Divisão dos Arquivos

O Blog Pablo Neruda Brasil está apresentado em quatro seções obedecendo à data de publicação da matéria:

Arquivo Cecilia Zokner

Os breves textos sobre a poesia de Pablo Neruda foram publicados sob a rubrica Literatura do Continente no jornal O Estado do Paraná, Curitiba e fazem parte, juntamente com outros textos versando sobre Literatura Latino-americana, do Blog http:\\www.literaturadocontinente.blogspot.com.br. Os demais, em outras publicações.

Arquivo Adriana

Chilena de Concepción, amiga desde 1964, quando convivemos em Bordeaux, ao longo dos anos me enviou livros e recortes de jornal sobre Pablo Neruda. Talvez tais recortes sejam hoje, apenas curiosos. Talvez esclareçam algo sobre o Poeta ou abram caminhos para estudos sobre a sua obra o que poderá, eventualmente, se constituir uma razão para divulgá-los.

Arquivo Delson Biondo

Doutor em Literatura na Universidade Federal do Paraná. No ano do centenário de nascimento de Pablo Neruda, convidei Delson Biondo, meu ex-aluno do curso de Letras para trabalharmos sobre “Las vidas del Poeta, as memórias de Pablo Neruda”, constituídas de dez capítulos, publicados, em espanhol, na revista O Cruzeiro Internacional, no ano de 1962. Iniciamos o nosso trabalho com a sua tradução, visando divulgar, no Brasil, esse texto do Poeta que somente anos mais tarde iria fazer parte de seu livro de memórias Confieso que he vivido. Todavia, várias razões impediram que a tradução fosse publicada no Brasil, mas continuamos a trabalhar sobre “Las vidas de Poeta” no que se referia aos aspectos formais comparativamente a esses mesmos textos que passaram a fazer parte de Confieso que he vivido. Além desse estudo comparativo, pretendíamos nos aproximar, minuciosamente de cada um dos capítulos de “Las vidas del Poeta”. A comparação foi realizada e o estudo do primeiro capítulo concluído. Estávamos já, terminando a redação do estudo do segundo capítulo quando Delson Biondo veio a falecer em maio de 2014. Assim, as notas comparativas dos textos nerudianos e o estudo do segundo capítulo de “Las vidas del Poeta” não foram concluídos. Penso que a eles nada devo acrescentar.

Arquivo Aberto

Arquivo Aberto à recepção de trabalhos escritos em português ou espanhol que tratem da obra de Pablo Neruda, obedeçam às normas da ABNT e sejam acompanhados de um breve curriculum do autor. Os trabalhos poderão ser enviados para publicação neste Blog pelo e-mail pablonerudabrasil@gmail.com.

3 de junho de 2016

Las vidas del Poeta. Memorias y recuerdos de Pablo Neruda. Los caminos del mundo Capítulo tercero

Arquivo Delson Biondo

         Un premio literario estudiantil, cierta popularidad de mis nuevos libros y mi capa famosa, me habían dado cierta respetabilidad o aureola, más allá de los círculos estéticos. Pero en los años 20, la vida cultural de mi país y supongo que las demás del Continente, dependía exclusivamente de Europa, sin respiración propia. En cada una de nuestras Repúblicas había una “elite” cosmopolita y los escritores de la oligarquía vivían en Paris. Nuestro poeta Vicente Huidobro no sólo escribía en francés, sino que alteró su nombre y en vez de Vicente se transformó en Vincent. La pintura seguía y sigue supeditada a lo que se pinta en Paris y todo un Continente - con titánicas excepciones - espera el vuelo de una mosca estética en Paris para cambiar la dirección de su propio vuelo. Desde entonces hasta ahora, en literatura, ha cambiado este panorama colonial.
            Lo cierto es que apenas tuve un rudimento de fama juvenil, todo el mundo me preguntaba en la calle: Pero ¿qué hace usted aquí? Usted debe irse a Paris.
            Yo no comprendía bien por qué un poeta semiaraucano como yo, provinciano y selvático, tenía que trasladarme a Paris de Francia para escribir, cuando allí hablaban otro idioma y vivían de otra manera. Pero lo cierto fue que ante la insistencia colectiva me sentí obligado a pensar en preparar un viaje que, sin recursos de ninguna parte, resultaba más difícil entonces de realizar que ahora el viaje de un astronauta.
            Un amigo me recomendó al Jefe de una repartición en el Ministerio de Relaciones. Fui recibido de inmediato. Ya conocía mis versos.
Conozco también sus aspiraciones. Siéntese en este sillón confortable. Desde aquí tiene una buena vista hacia la Plaza, más bien hacia la feria de la plaza Mire usted esos automóviles…Todo es vanidad. Feliz de usted que es un joven poeta. ¿Ve usted ese palacio? Era el de mi familia... y usted aquí me tiene en este cuchitril, envuelto en burocracia… Lo único que vale es el espíritu. ¿Le gusta a usted Tchaikovsky?
Después de una hora de esta conversación artística, al darme la para despedirme, me dijo de pasada que no me preocupara del asunto, que él era el Director del servicio Consular y que podía yo considerarme designado para un puesto en el exterior.
            Lo cierto es que durante dos años acudí periódicamente al gabinete del atento Jefe diplomático, que cada vez era más obsequioso. Apenas me veía llamaba con displicencia a uno de sus secretarios y enarcando las cejas le decía: - No estoy para nadie. Déjeme olvidar la prosa cotidiana. Lo único espiritual en este Ministerio es la visita del poeta. Ojalá nunca nos abandone.
Estoy seguro de que hablaba con sinceridad, pues acto seguido y sin tregua, me conversaba de perros de raza: “Quién no ama a los perros no ama a los niños”. Seguía con la novela inglesa, luego con antropología y espiritismo, para detenerse en heráldica y genealogía. Otra vez al despedirme, me repetía como un secreto temible entre los dos que mi puesto en el extranjero estaba asegurado. Aunque yo carecía de dinero para comer esa noche, salía a la calle respirando como un Ministro Consejero.
            Este contacto con las esferas ejecutivas y con la alta espiritualidad me hacía sentirme con un pie en el estribo, y cuando mis amigos me preguntaban qué andaba haciendo, yo me daba importancia y respondía: “Preparo mi viaje a Europa”.
            Esto duró hasta que me encontré con mi amigo Bianchi. Esta familia Bianchi, de Chile, es un noble clan. Pintores y músicos populares, juristas y escritores, exploradores y andinistas, dan un tono de inquietud y rápido entendimiento a todos los Bianchi. Mi amigo que había sido Embajador y conocía los secretos ministeriales me preguntó: - No sale aún tu nombramiento? - Lo tendré de un momento a otro, según me lo asegura un alto protector de las artes que se desempeña en el Ministerio, le contesté.
Se sonrió y me dijo: - Vamos a ver el Ministro.


Me tomó de un brazo, subimos las escalinatas de mármol. A nuestro paso se apartaban presurosamente ordenanzas y empleados, y sin detenernos entramos al gabinete del Ministro. Yo estaba tan sorprendido, que no podía hablar. Por primera vez veía a un Ministro de Relaciones Exteriores. Este era muy bajito de estatura y para ser más importante, al escuchar las primeras palabras de mi amigo, de un salto se sentó en el pupitre. Mi amigo le representó mis impetuosos deseos de salir de Chile. Sin hablar, el Ministro tocó uno de sus muchos timbres y pronto apreció, para mayor confusión de mi parte, mi protector espiritual. Apenas se inclinó ante el Ministro, éste le dijo:
-       ¿Qué puestos están vacantes en el servicio?
Mi protector, que allí no podía hablar de Tchaikovsky, dio los nombres de varias ciudades diseminadas por el mundo, de las cuales yo sólo alcancé a escuchar un nombre que nunca había oído ni leído antes: Rangoon. El Ministro me dijo: - ¿quiere ir, Pablo? – A Rangoon, respondí sin vacilar. – Nómbrelo, ordenó el Ministro. Mi protector corrió y volvió con el decreto.
            Había un gran globo terráqueo en el salón ministerial y con mi amigo Bianchi buscamos la remota ciudad de Rangoón. El viejo mapa tenía una profunda abolladura en una región de Asia y allí descubrimos a Rangoon. Pero, cuando encontré a mis amigos, horas más tarde para celebrar mi nombramiento, olvidé por completo el nombre de la ciudad y sólo pude explicarles con mucho júbilo que me habían nombrado Cónsul en el fabuloso Oriente y que el lugar a que iba destinado se hallaba en un agujero del mapa.
Un día de junio de 1927 partimos con Alvaro Hijinosa hacia las remotas regiones. En Buenos Aires cambiamos mi pasaje de Primera por dos de Tercera y zarpamos en el “Baden”. Este era un barco alemán que se decía de Clase Única, pero ésta debe haber sido la Quinta. Los turnos se dividían en dos, uno para servir rápidamente a los inmigrantes portugueses y gallegos que trabajaban en el verano en la costa de Argentina y Brasil, y otro para los demás pasajeros surtidos, en especial los alemanes que volvían de las minas o de las fábricas de América Latina. Mi compañero Álvaro hizo una clasificación inmediata de las pasajeras. Era un activo tenorio. Las dividió en dos grupos. Las que atacan al hombre y las que obedecen al látigo. Estas fórmulas no siempre se cumplían. Tenía toda clase de trucos para apoderar-se del amor de las señoras. Cuando asomaba en el puente un par de pasajeras interesantes, me tomaba rápidamente una mano y fingía leerme las líneas, con ademanes misteriosos. A la segunda vuelta las paseantes se detenían y le suplicaban que les leyera el destino. En el acto les tomaba las manos acariciándolas excesivamente y siempre el porvenir que les leía les reservaba una visita a nuestro camarote.
Por mi parte, el viaje de pronto se transformó y dejé de ver a los pasajeros que protestaban ruidosamente por el eterno menú de “kartoffee”, dejé de ver el mundo y el monótono Atlántico para sólo contemplar los ojos oscuros y anchos de una joven brasileña, infinitamente graciosa, que subió al barco en Rio de Janeiro, con sus padres y sus dos hermanos. Aquellos ojos oscuros, que sólo al pasar se enredaron con los míos, duraron mucho tiempo en el recuerdo.


Aquella Lisboa alegre de aquellos años con pescadores en las calles y sin Salazar en el trono, me llenó de asombro. En el pequeño hotel la comida era deliciosa. Grandes bandejas de frutas coronaban la mesa. Las casas multicolores, los viejos palacios con arcos en la puerta, las monstruosas catedrales como cascarones, de las que Dios se hubiera ido a vivir a otra parte, las casas de juego dentro de antiguos palacios, la multitud infantilmente curiosa en las calles, la duquesa de Braganza perdida la razón, andando hierática por una calle de piedras, seguida por cien chicos vagabundos y atónitos, ésa fue mi entrada en Europa.


Y luego Madrid con sus cafés llenos de gente, el bonachón Primo de Rivera dando la primera lección de tiranía aun país que iba a recibir después la lección completa, los primeros poemas de “Residencia en la tierra” que los españoles tardarían en comprender, hasta que llegó más tarde la generación brillante de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego. Y España fue para mí también el interminable tren y el vagón de tercera más duro del mundo que nos dejó en Paris.


Desaparecíamos entre la multitud, entre argentinos, brasileños, chilenos. Aún no aparecían los venezolanos sepultados en el reino de Gomez. Y más allá los primeros hindúes con sus trajes talares, y mi vecina de mesa que tomaba con melancólica lentitud un café creme con una culebrita enrollada al cuello.  Nuestra colonia sudamericana bebía y bailaba tangos, esperando cualquier oportunidad para levantar algún colosal desorden, pegándose con medio mundo.


Tampoco olvidaré el tren que nos llevó a Marsella, cargado como una cesta de frutas exóticas, de gente abigarrada, campesina y marineros, acordeones y canciones que se coreaban en todo el coche. Íbamos al Mar Mediterráneo, hacia las puertas de la luz…Era en 1927. ¿Por qué los trenes ya no llevan pasajeros alegres? Me fascinó Marsella con su romanticismo comercial y el Vieux Port alado de velámenes e hirviente con su propia tenebrosa turbulencia. Pero el barco de la Messageries Maritimes,en el cual tomamos pasaje hasta Singapur, era un pedazo de Francia en el mar, con su “petite bourgeoisie” que emigraba a ocupar puestos en las lejanas Colonias. Durante el viaje, al ver los de la tripulación nuestras máquinas de escribir y nuestros papeles de escritores, nos pidieron que les escribiéramos a máquina sus cartas de amor. Recogíamos al dictado increíbles cartas de amor de la marinería, para sus novias de Marsella, de Burdeos, del campo. En el fondo no les interesaba el contenido, sino que fueran hechas a máquina. Pero cuanto ellas decían era como poemas de Tristán de Corbière, mensajes todos rudos y tierno. El Mediterráneo se fue abriendo con sus puertos, sus alfombras, sus traficantes, sus mercados. En el Mar Rojo el puerto de Djibuti me impresionó. La arena calcinada surcada tantas veces por el ir y venir de Arthur Rimbaud, aquellas negras estatuarias con sus cestas de futa, aquellas chozas miserables de la población primitiva, y un aire destartalado en los cafés con luz vertical y fantasmagórica…Allí se tomaba té con limón.


Singapur. Nos creíamos al lado de Rangoon. ¡Amarga desilusión! Lo que en el mapa era la distancia de algunos milímetros se convirtió en pavoroso abismo. Varios días de barco nos esperaban y, además, el único que hacía la travesía había partido a Rangoon el día anterior. No había para pagar el hotel ni los pasajes. Nuestro fondos nos esperaban en Rangoon.
            ¡Ah!, pero por algo existía el Cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega.
El señor Mansilla acudió presuroso. Poco a poco su sonrisa se fue debilitando y en el mismo sitio que ella ocupaba se quedó colgado un rictus de irritación: “No puedo ayudarles en nada. ¡Acudan al Ministerio!” Le representé que como colega debía ayudarme en una dificultad inesperada, que mi dinero estaba en Rangoon, muy cerca de allí, que una equivocación geográfica nos ponía en situación imposible. El hombre tenía cara de carcelero implacable. Tomó su sombrero y corría hacia la puerta cuando se me ocurrió una idea salvadora: - Señor Mansilla, le dije, voy a verme obligado a dar algunas conferencias sobre nuestra patria con entrada pagada para obtener el dinero del pasaje. Le ruego conseguirme un local y el permiso necesario. El hombre se puso pálido: - ¿Conferencias en Singapur? No lo permito. Esta es mi jurisdicción y nadie más que yo puede hablar aquí de Chile. – Cálmese, señor Mansilla, le respondí. Mientras más personas hablemos de la patria lejana, tanto mejor. ¡No veo por qué se irrita usted! Transamos en aquella extravagante negociación que se convirtió en patriótico chantage. Tembloroso de furia nos hizo firmar diez recibos y nos alargó el dinero. Al contarlo, vimos que los recibos eran por mayor cantidad. Atónitos lo miramos. – Son los intereses, nos dijo. Diez días después le enviaba yo el cheque desde Rangoon. Pero no le mandé los intereses.


Años más tarde llegué a hacerme cargo de ese Consulado, por orden del Gobierno de Chile. Pude constatar que el Cónsul había cobrado mi cheque y otro más grande con los intereses, pero de los fondos del Estado. No para allí todo. Este hombre había descubierto una fórmula estupenda. El Consulado no existía. Había allí un viejo holandés que recibía los derechos consulares y se los remitía a Paris. El, desde Paris, y durante años, rendía sus cuentas y sus informes fechándolos en Singapur. ¡Qué hombre tan listo para darse la buena vida en Paris! ¿Qué será de él?
Después que pude continuar mi viaje gracias a mis amenazas de conferencias, desde la cubierta del barco que llegaba a Rangoon, vi asomar gigantesco el embudo de oro de la Gran Pagoda Swe Dagon. Multitud de trajes extraños, de colorido violento, se agolpaban en el muelle. Un río ancho y sucio desembocaba allí en el de Martabán. Este río tiene el nombre de río más bello entre todos los ríos del mundo: Irrawadhy.
Junto a ese río comenzaba mi nueva vida.



Estudo comparativo

A primeira transcrição se refere ao texto Las vidas del Poeta, Memorias y recuerdos de Pablo Neruda, publicado pela revista O Cruzeiro Internacional em 1962, reproduzido aqui e com a indicação em negrito do que foi mudado em Confieso que he vivido (Barcelona, Seix Barral, 1974). A segunda transcrição é antecedida da menção da página em que ocorreu a mudança em Confieso que he vivido.

Mudança de pontuação

Mi amigo, que había sido Embajador y conocía los secretos ministeriales, me - preguntó:- ¿No sale aún tu nombramiento?- Lo tendré de un momento a otro, según me lo asegura un alto protector de las artes que se desempeña en Ministerio, le contesté.
Se sonrió y me dijo: - Vamos a ver al Ministro
Pág. 94 Mi amigo, que había sido embajador y conocía los secretos ministeriales, me preguntó
- No sale aún tu nombramiento?
- Lo tendré de un momento a otro, según me lo asegura un alto protector de las artes que trabaja en el ministerio.
Se sonrió y me dijo:
-Vamos a ver al ministro.


Y luego Madrid con sus cafés llenos de gente, el bonachón Primo de Rivera dando la primera lección de tiranía a un país que iba a recibir después la lección completa, los primeros poemas de “Residencia en la tierra” que los españoles tardarían en comprender, hasta que llegó más tarde la generación brillante de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.
Pág. 96 Y luego Madrid con sus cafés llenos de gente; el bonachón Primo de Rivera dando la primera lección de Dictadura a un país que iba a recibir después la lección completa. Mis poemas iniciales de Residencia en la Tierra que los españoles tardarían en comprender; sólo llegarían a comprenderlos más tarde, cuando surgió la generación de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.


“No puedo ayudarles en nada! Acudan al Ministerio! ”
Pág. 105 – No puedo ayudarles en nada. Acudan al Ministerio!


¡Ah!, pero por algo existía el Cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega
Pág.105 Ah! Pero por algo existe el Cónsul de Chile en Singapur, mi colega.


Que él era el Director del servicio Consular y que podía yo considerarme designado para un puesto en el exterior.
Pág. 93 que él era el director del servicio consular.
-Puede considerarse usted desde ya designado para un puesto en el exterior.


Los turnos se dividían en dos, uno para servir rápidamente a los inmigrantes portugueses y gallegos
Pág. 95 Los turnos se dividían en dos: uno para servir rápidamente a los inmigrantes portugueses y gallegos;


eterno menú de “Kartoffee”, dejé de ver el mundo y el monótono Atlántico
Pág.96 eterno menú de “Kartoffel”; dejé de ver el mundo y el monótono Atlántico


Las casas multicolores, los viejos palacios con arcos en las puertas, las monstruosas catedrales como cascarones, de las que Dios se hubiera ido hace siglos a vivir a otra parte, las casas de juego dentro de antiguos palacios, la multitud infantilmente curiosa en las calles, la duquesa de Braganza, perdida la razón, andando hierática por una calle de piedras, seguida de cien chicos vagabundos y atónitos, ésa fue mi entrada en Europa.
Pág. 96 Las casas multicolores; los viejos palacios con arcos en la puerta; las monstruosas catedrales como cascarones, de las que Dios se hubiera ido hace siglos a vivir a otra parte; las casas de juego dentro de antiguos palacios; la multitud infantilmente curiosa en las avenidas; la duquesa de Braganza, perdida la razón, andando hierática por una calle de piedras, seguida por cien chicos vagabundos y atónitos; ésa fue mi entrada en Europa.


más allá los primeros hindúes con sus trajes talares, y mi vecina de mesa
Pág.96 Y más allá los primeros hindúes con sus trajes talares. Y mi vecina de mesa


La arena calcinada calcinada surcada tantas veces por el ir y venir de Arthur Rimbaud, aquellas negras estatuarias con sus cestas de frutas, aquellas chozas miserables de la población primitiva, y un aire destartalado en los cafés con luz vertical y fantasmagórica…
Pág.105 La arena calcinada, surcada tantas veces por el ir y venir de Arthur Rimbaud; aquellas negras estatuarias con sus cestas de futa; aquellas chozas miserables de la población primitiva; y un aire destartalado en los cafés aclarados por una luz vertical y fantasmagórica…


¡Amarga desilusión!
Pág. 105 Amarga desilusión!


Mire usted esos automóviles…Todo es vanidad. Feliz de usted que es un joven poeta. ¿Ve usted ese palacio? Era el de mi familia…y usted me tiene en este cuchitril, envuelto en burocracia… Lo único que vale es el espíritu.
Pág. 93 Mire usted esos automóviles. Todo es vanidad. Feliz de usted que es un joven poeta. Ve usted ese palacio? Era de mi familia. Y usted me tiene ahora aquí, en este cuchitril, envuelto en burocracia.


Acréscimo de parágrafo

todo el mundo me preguntaba en la calle:- Pero ¿qué hace usted aquí? Usted debe irse a Paris.
Pág. 93 todo el mundo me preguntaba en la calle:
-Pero, qué hace usted aquí? Usted debe irse a Paris.


Apenas me veía llamaba con displicencia a uno de sus secretarios y enarcando las cejas le decía: - No estoy para nadie
Pág.93 Apenas me veía aparecer llamaba con displicencia a uno de sus secretarios y, enarcando las cejas, le decía:
-       No estoy para nadie.


Eliminação de parágrafo

¡Ah!, pero por algo existía el Cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega.
El señor Mansilla acudió presuroso.
Pág.105 Ah! Pero por algo existe el cónsul de Chile en Singapur, mi colega. El señor Mansilla acudió presuroso.


Eliminação de maiúsculas

Repúblicas
Pág. 92 repúblicas


Jefe
Pág. 93 jefe


Plaza
Pág. 93 plaza


Director del servicio Consular
Pág. 93 director del servicio consular


Embajador
Pág. 94 embajador


Ministro de Relaciones Exteriores
Pág. 94 ministro de Relaciones Exteriores


Ministro
Pág. 94 ministro


Ministerio
Pág. 94 ministerio


Ministro Consejero
Pág. 93 ministro consejero


Colonias
Pág.101 colonias


Cónsul
Pág.105 cónsul


Gran Pagoda Swe Dagon
Pág.106 gran pagoda Swe Dagon


Primera/Tercera/Clase Unica/Quinta
En Buenos Aires cambiamos mi pasaje de Primera por dos de Tercera y zarpamos en el “Baden”. Este era un barco alemán que se decía de Clase Unica, pero ésta debe haber sido la Quinta.
Pág. 95 primera/tercera/clase única/quinta
En Buenos Aires cambiamos mi pasaje de primera por dos de tercera y zarpamos en el Baden.Este era un barco alemán que se decía de clase única, pero esa “única” debe haber sido la quinta.


Palavras estrangeiras

“Kartofee”
Pag. 96 “Kartoffel”


Swe Dagon
Pág.106 Swei Dagon


Mudança de caracteres tipográficos

Café creme
Pág. 97 café crème


“petite bourgeoisie”
Pág. 101 petite bourgeoisie


Acréscimo de palabras

Nuestro poeta Vicente Huidobro
Pág. 92 Nuestro gran poeta Vicente Huidobro


Lo único que vale es el espíritu
Pág. 93 Cuando lo único que vale es el espíritu


y usted me tiene en este cuchitril
Pág.93 Y usted me tiene ahora aquí, en este cuchitril


Apenas me veía llamaba con displicencia
Pág.93 Apenas me veía aparecer llamaba con displicencia


y usted me tiene en este cuchitril
Pág.93 Y usted me tiene ahora aquí, en este cuchitril


Apenas me veía llamaba con displicencia
Pág.93 Apenas me veía aparecer llamaba con displicencia


pero ésta debe haber sido la Quinta
Pág. 95 pero ésa “única” debe haber sido la quinta


Nuestra colonia sudamericana bebía y bailaba tangos,
Pág.97 Nuestra colonia sudamericana bebía coñac y bailaba tangos,


y un aire destartalado en los cafés con luz vertical y fantasmagórica…
Pág.101 y un aire destartalado en los cafés aclarados por una luz vertical y fantasmagórica…


El Mediterráneo se fue abriendo con sus puertos, sus alfombras, sus traficantes, sus mercados
Pág. 101 El Mediterráneo se fue abriendo a nuestra popa con sus puertos, sus alfombras, sus traficantes, sus mercados.


el Vieux Port alado de velámenes e hirviente con su propia tenebrosa turbulencia
Pág. 101 el Vieux Port alado de velámenes hirvientes con su propia, tenebrosa turbulencia.


Allí se tomaba té con limón.
Pág. 102 Allí se tomaba té helado con limón.


Nuestros fondos nos esperaban en Rangoon.
Pág. 105 Nuestro nuevos fondos nos esperaban en Rangoon.


Tomó su sombrero y corría hacia la puerta
Pág.105 Tomó su sombrero, y ya corría hacia la puerta


Le ruego conseguirme un local y el permiso necesario.
Pág.105 Le ruego conseguirme el local, un intérprete y el permiso necesario.


Transamos en aquella extravagante negociación que se convirtió en patriótico chantaje.
Pág.106 Finalmente transamos en aquella extravagante negociación con cariz de patriótico chantaje.


Substituição de palavras

Un amigo me recomendó al Jefe de una repartición en el Ministerio de elaciones.
Pág.93 Un amigo me recomendó al jefe de un departamento en el Ministerio de Relaciones


al darme la mano para despedirme
Pág.93 al darme la mano de despedida


un alto protector de las artes que se desempeña en el Ministerio
Pág. 94 un alto protector de las artes que trabaja en el ministerio


Esta familia Bianchi
Pág.94 La familia Bianchi


subimos las escalinatas de mármol
Pág. 94 subimos las escaleras de mármol


A nuestro paso se apartaban presurosamente ordenanzas y empleados
Pág.94 A nuestro paso se apartaban apresuradamente ordenanzas y empleados


pero ésta debe haber sido la Quinta
Pág.95 pero ésa “única” debe haber sido la quinta


y fingía leerme las líneas con ademanes misteriosos
Pág.95 y fingía interpretar sus líneas con ademanes misteriosos


les reservaba una visita a nuestros camarote
Pág. 95 les pronosticaba una visita a nuestro camarote


infinitamente graciosa
Pág. 96 infinitamente brasileña


Aquella Lisboa alegre de aquellos años
Pág. 96 La Lisboa alegre de aquellos años


la multitud infantilmente curiosa en las calles
Pág.96 la multitud infantilmente curiosa en las avenidas


Y luego Madrid con sus cafés llenos de gente, el bonachón Primo de Rivera dando la primera lección de tiranía a un país que iba a recibir después la lección completa,
Pág. 96 Y luego Madrid con sus cafés llenos de gente; el bonachón Primo de Ribera dando la primera lección de dictadura a un país que iba a recibir después la lección completa.


con una culebrita enrollada al cuello
Pág.97 con su culebrita enrollada al cuello


Durante el viaje, al ver los de la tripulación nuestras máquinas de escribir y nuestro papeleo de escritores, nos pidieron que les escribiéramos a máquina sus cartas.
Pág.101 Durante el viaje, al observar los de la tripulación nuestras máquinas de escribir y nuestro papeleo de escritores, nos pidieron que les tecleáramos a máquina sus cartas.


Íbamos al Mar Mediterráneo
Pág.101 Íbamos hacia el Mar Mediterráneo.


el Vieux Port alado de velámenes e hirviente con su propia tenebrosa turbulencia.
Pág. 101 el Vieux Port alado de velámenes hirvientes con su propia tenebrosa turbulencia.


Varios días de barco nos esperaban y, además, el único que hacía la travesía había partido a Rangoon el día anterior. No había para pagar el hotel ni los pasajes.
Pág. 105 Varios días de barco nos esperaban y, para complemento, el único que hacia la travesía había partido hacia Rangoon el día anterior. No teníamos para pagar el hotel ni los pasajes.


Cuando se me ocurrió una idea salvadora
Pág.105 cuando se me ocurrió una idea maquiavélica


para obtener el dinero del pasaje
Pág.105 para reunir el dinero del pasaje


Le ruego conseguirme un local y el permiso necesario
Pág.105 Le ruego conseguirme el local y el permiso necesario


Al contarlo, vimos que los recibos eran por mayor cantidad
Pág.106 Al contarlo observamos que los recibos eran por una cantidad mayor


Son los intereses, nos dijo.
Pág.106 - Son los intereses – nos explicó.


Junto a ese río comenzaba mi nueva vida.
Pág.106 Junto a sus aguas comenzaba mi nueva vida.


Transamos en aquella extravagante negociación que se convirtió en patriótico chantaje.
Pág. 106 Finalmente transamos en aquella extravagante negociación con cariz de patriótico chantaje.


Eliminação de palabras

me dijo de pasada que no me preocupara del asunto
Pág.93 me dijo que no me preocupara del asunto


Lo cierto es que durante dos años acudí periódicamente al gabinete del atento jefe diplomático
Pág. 93 Durante dos años acudí periódicamente al gabinete del atento jefe diplomático


Desde aquí tiene una buena vista hacia la Plaza, más bien, hacia la feria en la Plaza.Pág.93 Desde aquí tiene una buena vista hacia la plaza, hacia la feria de la plaza.


Era el de mi familia
Pág.93 Era de mi familia


Después de una hora de esta conversación artística
Pág.93 Después de una hora de conversación artística


que él era director del servicio Consular y que podía ya considerarme designado
Pág.93 que él era director del servicio Consular.
- Puede considerarse usted desde ya designado


el Cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega.
Pág. 105 el cónsul de Chile en Singapur, mi colega.


- Señor Mancilla, le dije, voy a verme obligado
Pág.105 -Señor Mancilla, voy a verme obligado


Eliminação de frase

La pintura seguía y sigue supeditada a lo que se pinta en París y todo un Continente – con titánicas excepciones – espera el vuelo de una mosca estética en Paris para cambiar la dirección de su propio vuelo. Desde entonces hasta ahora, en Literatura, ha cambiado sensiblemente este panorama colonial. Pág.92


 que trabajaban en el verano en la costa de Argentina y Brasil Pág.95


Aquellos ojos oscuros, que sólo al pasar se enredaron con los míos, duraron mucho tiempo en mi recuerdo. Pág.96


 Pág. 101 ¿Por qué los trenes yo no llevan pasajeros alegres? Pág.101

el cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega Pág.105

Atónitos lo miramos pág.106


A nuestro paso se apartaban presurosamente ordenanzas y empleados, y sin detenernos entramos al gabinete del Ministro.  Pág.94


Poco a poco su sonrisa se fue debilitando y en el mismo sitio que ella ocupaba se le quedó colgado un rictus de irritación  Pág. 105


Eliminação de parágrafo

            Yo no comprendía bien por qué un poeta semiaraucano como yo, provinciano y selvático, tenía que trasladarme a Paris de Francia, para escribir, cuando allí hablaban otro idioma y vivían de otra manera. Pero lo cierto fue que ante la insistencia colectiva me sentí obligado a pensar en preparar un viaje que, sin recursos de ninguna clase, resultaba más difícil entonces de realizar que ahora el viaje de un astronauta. Pág.93


Le representé que como colega debía ayudarme en esa dificultad inesperada, que mi dinero estaba en Rangoon, muy cerca de allí, que una equivocación geográfica nos ponía en situación imposible. Pág. 105


            Años más tarde llegué a Singapur a hacerme cargo de ese Consulado, por orden del Gobierno de Chile. Pude constatar que el Cónsul había cobrado mi cheque y otro más grande con los intereses, pero de los fondos del Estado. No para allí todo. Este hombre había descubierto una fórmula estupenda. El Consulado no existía. Había por allí un viejo holandés que recibía los derechos consulares y se los remitía a París. El, desde París, y durante años, remetía sus cuentas y sus informes fechándolos en Singapur. ¡Qué hombre tan listo para darse buena vida en Paris! ¿Qué será de él? Pág.106


Mudança sintática

Al contarlo, vimos que los recibos eran por mayor cantidad.
Pág. 106 Al contarlo observamos que los recibos eran por una cantidad mayor.


Y mi vecina de mesa que tomaba con melancólica lentitud un café creme con una culebrita enrollada al cuello.Pág. 97 Y mi vecina de mesa, con su culebrita enrollada al cuello, que tomaba con melancólica lentitud un café crème.


Vi asomar gigantesco el embudo de oro
Pág. 106 Vi asomar el gigantesco embudo de oro


el Vieux Port alado de velámenes e hirviente con su propia tenebrosa turbulencia.
Pág. 101 el Vieux Port alado de velámenes hirvientes con su propia, tenebrosa turbulencia.


Poco a poco su sonrisa se fue debilitando hasta desaparecer de un todo y dejar sitio a un rictus de irritación.
Pág. 105 Poco a poco su sonrisa se fue debilitando hasta desaparecer de un todo y dejar sitio a un rictus de irritación.


Multitud de trajes extraños, de colorido violento, se agolpaban en el muelle.Pág. 106 Multitud de trajes extraños agolpaban su violento colorido en el muelle.


Mudança de tempo verbal

¡Ah!, pero por algo existía el Cónsul de Chile
Pág. 105 Ah! Pero por algo existe el cónsul de Chile


Reescrita de frase

Pero, en los años 20, la vida cultural de mi país y supongo que las demás en el Continente, dependía exclusivamente de Europa, sin respiración propia.
Pág. 92 Pero la vida cultural de nuestros países en los años 20 dependía exclusivamente de Europa salvo contadas y heroicas excepciones.


En cada una de nuestras Repúblicas había una “élite” cosmopolita y los escritores de la oligarquía vivían en Paris.
Pág. 92 En cada una de nuestras Repúblicas había una “élite” cosmopolita y en cuanto a los escritores de la oligarquía, ellos vivían en Paris.


Aún ni aparecían los venezolanos sepultados en el reino de Gómez,
Pág.96 Aún no soñaban en aparecer los venezolanos sepultados entonces bajo el reino de Gómez.


los primeros poemas de  “Residencia en la tierra” que los españoles tardarían en comprender, hasta que llego más  tarde la generación brillante de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.
Pág. 96 Mis poemas iniciales de Residencia en la tierra que los españoles tardarían en comprender; sólo llegarían a comprenderlos más tarde, cuando surgió la generación de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.


esperando cualquier oportunidad para levantar algún colosal desorden pegándose con medio mundo
.Pág. 97 esperando la menor oportunidad para armar alguna colosal trifulga y pegarse con medio mundo.


Reescrita de parágrafo

            Estoy seguro de que hablaba con sinceridad, pues acto seguido y sin tregua, me conversaba de perros de raza: “Quien no ama a los perros no ama a los niños”. Seguía con la novela inglesa, luego con antropología y espiritismo, para detenerse en heráldica y genealogía. Otra vez, al despedirme, me repetía como un secreto temible entre los dos que mi puesto para el extranjero estaba asegurado. Aunque yo carecía de dinero para comer esa noche, salía a la calle respirando como un Ministro Consejero.
            Este contacto con las esferas ejecutivas y con la alta espiritualidad me hacía sentirme con un pie en el estribo, y cuando mis amigos me preguntaban qué andaba haciendo, yo me daba importancia y respondía: “preparo mi viaje a Europa”.
Pág. 94 Hablaba con sinceridad, estoy seguro. Acto seguido me conversaba sin tregua de perros de raza: “Quien no ama a los perros no ama a los niños”. Seguía con la novela inglesa, después pasaba a antropología y al espiritismo, para detenerse más allá en cuestiones de heráldica y genealogía. Al despedirme repetía una vez más, como un secreto temible entre los dos que mi puesto en el extranjero estaba asegurado. Aunque yo carecía de dinero para comer, salía a la calle esa noche respirando como un ministro consejero. Y cuando mis amigos me preguntaban qué andaba haciendo, yo me daba importancia y respondía:
-       Preparo mi viaje a Europa.


Este era muy bajito de estatura y para ser más importante, al escuchar las primeras palabras de mi amigo, de un salto se sentó en el pupitre. Mi amigo le representó mis impetuosos deseos de salir de Chile. Sin hablar el Ministro tocó uno de sus muchos timbres y pronto apareció, para mayor confusión de mi parte, mi protector espiritual. Apenas se inclinó ante el Ministro, éste le dijo:
¿Qué puestos están vacantes en el servicio?
Mi protector, que allí no podía hablar de Tchaikovsky, dio los nombres de varias ciudades diseminadas en el mundo, de las cuales yo sólo alcancé a escuchar un nombre que nunca había oído ni leído antes: Rangoon. El Ministro me dijo:- ¿Quiere ir, Pablo? – A Rangoon, respondí sin vacilar. – Nómbrelo, ordenó el Ministro. Mi protector corrió y volvió con el decreto.
Pág. 94 Este era muy bajito de estatura y, para amortiguarlo, se sentó de un salto en el pupitre. Mi amigo le refirió mis impetuosos deseos de salir de Chile. El ministro tocó uno de sus muchos timbres y pronto apreció, para aumentar mi confusión, mi protector espiritual.
-Qué puestos están vacantes en el servicio? – le dijo el ministro.
-El atildado funcionario, que ahora no podía hablar de Tchaikovski, dio los nombres de varias ciudades diseminadas en el mundo, de las cuales sólo alcancé a pescar un nombre que nunca había leído antes: Rangoon.
-Dónde quiere ir, Pablo? – me dijo el ministro.
-A Rangoon – respondí sin vacilar.
-Nómbrelo – ordenó el ministro a mi protector, que ya corría y volvía con el decreto.


            Había un globo terráqueo en el salón ministerial y con mi amigo Bianchi buscamos la remota ciudad de Rangoon. El viejo mapa tenía una profunda abolladura en una región del Asia y allí descubrimos a Rangoon. Pero, cuando encontré a mis amigos, horas más tarde, y quisieron celebrar mi nombramiento, olvidé por completo el nombre de la ciudad y sólo pude explicarles con mucho júbilo que me habían nombrado Cónsul en el fabuloso Oriente y que el lugar a que iba destinado se hallaba en un agujero del mapa.
            Pág.94 Había un globo terráqueo en el salón ministerial. Mi amigo Bianchi y yo buscamos la ignota ciudad de Rangoon. El viejo mapa tenía una profunda abolladura en una región del Asia y en esa concavidad lo descubrimos.
-Rangoon. Aquí está Rangoon.
Pero cuando encontré a mis amigos poetas, horas más tarde, y quisieron celebrar mi nombramiento, resultó que había olvidado por completo el nombre de la ciudad. Sólo pude explicarles con desbordante júbilo que me habían nombrado cónsul en el fabuloso Oriente y que el lugar a que iba destinado se hallaba en un agujero del mapa.


Tomó su sombrero y corría hacia la puerta cuando se me ocurrió una idea salvadora: - Señor Mansilla, le dije, voy a verme obligado a dar algunas conferencias sobre nuestra patria con entrada pagada para obtener el dinero del pasaje .Le ruego conseguirme un local y el permiso necesario. El hombre se puso pálido: -¿Conferencias en Singapur?  No lo permito. Esta es mi jurisdicción y nadie más que yo puede hablar aquí de Chile. – Cálmese, señor Mansilla, le respondí. Mientras más personas hablemos de la patria lejana, tanto mejor. ¡No veo por qué se irita usted! Transamos en aquella extravagante negociación que se convirtió en patriótico chantaje.  Tembloroso de furia nos hizo firmar diez recibos y nos alargó el dinero. Al contarlo, vimos que los recibos eran por mayor cantidad. Atónitos lo miramos. – Son los intereses, nos dijo. Diez días después le enviaba yo el cheque desde Rangoon. Pero no le mandé los intereses
Pág.106 Tomó su sombrero, y ya corría hacia la puerta cuando se me ocurrió una idea maquiavélica:

Estudo comparativo

A primeira transcrição se refere ao texto Las vidas del Poeta, Memorias y recuerdos de Pablo Neruda, publicado pela revista O Cruzeiro Internacional em 1962, reproduzido aqui e com a indicação em negrito do que foi mudado em Confieso que he vivido (Barcelona, Seix Barral, 1974). A segunda transcrição é antecedida da menção da página em que ocorreu a mudança em Confieso que he vivido.

Mudança de pontuação

Que él era el Director del servicio Consular y que podía yo considerarme designado para un puesto en el exterior.
Pág. 93 que él era el director del servicio consular.
-Puede considerarse usted desde ya designado para un puesto en el exterior.


Mire usted esos automóviles…Todo es vanidad. Feliz de usted que es un joven poeta. ¿Ve usted ese palacio? Era el de mi familia…y usted me tiene en este cuchitril, envuelto en burocracia… Lo único que vale es el espíritu.
Pág. 93 Mire usted esos automóviles. Todo es vanidad. Feliz de usted que es un joven poeta. Ve usted ese palacio? Era de mi familia. Y usted me tiene ahora aquí, en este cuchitril, envuelto en burocracia.



Mi amigo, que había sido Embajador y conocía los secretos ministeriales, me - preguntó:- ¿No sale aún tu nombramiento?- Lo tendré de un momento a otro, según me lo asegura un alto protector de las artes que se desempeña en Ministerio, le contesté.
Se sonrió y me dijo: - Vamos a ver al Ministro
Pág. 94 Mi amigo, que había sido embajador y conocía los secretos ministeriales, me preguntó
- No sale aún tu nombramiento?
- Lo tendré de un momento a otro, según me lo asegura un alto protector de las artes que trabaja en el ministerio.
Se sonrió y me dijo:
-Vamos a ver al ministro.


Los turnos se dividían en dos, uno para servir rápidamente a los inmigrantes portugueses y gallegos
Pág. 95 Los turnos se dividían en dos: uno para servir rápidamente a los inmigrantes portugueses y gallegos;


eterno menú de “Kartoffee”, dejé de ver el mundo y el monótono Atlántico
Pág.96 eterno menú de “Kartoffel”; dejé de ver el mundo y el monótono Atlántico



Y luego Madrid con sus cafés llenos de gente, el bonachón Primo de Rivera dando la primera lección de tiranía a un país que iba a recibir después la lección completa, los primeros poemas de “Residencia en la tierra” que los españoles tardarían en comprender, hasta que llegó más tarde la generación brillante de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.
Pág. 96 Y luego Madrid con sus cafés llenos de gente; el bonachón Primo de Rivera dando la primera lección de Dictadura a un país que iba a recibir después la lección completa. Mis poemas iniciales de Residencia en la Tierra que los españoles tardarían en comprender; sólo llegarían a comprenderlos más tarde, cuando surgió la generación de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.


¡Ah!, pero por algo existía el Cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega
Pág.105 Ah! Pero por algo existe el Cónsul de Chile en Singapur, mi colega.


Las casas multicolores, los viejos palacios con arcos en las puertas, las monstruosas catedrales como cascarones, de las que Dios se hubiera ido hace siglos a vivir a otra parte, las casas de juego dentro de antiguos palacios, la multitud infantilmente curiosa en las calles, la duquesa de Braganza, perdida la razón, andando hierática por una calle de piedras, seguida de cien chicos vagabundos y atónitos, ésa fue mi entrada en Europa.
Pág. 96 Las casas multicolores; los viejos palacios con arcos en la puerta; las monstruosas catedrales como cascarones, de las que Dios se hubiera ido hace siglos a vivir a otra parte; las casas de juego dentro de antiguos palacios; la multitud infantilmente curiosa en las avenidas; la duquesa de Braganza, perdida la razón, andando hierática por una calle de piedras, seguida por cien chicos vagabundos y atónitos; ésa fue mi entrada en Europa.


más allá los primeros hindúes con sus trajes talares, y mi vecina de mesa
Pág.96 Y más allá los primeros hindúes con sus trajes talares. Y mi vecina de mesa


La arena calcinada calcinada surcada tantas veces por el ir y venir de Arthur Rimbaud, aquellas negras estatuarias con sus cestas de frutas, aquellas chozas miserables de la población primitiva, y un aire destartalado en los cafés con luz vertical y fantasmagórica…
Pág.105 La arena calcinada, surcada tantas veces por el ir y venir de Arthur Rimbaud; aquellas negras estatuarias con sus cestas de futa; aquellas chozas miserables de la población primitiva; y un aire destartalado en los cafés aclarados por una luz vertical y fantasmagórica…


¡Ah!, pero por algo existía el Cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega
Pág.105 Ah! Pero por algo existe el Cónsul de Chile en Singapur, mi colega.



¡Amarga desilusión!
Pág. 105 Amarga desilusión!


“No puedo ayudarles en nada! Acudan al Ministerio! ”
Pág. 105 – No puedo ayudarles en nada. Acudan al Ministerio!



Quebra de parágrafo

todo el mundo me preguntaba en la calle:- Pero ¿qué hace usted aquí? Usted debe irse a Paris.
Pág. 93 todo el mundo me preguntaba en la calle:
-Pero, qué hace usted aquí? Usted debe irse a Paris.


Apenas me veía llamaba con displicencia a uno de sus secretarios y enarcando las cejas le decía: - No estoy para nadie
Pág.93 Apenas me veía aparecer llamaba con displicencia a uno de sus secretarios y, enarcando las cejas, le decía:
-       No estoy para nadie.
-        

¡Ah!, pero por algo existía el Cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega.
El señor Mansilla acudió presuroso.
Pág.105 Ah! Pero por algo existe el cónsul de Chile en Singapur, mi colega. El señor Mansilla acudió presuroso.


Eliminação de maiúsculas

Repúblicas
Pág. 92 repúblicas


Jefe
Pág. 93 jefe


Plaza
Pág. 93 plaza

Ministro Consejero
Pág. 93 ministro consejero


Director del servicio Consular
Pág. 93 director del servicio consular


Embajador
Pág. 94 embajador


Ministro de Relaciones Exteriores
Pág. 94 ministro de Relaciones Exteriores


Ministro
Pág. 94 ministro


Ministerio
Pág. 94 ministerio


Colonias
Pág.101 colonias


Cónsul
Pág.105 cónsul


Gran Pagoda Swe Dagon
Pág.106 gran pagoda Swe Dagon


Primera/Tercera/Clase Unica/Quinta
En Buenos Aires cambiamos mi pasaje de Primera por dos de Tercera y zarpamos en el “Baden”. Este era un barco alemán que se decía de Clase Unica, pero ésta debe haber sido la Quinta.
Pág. 95 primera/tercera/clase única/quinta
En Buenos Aires cambiamos mi pasaje de primera por dos de tercera y zarpamos en el Baden.Este era un barco alemán que se decía de clase única, pero esa “única” debe haber sido la quinta.


Palavras estrangeiras

“Kartofee”
Pag. 96 “Kartoffel”


Swe Dagon
Pág.106 Swei Dagon


Mudança de caracteres tipográficos

Café creme
Pág. 97 café crème


“petite bourgeoisie”
Pág. 101 petite bourgeoisie


Acréscimo de palabras

Nuestro poeta Vicente Huidobro
Pág. 92 Nuestro gran poeta Vicente Huidobro


Lo único que vale es el espíritu
Pág. 93 Cuando lo único que vale es el espíritu


y usted me tiene en este cuchitril
Pág.93 Y usted me tiene ahora aquí, en este cuchitril


Apenas me veía llamaba con displicencia
Pág.93 Apenas me veía aparecer llamaba con displicencia


y usted me tiene en este cuchitril
Pág.93 Y usted me tiene ahora aquí, en este cuchitril


Apenas me veía llamaba con displicencia
Pág.93 Apenas me veía aparecer llamaba con displicencia


pero ésta debe haber sido la Quinta
Pág. 95 pero ésa “única” debe haber sido la quinta


Nuestra colonia sudamericana bebía y bailaba tangos,
Pág.97 Nuestra colonia sudamericana bebía coñac y bailaba tangos,


y un aire destartalado en los cafés con luz vertical y fantasmagórica…
Pág.101 y un aire destartalado en los cafés aclarados por una luz vertical y fantasmagórica…


El Mediterráneo se fue abriendo con sus puertos, sus alfombras, sus traficantes, sus mercados
Pág. 101 El Mediterráneo se fue abriendo a nuestra popa con sus puertos, sus alfombras, sus traficantes, sus mercados.


el Vieux Port alado de velámenes e hirviente con su propia tenebrosa turbulencia
Pág. 101 el Vieux Port alado de velámenes hirvientes con su propia, tenebrosa turbulencia.


Allí se tomaba té con limón.
Pág. 102 Allí se tomaba té helado con limón.


Nuestros fondos nos esperaban en Rangoon.
Pág. 105 Nuestro nuevos fondos nos esperaban en Rangoon.


Tomó su sombrero y corría hacia la puerta
Pág.105 Tomó su sombrero, y ya corría hacia la puerta


Le ruego conseguirme un local y el permiso necesario.
Pág.105 Le ruego conseguirme el local, un intérprete y el permiso necesario.


Transamos en aquella extravagante negociación que se convirtió en patriótico chantaje.
Pág.106 Finalmente transamos en aquella extravagante negociación con cariz de patriótico chantaje.


Substituição de palavras

Un amigo me recomendó al Jefe de una repartición en el Ministerio de elaciones.
Pág.93 Un amigo me recomendó al jefe de un departamento en el Ministerio de Relaciones


al darme la mano para despedirme
Pág.93 al darme la mano de despedida


un alto protector de las artes que se desempeña en el Ministerio
Pág. 94 un alto protector de las artes que trabaja en el ministerio


Esta familia Bianchi
Pág.94 La familia Bianchi


subimos las escalinatas de mármol
Pág. 94 subimos las escaleras de mármol


A nuestro paso se apartaban presurosamente ordenanzas y empleados
Pág.94 A nuestro paso se apartaban apresuradamente ordenanzas y empleados


pero ésta debe haber sido la Quinta
Pág.95 pero ésa “única” debe haber sido la quinta


y fingía leerme las líneas con ademanes misteriosos
Pág.95 y fingía interpretar sus líneas con ademanes misteriosos


les reservaba una visita a nuestros camarote
Pág. 95 les pronosticaba una visita a nuestro camarote


infinitamente graciosa
Pág. 96 infinitamente brasileña


Aquella Lisboa alegre de aquellos años
Pág. 96 La Lisboa alegre de aquellos años


la multitud infantilmente curiosa en las calles
Pág.96 la multitud infantilmente curiosa en las avenidas


Y luego Madrid con sus cafés llenos de gente, el bonachón Primo de Rivera dando la primera lección de tiranía a un país que iba a recibir después la lección completa,
Pág. 96 Y luego Madrid con sus cafés llenos de gente; el bonachón Primo de Ribera dando la primera lección de dictadura a un país que iba a recibir después la lección completa.


con una culebrita enrollada al cuello
Pág.97 con su culebrita enrollada al cuello


Durante el viaje, al ver los de la tripulación nuestras máquinas de escribir y nuestro papeleo de escritores, nos pidieron que les escribiéramos a máquina sus cartas.
Pág.101 Durante el viaje, al observar los de la tripulación nuestras máquinas de escribir y nuestro papeleo de escritores, nos pidieron que les tecleáramos a máquina sus cartas.


Íbamos al Mar Mediterráneo
Pág.101 Íbamos hacia el Mar Mediterráneo.


el Vieux Port alado de velámenes e hirviente con su propia tenebrosa turbulencia.
Pág. 101 el Vieux Port alado de velámenes hirvientes con su propia tenebrosa turbulencia.


Varios días de barco nos esperaban y, además, el único que hacía la travesía había partido a Rangoon el día anterior. No había para pagar el hotel ni los pasajes.
Pág. 105 Varios días de barco nos esperaban y, para complemento, el único que hacia la travesía había partido hacia Rangoon el día anterior. No teníamos para pagar el hotel ni los pasajes.


Cuando se me ocurrió una idea salvadora
Pág.105 cuando se me ocurrió una idea maquiavélica


para obtener el dinero del pasaje
Pág.105 para reunir el dinero del pasaje


Le ruego conseguirme un local y el permiso necesario
Pág.105 Le ruego conseguirme el local y el permiso necesario


Al contarlo, vimos que los recibos eran por mayor cantidad
Pág.106 Al contarlo observamos que los recibos eran por una cantidad mayor


Son los intereses, nos dijo.
Pág.106 - Son los intereses – nos explicó.


Junto a ese río comenzaba mi nueva vida.
Pág.106 Junto a sus aguas comenzaba mi nueva vida.


Transamos en aquella extravagante negociación que se convirtió en patriótico chantaje.
Pág. 106 Finalmente transamos en aquella extravagante negociación con cariz de patriótico chantaje.


Eliminação de palabras

me dijo de pasada que no me preocupara del asunto
Pág.93 me dijo que no me preocupara del asunto


Lo cierto es que durante dos años acudí periódicamente al gabinete del atento jefe diplomático
Pág. 93 Durante dos años acudí periódicamente al gabinete del atento jefe diplomático


Desde aquí tiene una buena vista hacia la Plaza, más bien, hacia la feria en la Plaza.Pág.93 Desde aquí tiene una buena vista hacia la plaza, hacia la feria de la plaza.


Era el de mi familia
Pág.93 Era de mi familia


Después de una hora de esta conversación artística
Pág.93 Después de una hora de conversación artística


que él era director del servicio Consular y que podía ya considerarme designado
Pág.93 que él era director del servicio Consular.
- Puede considerarse usted desde ya designado


el Cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega.
Pág. 105 el cónsul de Chile en Singapur, mi colega.


- Señor Mancilla, le dije, voy a verme obligado
Pág.105 -Señor Mancilla, voy a verme obligado


Eliminação de frase

La pintura seguía y sigue supeditada a lo que se pinta en París y todo un Continente – con titánicas excepciones – espera el vuelo de una mosca estética en Paris para cambiar la dirección de su propio vuelo. Desde entonces hasta ahora, en Literatura, ha cambiado sensiblemente este panorama colonial. Pág.92


 que trabajaban en el verano en la costa de Argentina y Brasil Pág.95


Aquellos ojos oscuros, que sólo al pasar se enredaron con los míos, duraron mucho tiempo en mi recuerdo. Pág.96


 Pág. 101 ¿Por qué los trenes yo no llevan pasajeros alegres? Pág.101


el cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega Pág.105


Atónitos lo miramos pág.106


A nuestro paso se apartaban presurosamente ordenanzas y empleados, y sin detenernos entramos al gabinete del Ministro.  Pág.94


Poco a poco su sonrisa se fue debilitando y en el mismo sitio que ella ocupaba se le quedó colgado un rictus de irritación  Pág. 105


Eliminação de parágrafo

            Yo no comprendía bien por qué un poeta semiaraucano como yo, provinciano y selvático, tenía que trasladarme a Paris de Francia, para escribir, cuando allí hablaban otro idioma y vivían de otra manera. Pero lo cierto fue que ante la insistencia colectiva me sentí obligado a pensar en preparar un viaje que, sin recursos de ninguna clase, resultaba más difícil entonces de realizar que ahora el viaje de un astronauta. Pág.93


Le representé que como colega debía ayudarme en esa dificultad inesperada, que mi dinero estaba en Rangoon, muy cerca de allí, que una equivocación geográfica nos ponía en situación imposible. Pág. 105


            Años más tarde llegué a Singapur a hacerme cargo de ese Consulado, por orden del Gobierno de Chile. Pude constatar que el Cónsul había cobrado mi cheque y otro más grande con los intereses, pero de los fondos del Estado. No para allí todo. Este hombre había descubierto una fórmula estupenda. El Consulado no existía. Había por allí un viejo holandés que recibía los derechos consulares y se los remitía a París. El, desde París, y durante años, remetía sus cuentas y sus informes fechándolos en Singapur. ¡Qué hombre tan listo para darse buena vida en Paris! ¿Qué será de él? Pág.106


Mudança sintática


Y mi vecina de mesa que tomaba con melancólica lentitud un café creme con una culebrita enrollada al cuello
Pág. 97 Y mi vecina de mesa, con su culebrita enrollada al cuello, que tomaba con melancólica lentitud un café crème.


el Vieux Port alado de velámenes e hirviente con su propia tenebrosa turbulencia.
Pág. 101 el Vieux Port alado de velámenes hirvientes con su propia, tenebrosa turbulencia.


Poco a poco su sonrisa se fue debilitando hasta desaparecer de un todo y dejar sitio a un rictus de irritación.
Pág. 105 Poco a poco su sonrisa se fue debilitando hasta desaparecer de un todo y dejar sitio a un rictus de irritación.


Al contarlo, vimos que los recibos eran por mayor cantidad.
Pág. 106 Al contarlo observamos que los recibos eran por una cantidad mayor.


Vi asomar gigantesco el embudo de oro
Pág. 106 Vi asomar el gigantesco embudo de oro


Multitud de trajes extraños, de colorido violento, se agolpaban en el muelle.Pág. 106 Multitud de trajes extraños agolpaban su violento colorido en el muelle.


Mudança de tempo verbal

¡Ah!, pero por algo existía el Cónsul de Chile
Pág. 105 Ah! Pero por algo existe el cónsul de Chile


Reescrita de frase

Pero, en los años 20, la vida cultural de mi país y supongo que las demás en el Continente, dependía exclusivamente de Europa, sin respiración propia.
Pág. 92 Pero la vida cultural de nuestros países en los años 20 dependía exclusivamente de Europa salvo contadas y heroicas excepciones.


En cada una de nuestras Repúblicas había una “élite” cosmopolita y los escritores de la oligarquía vivían en Paris.
Pág. 92 En cada una de nuestras Repúblicas había una “élite” cosmopolita y en cuanto a los escritores de la oligarquía, ellos vivían en Paris.


Aún ni aparecían los venezolanos sepultados en el reino de Gómez,
Pág.96 Aún no soñaban en aparecer los venezolanos sepultados entonces bajo el reino de Gómez.


los primeros poemas de  “Residencia en la tierra” que los españoles tardarían en comprender, hasta que llego más  tarde la generación brillante de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.
Pág. 96 Mis poemas iniciales de Residencia en la tierra que los españoles tardarían en comprender; sólo llegarían a comprenderlos más tarde, cuando surgió la generación de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.


esperando cualquier oportunidad para levantar algún colosal desorden pegándose con medio mundo
.Pág. 97 esperando la menor oportunidad para armar alguna colosal trifulga y pegarse con medio mundo.


Reescrita de parágrafo

            Estoy seguro de que hablaba con sinceridad, pues acto seguido y sin tregua, me conversaba de perros de raza: “Quien no ama a los perros no ama a los niños”. Seguía con la novela inglesa, luego con antropología y espiritismo, para detenerse en heráldica y genealogía. Otra vez, al despedirme, me repetía como un secreto temible entre los dos que mi puesto para el extranjero estaba asegurado. Aunque yo carecía de dinero para comer esa noche, salía a la calle respirando como un Ministro Consejero.
            Este contacto con las esferas ejecutivas y con la alta espiritualidad me hacía sentirme con un pie en el estribo, y cuando mis amigos me preguntaban qué andaba haciendo, yo me daba importancia y respondía: “preparo mi viaje a Europa”.
Pág. 94 Hablaba con sinceridad, estoy seguro. Acto seguido me conversaba sin tregua de perros de raza: “Quien no ama a los perros no ama a los niños”. Seguía con la novela inglesa, después pasaba a antropología y al espiritismo, para detenerse más allá en cuestiones de heráldica y genealogía. Al despedirme repetía una vez más, como un secreto temible entre los dos que mi puesto en el extranjero estaba asegurado. Aunque yo carecía de dinero para comer, salía a la calle esa noche respirando como un ministro consejero. Y cuando mis amigos me preguntaban qué andaba haciendo, yo me daba importancia y respondía:
-       Preparo mi viaje a Europa.


Este era muy bajito de estatura y para ser más importante, al escuchar las primeras palabras de mi amigo, de un salto se sentó en el pupitre. Mi amigo le representó mis impetuosos deseos de salir de Chile. Sin hablar el Ministro tocó uno de sus muchos timbres y pronto apareció, para mayor confusión de mi parte, mi protector espiritual. Apenas se inclinó ante el Ministro, éste le dijo:
¿Qué puestos están vacantes en el servicio?
Mi protector, que allí no podía hablar de Tchaikovsky, dio los nombres de varias ciudades diseminadas en el mundo, de las cuales yo sólo alcancé a escuchar un nombre que nunca había oído ni leído antes: Rangoon. El Ministro me dijo:- ¿Quiere ir, Pablo? – A Rangoon, respondí sin vacilar. – Nómbrelo, ordenó el Ministro. Mi protector corrió y volvió con el decreto.
Pág. 94 Este era muy bajito de estatura y, para amortiguarlo, se sentó de un salto en el pupitre. Mi amigo le refirió mis impetuosos deseos de salir de Chile. El ministro tocó uno de sus muchos timbres y pronto apreció, para aumentar mi confusión, mi protector espiritual.
-Qué puestos están vacantes en el servicio? – le dijo el ministro.
-El atildado funcionario, que ahora no podía hablar de Tchaikovski, dio los nombres de varias ciudades diseminadas en el mundo, de las cuales sólo alcancé a pescar un nombre que nunca había leído antes: Rangoon.
-Dónde quiere ir, Pablo? – me dijo el ministro.
-A Rangoon – respondí sin vacilar.
-Nómbrelo – ordenó el ministro a mi protector, que ya corría y volvía con el decreto.


            Había un globo terráqueo en el salón ministerial y con mi amigo Bianchi buscamos la remota ciudad de Rangoon. El viejo mapa tenía una profunda abolladura en una región del Asia y allí descubrimos a Rangoon. Pero, cuando encontré a mis amigos, horas más tarde, y quisieron celebrar mi nombramiento, olvidé por completo el nombre de la ciudad y sólo pude explicarles con mucho júbilo que me habían nombrado Cónsul en el fabuloso Oriente y que el lugar a que iba destinado se hallaba en un agujero del mapa.
            Pág.94 Había un globo terráqueo en el salón ministerial. Mi amigo Bianchi y yo buscamos la ignota ciudad de Rangoon. El viejo mapa tenía una profunda abolladura en una región del Asia y en esa concavidad lo descubrimos.
-Rangoon. Aquí está Rangoon.
Pero cuando encontré a mis amigos poetas, horas más tarde, y quisieron celebrar mi nombramiento, resultó que había olvidado por completo el nombre de la ciudad. Sólo pude explicarles con desbordante júbilo que me habían nombrado cónsul en el fabuloso Oriente y que el lugar a que iba destinado se hallaba en un agujero del mapa.


Tomó su sombrero y corría hacia la puerta cuando se me ocurrió una idea salvadora: - Señor Mansilla, le dije, voy a verme obligado a dar algunas conferencias sobre nuestra patria con entrada pagada para obtener el dinero del pasaje .Le ruego conseguirme un local y el permiso necesario. El hombre se puso pálido: -¿Conferencias en Singapur?  No lo permito. Esta es mi jurisdicción y nadie más que yo puede hablar aquí de Chile. – Cálmese, señor Mansilla, le respondí. Mientras más personas hablemos de la patria lejana, tanto mejor. ¡No veo por qué se irita usted! Transamos en aquella extravagante negociación que se convirtió en patriótico chantaje.  Tembloroso de furia nos hizo firmar diez recibos y nos alargó el dinero. Al contarlo, vimos que los recibos eran por mayor cantidad. Atónitos lo miramos. – Son los intereses, nos dijo. Diez días después le enviaba yo el cheque desde Rangoon. Pero no le mandé los intereses
Pág.106 Tomó su sombrero, y ya corría hacia la puerta cuando se me ocurrió una idea maquiavélica:
-Señor Mansilla, voy a verme obligado a dar algunas conferencias sobre nuestra patria, con entrada pagada, para reunir el dinero del pasaje. Le ruego conseguirme el local, un intérprete y el permiso necesario. El hombre se puso pálido:
-Conferencias sobre Chile en Singapur? No lo permito. Esta es mi jurisdicción y nadie más que yo puede hablar aquí de Chile.
-Cálmese, señor Mansilla – le respondí. -  Mientras más personas hablemos de la patria lejana, tanto mejor. No veo por qué se irrita usted.
-Finalmente transamos en aquella extravagante negociación con cariz de patriótico chantaje. Tembloroso de furia nos hizo firmar diez recibos y nos alargó el dinero. El contarlo observamos que los recibos eran por una cantidad mayor.
-Son los intereses – os explicó.

-(Diez días después le enviaría yo el cheque de reembolso desde Rangoon, pero sin incluir los intereses, naturalmente.)

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