Por Pedro Pablo Guerrero
Esta semana se publica el epistolario que reúne las cartas
intercambiadas entre el poeta y el historiador chileno radicado en Australia:
61 misivas inéditas, que revelan la anglofilia cultural de Neruda y las arduas
gestiones para conseguir su entrada en Inglaterra.
Lleva tanto tiempo fuera de
Chile - vive desde 1972 en Australia - que algunos lo dan por muerto, admite
Claudio Véliz con un sentido del humor tan firme como su postura erguida y su
rapidez mental, que no delatan sus viajados 80 años. Muerto, pero de risa, se
acuerda de la vez en que tuvo que aclararle a una persona que él no era hijo
del fundador del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de
Chile, sino el propio Véliz: doctor en historia económica en la London School
of Economics and Political Science, Universidad de Londres; investigador en The
Royal Institute of International Affairs (1962-1966), y ex catedrático de la
Universidad de Boston y de la Universidad de La Trobe, en Melbourne, Australia.
De paso en Chile
por estos días, luego de participar en el encuentro regional de la Mont Pelerin
Society realizado en Buenos Aires -junto a Mario Vargas Llosa, Jorge Edwards,
Sebastián Edwards y otros invitados-, Véliz se alegra de que su enésima visita
a Chile coincida esta vez con la publicación de su ensayo "Los dos mundos
del Nuevo Mundo" (Tajamar) y del epistolario "Pablo Neruda-Claudio
Véliz. Correspondencia en el camino al Premio Nobel, 1963-1970",
editado por el
diplomático e investigador nerudiano Abraham Quezada, bajo el sello editorial
del Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, de la Dibam.
Bibliofilia
y anglofilia
Véliz
y Neruda se conocieron durante la carrera presidencial de 1958. El poeta hacía
campaña por Allende y Véliz era amigo personal del candidato. "Nunca he
sido miembro de partidos políticos, con Allende éramos amigos de familia",
aclara Véliz.
El
historiador y el poeta "engancharon" de inmediato a partir de la
bibliofilia común y el gusto por la literatura inglesa, adquirido, en el caso
de Neruda, durante su estadía en el sudeste de Asia. Esta afinidad electiva
derivó en amistad al descubrir que sus casas de veraneo estaban muy cerca:
Neruda en Isla Negra y Véliz en El Quisco. Se sucedieron visitas, fiestas y
conversaciones interminables junto al enjambre de amigos del poeta. Pero la
relación debió proseguir forzosamente a través de cartas cuando Véliz regresó a
Inglaterra junto a su pareja de entonces. Por diez años, mantuvieron un
permanente intercambio epistolar: saludos, añoranzas, uno que otro comentario
político y, sobre todo, encargos de libros raros y antigüedades que fascinaban,
como si fueran juguetes, al Neruda coleccionista.
"Yo
tenía, y tengo, tal admiración, respeto y afecto por Pablo, que cada pedido de
él, lejos de abrumarme, era una invitación honorífica. Era un gran privilegio para
mí poder ayudar en cualquier cosa a Pablo, uno de los grandes intelectos de
este país", dice Véliz.
Desde esta relación
cimentada en la anglofilia cultural se gestó uno de los pasos fundamentales de
Neruda en su carrera al Premio Nobel. Gracias a sus contactos en el mundo
académico inglés (Robert Pring-Mill, Raymond Carr) y amistades influyentes
(Douglas Cochrane), Claudio Véliz allanó las dificultades para que el poeta
chileno pudiera entrar a Inglaterra, venciendo las reticencias del Foreign Office,
y así recibir un doctorado honoris causa en la Universidad de Oxford.
Distinguido
en 1965, junto a la poeta rusa Ana Ajmátova y al ex Primer Ministro inglés
Harold Macmillan, Pablo Neruda fue el primer escritor hispanoamericano en
obtener el reconocimiento que, en 1971, le sería otorgado a Jorge Luis Borges.
Cartas salvadas
del incendio
No fue fácil
rastrear la correspondencia entre Neruda y Véliz. Una parte se perdió durante
la toma del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile,
en 1972. Otra, en el incendio que azotó el sur de Australia en 1983. Pero
finalmente el especialista nerudiano Abraham Quezada dio con 61 cartas, rigurosamente
inéditas: 43 de ellas enviadas por el poeta, entre los años 1963 y 1970 (aunque
Véliz recuerda que, en Australia, recibió misivas de Neruda hasta 1973).
El valor de los
textos está fuera de duda. Según conjetura Véliz, "podrían considerarse incompletas
todas las biografías de Pablo Neruda aparecidas con anterioridad a la
publicación de los epistolarios que con ejemplar acuciosidad, erudición y
respeto prepara Abraham Quezada". Se refiere tanto al nuevo epistolario
como a la "Correspondencia entre Pablo Neruda y Jorge Edwards. Cartas que
romperemos de inmediato y recordaremos siempre", publicado en Alfaguara el
año 2007.
Precisamente,
mientras estudiaba en Nueva York las misivas intercambiadas entre el poeta y el
novelista, Quezada dio con la hebra que lo llevaría hasta el archivo de cartas
conservadas por Véliz: su nombre aparecía una y otra vez, a pesar de que no se
mencionaba ni en las memorias del poeta ("Confieso que he vivido") ni
en sus "Obras completas".
El nuevo
epistolario no sólo contribuye a hacer justicia a Véliz, también ilumina, desde
un nuevo ángulo, la figura del poeta.
"Una de las
tesis que articula mis investigaciones nerudianas es que la forma más pura de
autobiografía es la correspondencia personal -afirma Quezada-. Allí el autor
vuelca el tesoro de su intimidad y, en el caso de Neruda, éste 'derrama su
amistad como sus versos'. Por otra parte, un autor es la totalidad de su
lenguaje, de ahí que este género menor adquiere trascendencia y relevancia, y
resulta esencial para explicar el canon mayor y al verdadero Neruda".
Quezada y Véliz: sus próximos libros
"Me resisto a
pensar que existen cartas extraviadas, más bien hay cartas no
encontradas", cree Abraham Quezada. Fiel a este principio, el investigador
nerudiano trabaja en un nuevo epistolario, "sustantivo y decidor",
acerca de las vivencias del poeta, desde fines de los años 50, hasta su muerte.
Quezada tiene correspondencia inédita del autor con Nancy Cunard, Victoria
Ocampo y Miguel Ángel Asturias, entre otras figuras. Incluso posee algunas
misivas dirigidas a Gonzalo Rojas. Según advierte, ellas "dan cuenta de
una relación fraternal, que para nada reflejan los problemas que algunos han
pretendido ver en esa amistad".
Ha terminado,
además, un epistolario inédito, en inglés, de Neruda con su editor británico,
Tom Maschler. "The Worse Correspondent on Earth" es su título
tentativo.
Muy satisfecho con
la reciente traducción al español de su clásico ensayo "The New World of
the Gothic Fox" (1994), realizada por Óscar Luis Molina (con el nuevo
título "Los dos mundos del Nuevo Mundo"), el historiador Claudio
Véliz ahora trabaja en su próximo libro: "The Optional Descent of the
English-Speaking Peoples". En él plantea el dilema entre la pesimista
visión de Spengler respecto de la declinación de Occidente y el legado de Burke
de una "herencia liberal" con libertades, instituciones y
responsabilidades que deben ser cuidadas y transmitidas por las nuevas
generaciones.
"Es una visión
políticamente incorrecta, porque va a contrapelo de lo que se piensa hoy. Pero
qué se le va a hacer, yo padezco de optimismo", dice Véliz.
Arquivo Adriana
- El Mercurio, Santiago, 8 mayo 2008
Desde
fines de los años 40, Neruda tenía vedado el ingreso a Gran Bretaña por su
militancia comunista. En su carta, Véliz atribuye esta prohibición del Foreign
Office a la influencia de Estados Unidos.
Londres, 21 de enero de 1964
Queridos y
gloriosos amigos Pablo y Matilde, Salve!
Heme aquí,
acompañado de Douglas Cochrane, quien ha sido portador de gratas nuevas para
Pablo. Éstas paso a describir aquí mismo y enseguida. Ocurre que Douglas, que
es dueño de estas islas, bajo la generosa protección de Su Majestad, patrona
y protectora de los desvalidos, pares del Reino, liberales y socialistas
perdidos, ha averiguado de cuasi-reales labios que las siniestras, obscuras,
inenarrables y vergonzosas objeciones que por influencia de malevas [sic]
naciones lejanas y angloparlantes, habían impedido la llegada a estas
británicas islas de Pablo y Matilde en gloria y majestad, han desaparecido.
Vale.
Otrosí. Siendo
absoluta y oficialmente cierto que estas tenebrosas objeciones,
-brillantemente descritas por el único poeta en su poema sobre la nebulosa de
Albión- han desaparecido, conviene ahora obtener de alguna erudita persona e
(o) institución que emita formal invitación a Pablo y Matilde para que
visiten estas islas, ofrezcan conferencias, estrechen a poetas, escritores,
payadores, músicos (The Beatles), coleccionistas de cuernos ingleses,
franceses, escoceses y galeses, anticuarios temibles, bibliófilos llenos de
rarísimas ideas, por la mano; ayuden a buscar y encuentren tambores altos y
apropiados; miren el ancho mar gris, frío y lejano perderse en las brumas de
la costa de Gales; escuchar el graznido de las gaviotas cuando la marea entra
por el Támesis, etc., etc.(...)
!Hasta pronto!
Un abrazo enorme
de vuestros amigos lejanos y leales.
|
Claudio + Paula
Isla Negra, 27 de febrero de 1964
En esta carta, el
poeta alude a sus actividades en favor de la candidatura presidencial (1964) de
Salvador Allende -de cuyo triunfo estaba convencido- y a un valioso ejemplar
del libro de memorias "Travels" (Boston, 1817), del lobero
norteamericano Amasa Delano, rematado en Sotheby's a petición de Neruda. El
tambor es otro encargo para Véliz. "El muchas veces noble descendiente de
nuestro prócer" es el escocés Douglas Cochrane (1928-2007), descendiente
directo de Lord Thomas Cochrane. Jugó un rol fundamental para conseguirle una
visa de ingreso a Neruda.
Querido Claudius - Casius - Véliz:
Tus noticias llegaron mientras yo cerca de
la Antártica allendeaba por la Tierra del Fuego, Aysén, Patagonia, Chiloé.
Así es que tus opíparas noticias cayeron en el vacío de la playa veraneante.
Así es que desde entonces no hago más que sobar y resobar el libro del
Capitán Amasa Delano, que ha colmado completamente las expectativas. En
cuanto al tambor, soy partidario de que se adquiera. Dime cuánto quedaría por
pagar. Yo tengo que recibir un dinero en Italia y de allí te haría mandar ese
saldo.
Me dejo para el final lo más importante, que
es el notición que me das de que se me abren las puertas de Albión. Agradezco
a ti y al muchas veces noble descendiente de nuestro prócer la buena voluntad
y la justicia que hay en esta decisión.
Sólo podré viajar a Europa después del
triunfo; es decir, a comienzos del año próximo. Llegaría a Londres allá por
mediados de año. ¿Qué será de ustedes, entonces? ¿No viajarán antes a Chile?
La victoria la dan por segura hasta nuestros
enemigos. A veces pasamos por la costa llena de sombrillas, desde donde se
divisa la elevada mansión de los Véliz. A veces está habitada por los
Valenzuela, otras por Queque Sanhueza y su sobrino Simón. Pero ellos no
logran apagar el brillo y el recuerdo de los vagabundísimos Véliz.
Muchos abrazos, y espero tener pronto
noticias de ustedes.
Pablo
|
Arquivo Adriana
- El Mercurio, Santiago, 08 mayo 2011