comienza a andar por las brasas. Mientras camina grita -¡ Alá! ¡Alá!
Pág. 111 Lo bajan, comienza a andar tambaleante por las brasas, y grita mientras camina:
-       Alá! Alá!


Los aldeanos caen de rodillas, saludan con las manos juntas tocando la frente con el suelo y siguen hasta el próximo velo.
Pág. 112 Los peregrinos caen de rodillas, saludan con las manos juntas, tocan el suelo con la frente y siguen marchando hasta el próximo velo.


Los aldeanos caen de rodillas
Pág.112 Los peregrinos caen de rodillas


Los balidos de los pobres animales son ahogados por los golpes de gong.
Pág. 112 Los balidos de los animales heridos son ahogados por los golpes de gong


Allí está, de cara oscura y ojos blancos.
Pág. 112 La diosa es una figura de cara oscura y ojos blancos


Ir a morir sin que nadie jamás lo supiera. Tan lejos de mi pequeño país amado, lejos de todos mis amores y mis libros.
Pág. 116 Iba a morir sin que nadie lo supiera. Tan lejos de mi pequeño país amado! Tan separado de todos mis amores y de mis libros!


Entramos al mismo tiempo que centenares de peregrinos que han llegado a conquistar su gracia desde el fondo de la provincia hindú.
Pág. 112 Entramos mezclados con centenares de peregrinos que han llegado desde el fondo de la provincia hindú a conquistar su gracia.


Brahmines que a cada minuto se hacen pagar por algo
Pág. 112 Brahmines que a cada paso se hacen pagar por algo


Los campesinos pagan
Pág. 112 Los peregrinos pagan


de aquel destartalado Jardín botánico
Pág. 113 de aquel ruinoso jardín botánico


Tomados de la mano nos íbamos por un sendero
Pág. 113 Tomados de la mano recorríamos un  sendero

Luego aparecía el camarero
Pág. 113 Entonces aparecía un camarero

Comprender ni la prisión ni el mundo
Pág.114 comprender ni la prisión ni el género humano


Qué hacía esa noche larguísima entre desconocidos?
Pág. 114 Por qué pasaba por esa noche larguísima entre desconocidos?


En aquel banco
Pág.115 en un banco


Ir a morir sin que nadie jamás lo supiera. Tan lejos de mi pequeño país amado, lejos de todos mis amores y mis libros.
Pág. 116 Iba a morir sin que nadie lo supiera. Tan lejos de mi pequeño país amado! Tan separado de todos mis amores y de mis libros!


Sonó un tambor, subieron las notas estridentes de la música camboyana
Pág.116 Sonó un tambor, estallaron las notas estridentes de la música camboyana


antorchas llenaron de luz y sonido el camino
Pág. 116 antorchas llenaron de claridades y sonidos el camino.


De aquella noble y antigua cultura
Pág. 116 de una noble y antigua cultura


escuché sin fatigarme la deliciosa música que invadía el camino.
Pág. 116 escuché hasta que salió el sol la deliciosa música que invadía el camino.


Durante la invasión japonesa se unió a los japoneses
Pág. 117 durante la invasión japonesa se unió a estos


De pronto, me pregunté…?y por qué?
Pág. 117 De pronto nos preguntamos…y por que?


el imperturbable carromato chirriaba y amenazaba desintegrarse bajo la noche caliente. De repente , me sentí preso de pánico,
Pág. 115 del imperturbable carromato que chirriaba y amenazaba desintegrarse bajo la noche caliente.
            De repente me sentí presa de pánico.


Sonó un tambor, subieron las notas estridentes de la música camboyana
Pág. 116 Sonó un tambor: estallaron las notas estridentes der la música camboyana


Antorchas llenaron de luz y sonido el camino.
Pág. 116 antorchas llenaron de claridad y sonidos el camino


Treinta años después, allí en la India, uno de sus compañeros, un hindú que comandaba tropas dentro del fuerte de Singapore, sitiado por los japoneses, me contó como cayó Singapore.- Teníamos nuestras armas dirigidas hacia los japoneses.[…] Hice girar a mis soldados y las dirigimos en contra las tropas inglesas
Pág. 117 Muchos años después, aquí en la India, uno de sus compañeros me cuenta cómo cayó el fuerte de Singapur:
-Teníamos nuestras armas dirigidas hacia los japoneses traidores.[…] Hicimos dar vuelta a nuestros soldados y las apuntamos  en contra de las tropas inglesas


Eliminação de palabras

en un refugio de marineros en Yokohama, en donde dormíamos sobre malos jergones.
Pág. 104 en un refugio de marineros. Dormíamos sobre malos jergones.


Que durante cuatro días y noches se mantuvo en un trozo del buque
Pág.104  durante cuatro días y noches se mantuvo a flote en un trozo del buque


unos pobres sweters de náufragos para abrigarnos
Pág. 104 unos pobres sweters de náufragos para abrigarnos


Antes que nosotros a Yokohama, que el Banco
Pág.104 antes que nosotros a Yokohama. El banco


Recién se han calmado los grandes vendavales
Pág.111  Recién se han calmado grandes vendavales


Interminablemente salen voluntarios de la multitud.
Pág. 111 Interminablemente van saliendo voluntarios.


El inmenso gentío que se atropella y me empuja devora atónito la escena
Pág. 111 El inmenso gentío devora atónito la escena


Ya ha pasado. A recorrió incólume la larga cinta de brasas
Pág. 111 Ya el mago recorrió incólume la larga cinta de brasas


Sumergido en estos recuerdos, debo despertar de pronto…Es el ruido del mar…Escribo en Isla Negra, en la costa, cerca de Valparaíso, en este año de 1961
Pág. 111 Sumergido en estos recuerdos, debo despertar de pronto…Es el ruido del mar…Escribo en Isla Negra, en la costa, cerca de Valparaíso.


Junto al río sagrado el templo de Khali, de Durga, la diosa de la muerte…
Pág. 112 Junto al río sagrado se eleva el templo de Khali, la diosa de la muerte.


Levantan un velo de los siete velos de la diosa execrable
Pág. 112 Los brahmines levantan uno de los siete velos de la diosa execrable


Otra imagen tierna, imborrable, que vine de las olas
Pág.113 otra imagen tierna, que viene de las olas


Quería arrasar con el mundo
Pág. quería arrasar el mundo


Ir a morir sin que nadie jamás lo supiera. Tan lejos de mi pequeño país amado, lejos de todos mis amores y mis libros.
Pág. 116 Iba a morir sin que nadie lo supiera. Tan lejos de mi pequeño país amado! Tan separado de todos mis amores y de mis libros!


Iban con los ojos abiertos y sus facciones me parecieron patibularias
Pág. 114 iban con los ojos abiertos y sus facciones me parecieron patibularias


Ir a morir sin que nadie jamás lo supiera
Pág. 116 Iba a morir sin que nadie lo supiera


Eliminação de frase

Ya ha pasado. Ya recorrió incólume la cinta de brasas.
Pág. 111 Ya recorrió incólume la larga cinta de brasas


Las paredes de cal sucia se salpican desangre hasta el techo. Solo entonces los peregrinos pasan al reciento de la diosa. Allí está, de cara oscura y ojos blancos
Pág. 112 Las paredes de cal sucia se salpican de sangre hasta el techo.[…] La diosa es una figura de cara oscura y  ojos blancos.


Allí mismo, una pantera negra recién cazada. Nadie se atrevía a acercarse a su jaula.
Pág; 113  Y un poco más allá se paseaba en su jaula una pantera negra, aún olorosa a la selva de donde vino


Miré a los últimos viajeros. Atravesábamos Laos y Camboya.
Pág. 115 Atravesábamos Laos y Camboya.


sin comprender ni la prisión ni el mundo.
Y esto para terminar, porque yo me apago y el mar continúa
Pág. 115 no comprendían ni la prisión ni el género humano. […]


El recuerdo de aquella noche iluminada por la cordialidad de un pueblo desconocido, ha quedado en mí como una lección imborrable. El poeta no puede temer del pueblo.
Pág. 116


Treinta años después, allí en la India, uno de sus compañeros, un hindú que comandaba tropas dentro del fuerte de Singapore, sitiado por los japoneses, me contó como cayó Singapore.- Teníamos nuestras armas dirigidas hacia los japoneses.[…] Hice girar a mis soldados y las dirigimos en contra las tropas inglesas
Pág. 117 Muchos años después, aquí en la India, uno de sus compañeros me cuenta cómo cayó el fuerte de Singapur:
-Teníamos nuestras armas dirigidas hacia los japoneses traidores.[…] Hicimos dar vuelta a nuestros soldados y las apuntamos  en contra de las tropas inglesas


Eliminação de parágrafo

. Los ingleses parecían eternos.
            El recuerdo de una anciana que me mostraron en una casa, todavía me estremece .Me exhibieron sus viejos, arrugados y oscuros pies, que carecían de pulgares. Se los habían cortado las antiguas autoridades inglesas. Ese era el castigo de la East Indian Company a las tejedoras y tejedores que en siglo pasado desobedecían las órdenes del Imperio y se empeñaban en tejer sus propias telas.
            China de1929: El paraíso de las concesiones extranjeras, los acorazados europeos frente a los Bancos de Shangai. La multitud harapienta que nos asaltó y robó. El, regreso al barco, desvalijados, en la lluvia. ¡ Y  cómo también nos salvó un naufragio!
Pág.117 Los ingleses parecían eternos […] Subhas Chandra Bose fuedetenido


Mudanças sintáticas

su íntimo amigo
Pág. íntimo amigo suyo


nuestros  fondos habían llegado antes que nosotros a Yokohama
Pág. 104 nuestros fondos habían llegado a Yokohama antes que nosotros


Lo bajan y tambaleante comienza a andar por las brasas. Mientras camina grita
Pág. 111 Lo bajan, comienza a andar tambaleante por las brasas, y grita  mientras camina:
-¡Alá! ¡Alá”!


Entonces de la multitud, uno por uno se desprende un hombre
Pág. 111 Entonces, uno por uno se desprende un hombre de la multitud


Los aldeanos caen de rodillas, saludan con las manos juntas tocando la frente con el suelo
Pág.112 Los peregrinos caen de  rodillas, saludan con las manos juntas, tocan el suelo con la frente


Toqué a la puerta, algunas veces
Pág. 113 toqué algunas veces a la puerta


Mudança de tempos verbais

Nos  recibía  desde su altura empingorotada
Pág. 104 nos recibió desde su altura empingorotada


Se desprende un hombre que sacándose sus sandalias hace con pie desnudo
Pág. 111 se desprende un hombre de la multitud, se saca sus sandalias y hace con pie desnudo


Interminablemente salen voluntarios de la multitud
Pág. 111 Interminablemente van saliendo voluntarios


Los aldeanos caen de rodillas, saludan con las manos juntos tocando la frente con el suelo y siguen hasta el próximo velo
Pág. 112 Los peregrinos caen de rodillas, saludan con las manos juntas,  tocan el suelo con la frente, y siguen marchando hasta el próximo velo.


Ir a morir sin que nadie jamás lo supiera
Pág. Iba a morir sin que nadie lo supiera


Reescrita

Llegados al Japón con Álvaro Hinojosa esperábamos algún dinero proveniente de Chile y que ya debía hallarse en el Consulado.
Pág. 103 Llegamos al Japón. El dinero que esperábamos, proveniente de Chile, debía hallarse ya en el consulado


Estos náufragos fueron cubiertos de cobertores y provisiones. El vaso fue nuestro protector. ¡Generoso muchacho!
Pág. 104 Los náufragos fueron abastecidos de cobertores y provisiones, y el vasco, generoso muchacho! Se convirtió en nuestro protector.


Se comía bien hace treinta en Tokio y una semana de hambre nos hacía ver dobles los manjares.
Pág. 104 Se comía por esos tiempos en Tokio, amén de las emana de hambre que sazonaba los manjares.


El inmenso gentío que se atropella y me empuja devora atónito la escena
Pág. 111 El inmenso gentío devora atónito la escena.


Que más que mirar yo desde la ventana me mira con mil ojos de espuma
Pág. 111 que más que mirarlo yo desde mi ventana me mira él con mil ojos de espuma.


Pondré estos recuerdos sin cronología, como estas olas que van y vienen.
Pág.111 recogeré esas imágenes sin cronología, tal como estas olas que van y vienen.


Algunos en mitad de la trinchera se detienen para taconear en el fuego al grito de ¡Alá! ¡Alá! Aullado con gesto horrible, mirando al cielo. Ninguno se quema. Algunos pasan con sus niños en los brazos. Todos llegan al final del camino encendido.
Pág. 111-112 Algunos se detienen en mitad de la trinchera para talonear en el fuego al grito de “Allá ¡ Alá” aullando con horribles gestos, torciendo la mirada al cielo. |Otros pasan con sus niños en los brazos. Ninguno se quema; o  tal
vez se queman y uno no lo sabe.


Pero antes, los sacerdotes los han hecho converger a un patrio y allí, mientras ruedan las monedas, decapitan cabros de un solo hachazo.
Pág. 112 Los sacerdotes los hacen converger a un patio donde decapitan cabros de un solo hachazo y cobran nuevos tributos.


De las orejas de la imagen, de su cuello, bajan collares de cráneos y emblemas de muerte.
Pág. 112 De sus orejas, de su cuello, cuelgan collares de cráneos y emblemas de la muerte.


Ante mi asombro cada vez él vino a abrirme.
Pág. 113 Ante mi asombro, era él quien vino cada vez a abrirme.


Allí mismo, una pantera negra recién cazada
Pág113 Y un poco más allá se paseaba en su jaula una pantera negra, aún olorosa a la selva de donde vino.


Íbamos una noche en un autobús que saliendo de Penang cruzaba la selva y las aldeas de Indochina, para llegar a Saigón. Era un viaje nocturno. Allí nadie me entendía y yo no entendía a nadie. Fatigados, a través de la selva virgen en el interminable camino, fueron descendiendo los viajeros, campesinos de extrañas vestiduras, de taciturno dignidad y ojos oblicuos.
Pág. 115 El autobús salía de Penang y debía cruzar la selva y las aldeas de Indochina para llegar a Saigón. Nadie entendía mi idioma ni yo entendía el de nadie. Nos parábamos en recodos de la selva virgen a lo largo del interminable camino, y descendían los viajeros, campesinos de extrañas vestiduras, taciturno dignidad y ojos oblicuos.


Ya pasada la medianoche, quedaron sólo tres o cuatro, mientras el imperturbable carromato chirriaba y amenazaba desintegrarse bajo la noche caliente.
Pág. 115 Ya quedaban sólo tres o cuatro dentro del imperturbable carromato que chirriaba y amenazaba desintegrarse bajo la noche caliente.


el imperturbable carromato chirriaba y amenazaba desintegrarse bajo la noche caliente. De repente , me sentí preso de pánico,
Pág. 115 del imperturbable carromato que chirriaba y amenazaba desintegrarse bajo la noche caliente.
            De repente me sentí presa de pánico.


Me pareció que se cambiaban miradas de inteligencia dirigiéndose hacia mí.
Pág. 115 Se cambiaban miradas de inteligencia y me observaban de soslayo


No me llevarían a ser sacrificado bajo aquellos árboles desconocidos que arrojaban su sombra oscura ocultando el cielo.
Pág. 115 No permitiría que me llevaran a ser sacrificado bajos aquellos árboles ignotos cuya sombra oscura ocultaba el cielo.


Que, después de todo, era lo único humano de aquel minuto terrible.
Pág. 115 que eran lo único familiar dentro de aquel minuto terrible.


Miré alrededor para enfrentar a los verdugos y hallé que el autobús estaba vacío.
Pág. 115 Miré a mi alrededor, decidido a enfrentar la saña de mis verdugos, y advertí que también ellos habían desaparecido.


Al día siguiente, día de esplendor. Estamos en el Congreso de la India.
Pág.116 Hoy es un día de esplendor. Estamos en el Congreso de la Índia


Conozco a Gandhi, al Pandit Motilal Nehru, patriarca también del movimiento del Congreso, a su hijo, el elegante joven Jawahrlal, recién llegado de Inglaterra.
Pág. 116 Conozco personalmente a Gandhi. Y al Pandit Motilal Nehru, también patriarca del movimiento. Ya su hijo, el elegante joven Jawahrlal, recién llegado de Inglaterra.


Gandhi: con cara fina de inteligentísimo zorro, hombre práctico, político parecido a nuestros viejos criollos, maestro de comités, sabio de tácticas, infatigable. Mientras la multitud en corriente interminable toca el borde de su túnica blanca, en signo de respeto adorativo, gritando “!Gandhiji! ¡Gandhiji!” él saluda someramente y sin sacarse sus gafas, sonríe. Recibe y lee mensajes, contesta telegramas. Todo sin esfuerzo. Es un santo que no se gasta. Nehru: un inteligente académico de su Revolución.
Pág. 116-117 Gandhi: con cara fina de sagacísimo zorro; un  hombre práctico; un político parecido a nuestros viejos dirigentes  criollos; maestro en comités, sabio en tácticas, infatigable. En tanto la multitud es una corriente interminable que toca adorativamente el borde de su túnica blanca y grita “!Gandhiji! ¡Gandhiji!” él saluda someramente y sonríe sin quitase las gafas. Recibe y lee mensajes; contesta telegramas; todo sin esfuerzo; es un santo que no se gasta. Nehru: un inteligente académico de su Revolución.


Treinta años después, allí en la Índia, uno de sus compañeros, un hindú que comandaba tropas dentro del fuerte de Singapore, sitiado por los japoneses, me  contó como cayó Singapore.- Teníamos nuestras armas dirigidas hacia los japoneses .De pronto, me pregunté:´- ¿y por qué? Hice girar a mis soldados y los dirigimos en contra de las tropas inglesas.
Pág.117 Muchos años después, aquí en la Índia, uno de  sus compañeros me cuenta cómo cayó el fuerte de Singapur:

- Teníamos nuestras armas dirigidas hacia los japoneses sitiadores. De pronto nos preguntamos…y por qué? Hicimos dar vuelta a nuestros soldados y las apuntamos en contra las tropas inglesas.

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