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Delson Biondo
Un
premio literario estudiantil, cierta popularidad de mis nuevos libros y mi capa
famosa, me habían dado cierta respetabilidad o aureola, más allá de los
círculos estéticos. Pero en los años 20,
la vida cultural de mi país y supongo que las demás del Continente, dependía exclusivamente
de Europa, sin respiración propia.
En cada una de nuestras Repúblicas había
una “elite” cosmopolita y los escritores de la oligarquía vivían en Paris. Nuestro poeta Vicente Huidobro no sólo
escribía en francés, sino que alteró su nombre y en vez de Vicente se
transformó en Vincent. La pintura seguía
y sigue supeditada a lo que se pinta en Paris y todo un Continente - con
titánicas excepciones - espera el vuelo de una mosca estética en Paris para
cambiar la dirección de su propio vuelo. Desde entonces hasta ahora, en
literatura, ha cambiado este panorama colonial.
Lo cierto es que apenas tuve un
rudimento de fama juvenil, todo el mundo
me preguntaba en la calle: Pero ¿qué hace usted aquí? Usted debe irse a Paris.
Yo
no comprendía bien por qué un poeta semiaraucano como yo, provinciano y
selvático, tenía que trasladarme a Paris de Francia para escribir, cuando allí
hablaban otro idioma y vivían de otra manera. Pero lo cierto fue que ante la
insistencia colectiva me sentí obligado a pensar en preparar un viaje que, sin
recursos de ninguna parte, resultaba más difícil entonces de realizar que ahora
el viaje de un astronauta.
Un
amigo me recomendó al Jefe de una repartición en el Ministerio de Relaciones. Fui recibido de inmediato. Ya conocía mis
versos.
Conozco
también sus aspiraciones. Siéntese en este sillón confortable. Desde aquí tiene
una buena vista hacia la Plaza, más bien hacia la feria de la plaza Mire usted esos automóviles…Todo es
vanidad. Feliz de usted que es un joven poeta. ¿Ve usted ese palacio? Era el de
mi familia... y usted aquí me tiene en este cuchitril, envuelto en burocracia…
Lo único que vale es el espíritu. ¿Le
gusta a usted Tchaikovsky?
Después
de una hora de esta conversación
artística, al darme la para despedirme, me dijo de pasada que no me preocupara del
asunto, que él era el Director del
servicio Consular y que podía yo considerarme designado para un puesto en el
exterior.
Lo
cierto es que durante dos años acudí
periódicamente al gabinete del atento Jefe diplomático, que cada vez era más
obsequioso. Apenas me veía llamaba con displicencia a uno de sus secretarios y
enarcando las cejas le decía: - No estoy para nadie. Déjeme olvidar la prosa
cotidiana. Lo único espiritual en este Ministerio es la visita del poeta. Ojalá
nunca nos abandone.
Estoy seguro de que hablaba con sinceridad, pues acto
seguido y sin tregua, me conversaba de perros de raza: “Quién no ama a los
perros no ama a los niños”. Seguía con la novela inglesa, luego con
antropología y espiritismo, para detenerse en heráldica y genealogía. Otra vez
al despedirme, me repetía como un secreto temible entre los dos que mi puesto
en el extranjero estaba asegurado. Aunque yo carecía de dinero para comer esa
noche, salía a la calle respirando como un Ministro Consejero.
Este contacto con las esferas
ejecutivas y con la alta espiritualidad me hacía sentirme con un pie en el
estribo, y cuando mis amigos me preguntaban qué andaba haciendo, yo me daba
importancia y respondía: “Preparo mi viaje a Europa”.
Esto duró hasta que me encontré con
mi amigo Bianchi. Esta familia
Bianchi, de Chile, es un noble clan. Pintores y músicos populares, juristas y escritores,
exploradores y andinistas, dan un tono de inquietud y rápido entendimiento a
todos los Bianchi. Mi amigo que había
sido Embajador y conocía los secretos ministeriales me preguntó: - No sale aún
tu nombramiento? - Lo tendré de un momento a otro, según me lo asegura un alto protector de las artes que se
desempeña en el Ministerio, le contesté.
Se sonrió y me dijo: - Vamos a ver el Ministro.
Me tomó
de un brazo, subimos las escalinatas de
mármol. A nuestro paso se apartaban
presurosamente ordenanzas y empleados, y sin detenernos entramos al gabinete del Ministro. Yo estaba tan
sorprendido, que no podía hablar. Por
primera vez veía a un Ministro de
Relaciones Exteriores. Este era muy
bajito de estatura y para ser más importante, al escuchar las primeras palabras
de mi amigo, de un salto se sentó en el pupitre. Mi amigo le representó mis
impetuosos deseos de salir de Chile. Sin hablar, el Ministro tocó uno de sus
muchos timbres y pronto apreció, para mayor confusión de mi parte, mi protector
espiritual. Apenas se inclinó ante el Ministro, éste le dijo:
-
¿Qué puestos están vacantes en el servicio?
Mi protector, que allí no podía hablar de Tchaikovsky,
dio los nombres de varias ciudades diseminadas por el mundo, de las cuales yo
sólo alcancé a escuchar un nombre que nunca había oído ni leído antes: Rangoon.
El Ministro me dijo: - ¿quiere ir, Pablo? – A Rangoon, respondí sin vacilar. –
Nómbrelo, ordenó el Ministro. Mi protector corrió y volvió con el decreto.
Había un
gran globo terráqueo en el salón ministerial y con mi amigo Bianchi buscamos la
remota ciudad de Rangoón. El viejo mapa tenía una profunda abolladura en una
región de Asia y allí descubrimos a Rangoon. Pero, cuando encontré a mis
amigos, horas más tarde para celebrar mi nombramiento, olvidé por completo el
nombre de la ciudad y sólo pude explicarles con mucho júbilo que me habían
nombrado Cónsul en el fabuloso Oriente y que el lugar a que iba destinado se
hallaba en un agujero del mapa.
Un día de
junio de 1927 partimos con Alvaro Hijinosa hacia las remotas regiones. En Buenos Aires cambiamos mi pasaje de
Primera por dos de Tercera y zarpamos en el “Baden”. Este era un barco alemán
que se decía de Clase Única, pero ésta debe haber sido la Quinta. Los turnos se
dividían en dos, uno para servir rápidamente a los inmigrantes portugueses y
gallegos que trabajaban en el verano
en la costa de Argentina y Brasil, y otro para los demás pasajeros
surtidos, en especial los alemanes que volvían de las minas o de las fábricas
de América Latina. Mi compañero Álvaro hizo una clasificación inmediata de las
pasajeras. Era un activo tenorio. Las dividió en dos grupos. Las que atacan al
hombre y las que obedecen al látigo. Estas fórmulas no siempre se cumplían.
Tenía toda clase de trucos para apoderar-se del amor de las señoras. Cuando
asomaba en el puente un par de pasajeras interesantes, me tomaba rápidamente una
mano y fingía leerme las líneas, con ademanes misteriosos. A la segunda
vuelta las paseantes se detenían y le suplicaban que les leyera el destino. En
el acto les tomaba las manos acariciándolas excesivamente y siempre el porvenir
que les leía les reservaba una visita
a nuestro camarote.
Por mi
parte, el viaje de pronto se transformó y dejé de ver a los pasajeros que protestaban
ruidosamente por el eterno menú de
“kartoffee”, dejé de ver el mundo
y el monótono Atlántico para sólo contemplar los ojos oscuros y anchos de una
joven brasileña, infinitamente graciosa,
que subió al barco en Rio de
Janeiro, con sus padres y sus dos hermanos. Aquellos ojos oscuros, que sólo al pasar se enredaron con los míos,
duraron mucho tiempo en el recuerdo.
Aquella Lisboa alegre de aquellos años con pescadores en las calles y sin Salazar en el trono,
me llenó de asombro. En el pequeño hotel la comida era deliciosa. Grandes
bandejas de frutas coronaban la mesa.
Las casas multicolores, los viejos palacios con arcos en la puerta, las
monstruosas catedrales como cascarones, de las que Dios se hubiera ido a vivir
a otra parte, las casas de juego dentro de antiguos palacios, la multitud
infantilmente curiosa en las calles, la duquesa de Braganza perdida la razón,
andando hierática por una calle de piedras, seguida por cien chicos vagabundos
y atónitos, ésa fue mi entrada en Europa.
Y luego
Madrid con sus cafés llenos de gente, el bonachón Primo de Rivera dando la
primera lección de tiranía aun país que iba a recibir después la lección
completa, los primeros poemas de
“Residencia en la tierra” que los españoles tardarían en comprender, hasta que
llegó más tarde la generación brillante
de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego. Y España fue para mí también el
interminable tren y el vagón de tercera más duro del mundo que nos dejó en
Paris.
Desaparecíamos
entre la multitud, entre argentinos, brasileños, chilenos. Aún no aparecían los venezolanos sepultados en el reino de Gomez. Y más
allá los primeros hindúes con sus
trajes talares, y mi vecina de mesa que tomaba con melancólica lentitud un café
creme con una culebrita enrollada
al cuello. Nuestra colonia sudamericana bebía y bailaba tangos, esperando cualquier oportunidad para
levantar algún colosal desorden, pegándose con medio mundo.
Tampoco
olvidaré el tren que nos llevó a Marsella, cargado como una cesta de frutas
exóticas, de gente abigarrada, campesina y marineros, acordeones y canciones
que se coreaban en todo el coche. Íbamos
al Mar Mediterráneo, hacia las
puertas de la luz…Era en 1927. ¿Por qué
los trenes ya no llevan pasajeros
alegres? Me fascinó Marsella con su romanticismo comercial y el Vieux Port alado de velámenes e
hirviente con su propia tenebrosa turbulencia.
Pero el barco de la Messageries Maritimes,en el cual tomamos pasaje hasta
Singapur, era un pedazo de Francia en el mar, con su “petite bourgeoisie” que
emigraba a ocupar puestos en las lejanas Colonias.
Durante el viaje, al ver los de la
tripulación nuestras máquinas de escribir y nuestros papeles de escritores, nos
pidieron que les escribiéramos a máquina sus cartas de amor. Recogíamos al
dictado increíbles cartas de amor de la marinería, para sus novias de Marsella,
de Burdeos, del campo. En el fondo no les interesaba el contenido, sino que fueran
hechas a máquina. Pero cuanto ellas decían era como poemas de Tristán de
Corbière, mensajes todos rudos y tierno. El
Mediterráneo se fue abriendo con sus puertos, sus alfombras, sus
traficantes, sus mercados. En el Mar Rojo el puerto de Djibuti me impresionó. La arena calcinada surcada tantas veces
por el ir y venir de Arthur Rimbaud, aquellas
negras estatuarias con sus cestas de futa, aquellas chozas miserables de la
población primitiva, y un aire destartalado en los cafés con luz vertical y
fantasmagórica…Allí se tomaba té con limón.
Singapur.
Nos creíamos al lado de Rangoon. ¡Amarga
desilusión! Lo que en el mapa era la distancia de algunos milímetros se
convirtió en pavoroso abismo. Varios
días de barco nos esperaban y, además, el único que hacía la travesía había
partido a Rangoon el día anterior. No había para pagar el hotel ni los pasajes.
Nuestro fondos nos esperaban en
Rangoon.
¡Ah!,
pero por algo existía el Cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega.
El señor
Mansilla acudió presuroso. Poco a poco
su sonrisa se fue debilitando y en
el mismo sitio que ella ocupaba se quedó colgado un rictus de irritación: “No puedo ayudarles en nada. ¡Acudan al
Ministerio!” Le representé que como
colega debía ayudarme en una dificultad inesperada, que mi dinero estaba en Rangoon, muy cerca de
allí, que una equivocación geográfica nos ponía en situación imposible. El
hombre tenía cara de carcelero implacable. Tomó
su sombrero y corría hacia la puerta
cuando se me ocurrió una idea salvadora:
- Señor Mansilla, le dije, voy a verme obligado
a dar algunas conferencias sobre nuestra patria con entrada pagada para obtener
el dinero del pasaje. Le ruego conseguirme un local y el permiso necesario. El
hombre se puso pálido: - ¿Conferencias en Singapur? No lo permito. Esta es mi
jurisdicción y nadie más que yo puede hablar aquí de Chile. – Cálmese, señor
Mansilla, le respondí. Mientras más personas hablemos de la patria lejana,
tanto mejor. ¡No veo por qué se irrita usted! Transamos en aquella extravagante
negociación que se convirtió en patriótico chantage. Tembloroso de furia nos
hizo firmar diez recibos y nos alargó el dinero. Al contarlo, vimos que los
recibos eran por mayor cantidad. Atónitos lo miramos. – Son los intereses, nos
dijo. Diez días después le enviaba yo el cheque desde Rangoon. Pero no le mandé
los intereses.
Años más tarde llegué a hacerme cargo de ese Consulado,
por orden del Gobierno de Chile. Pude constatar que el Cónsul había cobrado mi
cheque y otro más grande con los intereses, pero de los fondos del Estado. No
para allí todo. Este hombre había descubierto una fórmula estupenda. El
Consulado no existía. Había allí un viejo holandés que recibía los derechos
consulares y se los remitía a Paris. El, desde Paris, y durante años, rendía
sus cuentas y sus informes fechándolos en Singapur. ¡Qué hombre tan listo para
darse la buena vida en Paris! ¿Qué será de él?
Después
que pude continuar mi viaje gracias a mis amenazas de conferencias, desde la
cubierta del barco que llegaba a Rangoon,
vi asomar gigantesco el embudo de
oro de la Gran Pagoda Swe Dagon. Multitud de trajes extraños,
de colorido violento, se agolpaban en el muelle. Un río ancho y sucio
desembocaba allí en el de Martabán. Este río tiene el nombre de río más bello
entre todos los ríos del mundo: Irrawadhy.
Junto a ese río comenzaba mi nueva vida.
Estudo comparativo
A primeira transcrição
se refere ao texto Las vidas del Poeta,
Memorias y recuerdos de Pablo Neruda, publicado pela revista O Cruzeiro Internacional em 1962,
reproduzido aqui e com a indicação em negrito do que foi mudado em Confieso que he vivido (Barcelona, Seix
Barral, 1974). A segunda transcrição é antecedida da menção da página em que
ocorreu a mudança em Confieso que he
vivido.
Mudança de pontuação
Mi amigo, que había sido Embajador y conocía los secretos
ministeriales, me - preguntó:- ¿No sale aún tu nombramiento?- Lo tendré de un
momento a otro, según me lo asegura un alto protector de las artes que se
desempeña en Ministerio, le contesté.
Se sonrió y me dijo: - Vamos a ver al Ministro
Pág. 94 Mi amigo, que
había sido embajador y conocía los secretos ministeriales, me preguntó
- No sale aún tu nombramiento?
- Lo tendré de un
momento a otro, según me lo asegura un alto protector de las artes que trabaja
en el ministerio.
Se sonrió y me dijo:
-Vamos a ver al ministro.
Y luego Madrid con sus cafés llenos de
gente, el bonachón Primo de Rivera dando la primera lección de tiranía a un
país que iba a recibir después la lección completa, los primeros poemas de
“Residencia en la tierra” que los españoles tardarían en comprender, hasta que
llegó más tarde la generación brillante de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.
Pág. 96 Y luego Madrid con sus cafés
llenos de gente; el bonachón Primo de Rivera dando la primera lección de
Dictadura a un país que iba a recibir después la lección completa. Mis poemas
iniciales de Residencia en la Tierra que
los españoles tardarían en comprender; sólo llegarían a comprenderlos más
tarde, cuando surgió la generación de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.
“No puedo ayudarles en nada!
Acudan al Ministerio! ”
Pág. 105 – No puedo
ayudarles en nada. Acudan al Ministerio!
¡Ah!, pero por algo
existía el Cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega
Pág.105 Ah! Pero por algo
existe el Cónsul de Chile en Singapur, mi colega.
Que él
era el Director del servicio Consular y que podía yo considerarme designado
para un puesto en el exterior.
Pág. 93
que él era el director del servicio consular.
-Puede
considerarse usted desde ya designado para un puesto en el exterior.
Los
turnos se dividían en dos, uno para servir rápidamente a los inmigrantes
portugueses y gallegos
Pág. 95
Los turnos se dividían en dos: uno para servir rápidamente a los inmigrantes
portugueses y gallegos;
eterno menú de
“Kartoffee”, dejé de ver el mundo y el monótono Atlántico
Pág.96 eterno menú de
“Kartoffel”; dejé de ver el mundo y el monótono Atlántico
Las casas multicolores,
los viejos palacios con arcos en las puertas, las monstruosas catedrales como
cascarones, de las que Dios se hubiera ido hace siglos a vivir a otra parte,
las casas de juego dentro de antiguos palacios, la multitud infantilmente
curiosa en las calles, la duquesa de Braganza, perdida la razón, andando
hierática por una calle de piedras, seguida de cien chicos vagabundos y
atónitos, ésa fue mi entrada en Europa.
Pág. 96 Las casas
multicolores; los viejos palacios con arcos en la puerta; las monstruosas
catedrales como cascarones, de las que Dios se hubiera ido hace siglos a vivir
a otra parte; las casas de juego dentro de antiguos palacios; la multitud
infantilmente curiosa en las avenidas; la duquesa de Braganza, perdida la
razón, andando hierática por una calle de piedras, seguida por cien chicos
vagabundos y atónitos; ésa fue mi entrada en Europa.
más
allá los primeros hindúes con sus trajes talares, y mi vecina de mesa
Pág.96 Y más allá los
primeros hindúes con sus trajes talares. Y mi vecina de mesa
La arena calcinada
calcinada surcada tantas veces por el ir y venir de Arthur Rimbaud, aquellas
negras estatuarias con sus cestas de frutas, aquellas chozas miserables de la
población primitiva, y un aire destartalado en los cafés con luz vertical y
fantasmagórica…
Pág.105 La arena
calcinada, surcada tantas veces por el ir y venir de Arthur Rimbaud; aquellas
negras estatuarias con sus cestas de futa; aquellas chozas miserables de la
población primitiva; y un aire destartalado en los cafés aclarados por una luz
vertical y fantasmagórica…
¡Amarga desilusión!
Pág. 105 Amarga
desilusión!
Mire usted esos
automóviles…Todo es vanidad. Feliz de usted que es un joven poeta. ¿Ve usted
ese palacio? Era el de mi familia…y usted me tiene en este cuchitril, envuelto
en burocracia… Lo único que vale es el espíritu.
Pág. 93 Mire usted esos
automóviles. Todo es vanidad. Feliz de usted que es un joven poeta. Ve usted
ese palacio? Era de mi familia. Y usted me tiene ahora aquí, en este cuchitril,
envuelto en burocracia.
Acréscimo de parágrafo
todo el mundo me
preguntaba en la calle:- Pero ¿qué hace usted aquí? Usted debe irse a Paris.
Pág. 93 todo
el mundo me preguntaba en la calle:
-Pero, qué hace usted aquí? Usted debe
irse a Paris.
Apenas me veía llamaba con
displicencia a uno de sus secretarios y enarcando las cejas le decía: - No
estoy para nadie
Pág.93 Apenas me veía
aparecer llamaba con displicencia a uno de sus secretarios y, enarcando las
cejas, le decía:
- No estoy para nadie.
Eliminação de parágrafo
¡Ah!, pero por algo existía el Cónsul
de Chile en Singapur, del que yo era colega.
El señor Mansilla acudió presuroso.
Pág.105
Ah! Pero por algo existe el cónsul de Chile en Singapur, mi colega. El señor Mansilla
acudió presuroso.
Eliminação de maiúsculas
Repúblicas
Pág. 92 repúblicas
Jefe
Pág. 93 jefe
Plaza
Pág. 93 plaza
Director del servicio
Consular
Pág. 93 director del
servicio consular
Embajador
Pág. 94 embajador
Ministro de Relaciones
Exteriores
Pág. 94 ministro de Relaciones
Exteriores
Ministro
Pág. 94 ministro
Ministerio
Pág. 94 ministerio
Ministro Consejero
Pág. 93 ministro consejero
Colonias
Pág.101
colonias
Cónsul
Pág.105
cónsul
Gran
Pagoda Swe Dagon
Pág.106
gran pagoda Swe Dagon
Primera/Tercera/Clase
Unica/Quinta
En Buenos Aires cambiamos
mi pasaje de Primera por dos de Tercera y zarpamos en el “Baden”. Este era un
barco alemán que se decía de Clase Unica, pero ésta debe haber sido la Quinta.
Pág. 95
primera/tercera/clase única/quinta
En Buenos Aires cambiamos
mi pasaje de primera por dos de tercera y zarpamos en el Baden.Este era un
barco alemán que se decía de clase única, pero esa “única” debe haber sido la
quinta.
Palavras estrangeiras
“Kartofee”
Pag. 96 “Kartoffel”
Swe Dagon
Pág.106 Swei Dagon
Mudança de caracteres tipográficos
Café creme
Pág. 97
café crème
“petite bourgeoisie”
Pág. 101 petite bourgeoisie
Acréscimo de palabras
Nuestro poeta Vicente
Huidobro
Pág. 92 Nuestro gran poeta
Vicente Huidobro
Lo único que vale es el
espíritu
Pág. 93 Cuando lo único
que vale es el espíritu
y usted me tiene en este
cuchitril
Pág.93 Y usted me tiene
ahora aquí, en este cuchitril
Apenas me veía llamaba con
displicencia
Pág.93 Apenas me veía
aparecer llamaba con displicencia
y usted me tiene en este
cuchitril
Pág.93 Y usted me tiene
ahora aquí, en este cuchitril
Apenas me veía llamaba con
displicencia
Pág.93 Apenas me veía
aparecer llamaba con displicencia
pero ésta debe haber sido
la Quinta
Pág. 95 pero ésa “única”
debe haber sido la quinta
Nuestra colonia
sudamericana bebía y bailaba tangos,
Pág.97 Nuestra colonia
sudamericana bebía coñac y bailaba tangos,
y un aire destartalado en
los cafés con luz vertical y fantasmagórica…
Pág.101 y un aire
destartalado en los cafés aclarados por una luz vertical y fantasmagórica…
El Mediterráneo se fue
abriendo con sus puertos, sus alfombras, sus traficantes, sus mercados
Pág. 101 El Mediterráneo
se fue abriendo a nuestra popa con sus puertos, sus alfombras, sus traficantes,
sus mercados.
el Vieux Port alado de
velámenes e hirviente con su propia tenebrosa turbulencia
Pág. 101 el Vieux Port
alado de velámenes hirvientes con su propia, tenebrosa turbulencia.
Allí se tomaba té con
limón.
Pág. 102 Allí se tomaba té
helado con limón.
Nuestros fondos nos
esperaban en Rangoon.
Pág. 105 Nuestro nuevos
fondos nos esperaban en Rangoon.
Tomó su sombrero y corría
hacia la puerta
Pág.105 Tomó su sombrero,
y ya corría hacia la puerta
Le ruego conseguirme un
local y el permiso necesario.
Pág.105 Le ruego conseguirme
el local, un intérprete y el permiso necesario.
Transamos en aquella
extravagante negociación que se convirtió en patriótico chantaje.
Pág.106 Finalmente
transamos en aquella extravagante negociación con cariz de patriótico chantaje.
Substituição de palavras
Un amigo me recomendó al
Jefe de una repartición en el Ministerio de elaciones.
Pág.93 Un amigo me
recomendó al jefe de un departamento en el Ministerio de Relaciones
al darme la mano para
despedirme
Pág.93 al darme la mano de
despedida
un alto protector de las
artes que se desempeña en el Ministerio
Pág. 94 un alto protector
de las artes que trabaja en el ministerio
Esta familia Bianchi
Pág.94 La familia Bianchi
subimos las escalinatas de
mármol
Pág. 94 subimos las
escaleras de mármol
A nuestro paso se
apartaban presurosamente ordenanzas y empleados
Pág.94 A nuestro paso se
apartaban apresuradamente ordenanzas y empleados
pero ésta debe haber sido
la Quinta
Pág.95 pero ésa “única”
debe haber sido la quinta
y fingía leerme las líneas
con ademanes misteriosos
Pág.95 y fingía
interpretar sus líneas con ademanes misteriosos
les reservaba una visita a
nuestros camarote
Pág. 95 les pronosticaba
una visita a nuestro camarote
infinitamente graciosa
Pág. 96 infinitamente
brasileña
Aquella Lisboa alegre de
aquellos años
Pág. 96 La Lisboa alegre
de aquellos años
la multitud infantilmente
curiosa en las calles
Pág.96 la multitud
infantilmente curiosa en las avenidas
Y luego Madrid con sus
cafés llenos de gente, el bonachón Primo de Rivera dando la primera lección de
tiranía a un país que iba a recibir después la lección completa,
Pág. 96 Y luego Madrid con
sus cafés llenos de gente; el bonachón Primo de Ribera dando la primera lección
de dictadura a un país que iba a recibir después la lección completa.
con una culebrita
enrollada al cuello
Pág.97 con su culebrita
enrollada al cuello
Durante el viaje, al ver
los de la tripulación nuestras máquinas de escribir y nuestro papeleo de
escritores, nos pidieron que les escribiéramos a máquina sus cartas.
Pág.101 Durante el viaje,
al observar los de la tripulación nuestras máquinas de escribir y nuestro
papeleo de escritores, nos pidieron que les tecleáramos a máquina sus cartas.
Íbamos al Mar Mediterráneo
Pág.101 Íbamos hacia el
Mar Mediterráneo.
el Vieux Port alado de
velámenes e hirviente con su propia tenebrosa turbulencia.
Pág. 101 el Vieux Port
alado de velámenes hirvientes con su propia tenebrosa turbulencia.
Varios días de barco nos
esperaban y, además, el único que hacía la travesía había partido a Rangoon el
día anterior. No había para pagar el hotel ni los pasajes.
Pág. 105 Varios días de
barco nos esperaban y, para complemento, el único que hacia la travesía había
partido hacia Rangoon el día anterior. No teníamos para pagar el hotel ni los
pasajes.
Cuando
se me ocurrió una idea salvadora
Pág.105
cuando se me ocurrió una idea maquiavélica
para
obtener el dinero del pasaje
Pág.105
para reunir el dinero del pasaje
Le
ruego conseguirme un local y el permiso necesario
Pág.105
Le ruego conseguirme el local y el permiso necesario
Al contarlo, vimos que los
recibos eran por mayor cantidad
Pág.106 Al contarlo
observamos que los recibos eran por una cantidad mayor
Son los intereses, nos
dijo.
Pág.106 - Son los
intereses – nos explicó.
Junto a ese río comenzaba
mi nueva vida.
Pág.106 Junto a sus aguas
comenzaba mi nueva vida.
Transamos en aquella extravagante
negociación que se convirtió en patriótico chantaje.
Pág. 106 Finalmente
transamos en aquella extravagante negociación con cariz de patriótico chantaje.
Eliminação de palabras
me dijo de pasada que no
me preocupara del asunto
Pág.93 me dijo que no me
preocupara del asunto
Lo cierto es que durante
dos años acudí periódicamente al gabinete del atento jefe diplomático
Pág. 93 Durante dos años
acudí periódicamente al gabinete del atento jefe diplomático
Desde aquí tiene una buena vista hacia
la Plaza, más bien, hacia la feria en la Plaza.Pág.93 Desde aquí tiene una
buena vista hacia la plaza, hacia la feria de la plaza.
Era el de mi familia
Pág.93 Era de mi familia
Después de una hora de esta
conversación artística
Pág.93 Después de una hora de
conversación artística
que él era director del servicio
Consular y que podía ya considerarme designado
Pág.93 que él era director del
servicio Consular.
- Puede considerarse usted desde ya
designado
el Cónsul de Chile en Singapur, del
que yo era colega.
Pág. 105 el cónsul de Chile en
Singapur, mi colega.
- Señor Mancilla, le dije, voy a verme
obligado
Pág.105 -Señor Mancilla, voy a verme
obligado
Eliminação
de frase
La pintura seguía y sigue supeditada a
lo que se pinta en París y todo un Continente – con titánicas excepciones –
espera el vuelo de una mosca estética en Paris para cambiar la dirección de su
propio vuelo. Desde entonces hasta ahora, en Literatura, ha cambiado sensiblemente
este panorama colonial. Pág.92
que trabajaban en el verano en la costa de
Argentina y Brasil Pág.95
Aquellos ojos oscuros, que sólo al
pasar se enredaron con los míos, duraron mucho tiempo en mi recuerdo. Pág.96
Pág. 101 ¿Por qué los trenes yo no llevan
pasajeros alegres? Pág.101
el cónsul de Chile en Singapur, del
que yo era colega Pág.105
Atónitos lo miramos pág.106
A nuestro paso se apartaban
presurosamente ordenanzas y empleados, y sin detenernos entramos al gabinete
del Ministro. Pág.94
Poco a poco su sonrisa se fue
debilitando y en el mismo sitio que ella ocupaba se le quedó colgado un rictus
de irritación Pág. 105
Eliminação
de parágrafo
Yo
no comprendía bien por qué un poeta semiaraucano como yo, provinciano y
selvático, tenía que trasladarme a Paris de Francia, para escribir, cuando allí
hablaban otro idioma y vivían de otra manera. Pero lo cierto fue que ante la
insistencia colectiva me sentí obligado a pensar en preparar un viaje que, sin
recursos de ninguna clase, resultaba más difícil entonces de realizar que ahora
el viaje de un astronauta. Pág.93
Le representé que como colega debía
ayudarme en esa dificultad inesperada, que mi dinero estaba en Rangoon, muy
cerca de allí, que una equivocación geográfica nos ponía en situación
imposible. Pág. 105
Años
más tarde llegué a Singapur a hacerme cargo de ese Consulado, por orden del
Gobierno de Chile. Pude constatar que el Cónsul había cobrado mi cheque y otro
más grande con los intereses, pero de los fondos del Estado. No para allí todo.
Este hombre había descubierto una fórmula estupenda. El Consulado no existía.
Había por allí un viejo holandés que recibía los derechos consulares y se los
remitía a París. El, desde París, y durante años, remetía sus cuentas y sus
informes fechándolos en Singapur. ¡Qué hombre tan listo para darse buena vida
en Paris! ¿Qué será de él? Pág.106
Mudança sintática
Al contarlo, vimos que los recibos
eran por mayor cantidad.
Pág. 106 Al contarlo observamos que
los recibos eran por una cantidad mayor.
Y mi vecina de mesa que tomaba con
melancólica lentitud un café creme con una culebrita enrollada al cuello.Pág.
97 Y mi vecina de mesa, con su culebrita enrollada al cuello, que tomaba con
melancólica lentitud un café crème.
Vi asomar gigantesco el embudo de oro
Pág. 106 Vi asomar el gigantesco
embudo de oro
el Vieux Port alado de velámenes e
hirviente con su propia tenebrosa turbulencia.
Pág. 101 el Vieux Port alado de
velámenes hirvientes con su propia, tenebrosa turbulencia.
Poco a poco su sonrisa se fue
debilitando hasta desaparecer de un todo y dejar sitio a un rictus de
irritación.
Pág. 105 Poco a poco su sonrisa se fue
debilitando hasta desaparecer de un todo y dejar sitio a un rictus de
irritación.
Multitud de trajes extraños, de
colorido violento, se agolpaban en el muelle.Pág. 106 Multitud de trajes
extraños agolpaban su violento colorido en el muelle.
Mudança
de tempo verbal
¡Ah!, pero por algo existía el Cónsul
de Chile
Pág. 105 Ah! Pero por algo existe el
cónsul de Chile
Reescrita
de frase
Pero, en los años 20, la vida cultural
de mi país y supongo que las demás en el Continente, dependía exclusivamente de
Europa, sin respiración propia.
Pág. 92 Pero la vida cultural de
nuestros países en los años 20 dependía exclusivamente de Europa salvo contadas
y heroicas excepciones.
En cada una de nuestras Repúblicas
había una “élite” cosmopolita y los escritores de la oligarquía vivían en
Paris.
Pág. 92 En cada una de nuestras
Repúblicas había una “élite” cosmopolita y en cuanto a los escritores de la
oligarquía, ellos vivían en Paris.
Aún ni aparecían los venezolanos
sepultados en el reino de Gómez,
Pág.96 Aún no soñaban en aparecer los
venezolanos sepultados entonces bajo el reino de Gómez.
los primeros poemas de “Residencia en la tierra” que los españoles
tardarían en comprender, hasta que llego más
tarde la generación brillante de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.
Pág. 96 Mis poemas iniciales de Residencia en la tierra que los
españoles tardarían en comprender; sólo llegarían a comprenderlos más tarde,
cuando surgió la generación de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.
esperando cualquier oportunidad para
levantar algún colosal desorden pegándose con medio mundo
.Pág. 97 esperando la menor
oportunidad para armar alguna colosal trifulga y pegarse con medio mundo.
Reescrita
de parágrafo
Estoy seguro de que hablaba con sinceridad, pues acto
seguido y sin tregua, me conversaba de perros de raza: “Quien no ama a los
perros no ama a los niños”. Seguía con la novela inglesa, luego con
antropología y espiritismo, para detenerse en heráldica y genealogía. Otra vez,
al despedirme, me repetía como un secreto temible entre los dos que mi puesto
para el extranjero estaba asegurado. Aunque yo carecía de dinero para comer esa
noche, salía a la calle respirando como un Ministro Consejero.
Este
contacto con las esferas ejecutivas y con la alta espiritualidad me hacía
sentirme con un pie en el estribo, y cuando mis amigos me preguntaban qué
andaba haciendo, yo me daba importancia y respondía: “preparo mi viaje a
Europa”.
Pág. 94 Hablaba con sinceridad, estoy
seguro. Acto seguido me conversaba sin tregua de perros de raza: “Quien no ama
a los perros no ama a los niños”. Seguía con la novela inglesa, después pasaba
a antropología y al espiritismo, para detenerse más allá en cuestiones de
heráldica y genealogía. Al despedirme repetía una vez más, como un secreto
temible entre los dos que mi puesto en el extranjero estaba asegurado. Aunque
yo carecía de dinero para comer, salía a la calle esa noche respirando como un ministro
consejero. Y cuando mis amigos me preguntaban qué andaba haciendo, yo me daba
importancia y respondía:
- Preparo mi viaje a Europa.
Este era muy bajito de estatura y para
ser más importante, al escuchar las primeras palabras de mi amigo, de un salto
se sentó en el pupitre. Mi amigo le representó mis impetuosos deseos de salir
de Chile. Sin hablar el Ministro tocó uno de sus muchos timbres y pronto
apareció, para mayor confusión de mi parte, mi protector espiritual. Apenas se
inclinó ante el Ministro, éste le dijo:
¿Qué puestos están vacantes en el
servicio?
Mi protector, que
allí no podía hablar de Tchaikovsky, dio los nombres de varias ciudades
diseminadas en el mundo, de las cuales yo sólo alcancé a escuchar un nombre que
nunca había oído ni leído antes: Rangoon. El Ministro me dijo:- ¿Quiere ir,
Pablo? – A Rangoon, respondí sin vacilar. – Nómbrelo, ordenó el Ministro. Mi
protector corrió y volvió con el decreto.
Pág. 94 Este era muy bajito de
estatura y, para amortiguarlo, se sentó de un salto en el pupitre. Mi amigo le
refirió mis impetuosos deseos de salir de Chile. El ministro tocó uno de sus
muchos timbres y pronto apreció, para aumentar mi confusión, mi protector
espiritual.
-Qué puestos están vacantes en el
servicio? – le dijo el ministro.
-El atildado
funcionario, que ahora no podía hablar de Tchaikovski, dio los nombres de
varias ciudades diseminadas en el mundo, de las cuales sólo alcancé a pescar un
nombre que nunca había leído antes: Rangoon.
-Dónde quiere ir,
Pablo? – me dijo el ministro.
-A Rangoon – respondí
sin vacilar.
-Nómbrelo – ordenó el
ministro a mi protector, que ya corría y volvía con el decreto.
Había
un globo terráqueo en el salón ministerial y con mi amigo Bianchi buscamos la
remota ciudad de Rangoon. El viejo mapa tenía una profunda abolladura en una
región del Asia y allí descubrimos a Rangoon. Pero, cuando encontré a mis
amigos, horas más tarde, y quisieron celebrar mi nombramiento, olvidé por completo
el nombre de la ciudad y sólo pude explicarles con mucho júbilo que me habían
nombrado Cónsul en el fabuloso Oriente y que el lugar a que iba destinado se
hallaba en un agujero del mapa.
Pág.94
Había un globo terráqueo en el salón ministerial. Mi amigo Bianchi y yo
buscamos la ignota ciudad de Rangoon. El viejo mapa tenía una profunda
abolladura en una región del Asia y en esa concavidad lo descubrimos.
-Rangoon. Aquí está
Rangoon.
Pero cuando encontré a mis amigos poetas, horas más
tarde, y quisieron celebrar mi nombramiento, resultó que había olvidado por
completo el nombre de la ciudad. Sólo pude explicarles con desbordante júbilo
que me habían nombrado cónsul en el fabuloso Oriente y que el lugar a que iba
destinado se hallaba en un agujero del mapa.
Tomó su
sombrero y corría hacia la puerta cuando se me ocurrió una idea salvadora: -
Señor Mansilla, le dije, voy a verme obligado a dar algunas conferencias sobre
nuestra patria con entrada pagada para obtener el dinero del pasaje .Le ruego
conseguirme un local y el permiso necesario. El hombre se puso pálido:
-¿Conferencias en Singapur? No lo
permito. Esta es mi jurisdicción y nadie más que yo puede hablar aquí de Chile.
– Cálmese, señor Mansilla, le respondí. Mientras más personas hablemos de la
patria lejana, tanto mejor. ¡No veo por qué se irita usted! Transamos en
aquella extravagante negociación que se convirtió en patriótico chantaje. Tembloroso de furia nos hizo firmar diez
recibos y nos alargó el dinero. Al contarlo, vimos que los recibos eran por
mayor cantidad. Atónitos lo miramos. – Son los intereses, nos dijo. Diez días
después le enviaba yo el cheque desde Rangoon. Pero no le mandé los intereses
Pág.106
Tomó su sombrero, y ya corría hacia la puerta cuando se me ocurrió una idea
maquiavélica:
Estudo comparativo
A primeira transcrição
se refere ao texto Las vidas del Poeta,
Memorias y recuerdos de Pablo Neruda, publicado pela revista O Cruzeiro Internacional em 1962,
reproduzido aqui e com a indicação em negrito do que foi mudado em Confieso que he vivido (Barcelona, Seix
Barral, 1974). A segunda transcrição é antecedida da menção da página em que
ocorreu a mudança em Confieso que he
vivido.
Mudança de pontuação
Que él
era el Director del servicio Consular y que podía yo considerarme designado
para un puesto en el exterior.
Pág. 93
que él era el director del servicio consular.
-Puede
considerarse usted desde ya designado para un puesto en el exterior.
Mire usted esos
automóviles…Todo es vanidad. Feliz de usted que es un joven poeta. ¿Ve usted
ese palacio? Era el de mi familia…y usted me tiene en este cuchitril, envuelto
en burocracia… Lo único que vale es el espíritu.
Pág. 93 Mire usted esos automóviles.
Todo es vanidad. Feliz de usted que es un joven poeta. Ve usted ese palacio?
Era de mi familia. Y usted me tiene ahora aquí, en este cuchitril, envuelto en
burocracia.
Mi amigo, que había sido Embajador y conocía los secretos
ministeriales, me - preguntó:- ¿No sale aún tu nombramiento?- Lo tendré de un
momento a otro, según me lo asegura un alto protector de las artes que se
desempeña en Ministerio, le contesté.
Se sonrió y me dijo: - Vamos a ver al Ministro
Pág. 94 Mi amigo, que
había sido embajador y conocía los secretos ministeriales, me preguntó
- No sale aún tu nombramiento?
- Lo tendré de un
momento a otro, según me lo asegura un alto protector de las artes que trabaja
en el ministerio.
Se sonrió y me dijo:
-Vamos a ver al ministro.
Los
turnos se dividían en dos, uno para servir rápidamente a los inmigrantes
portugueses y gallegos
Pág. 95
Los turnos se dividían en dos: uno para servir rápidamente a los inmigrantes
portugueses y gallegos;
eterno
menú de “Kartoffee”, dejé de ver el mundo y el monótono Atlántico
Pág.96 eterno menú de
“Kartoffel”; dejé de ver el mundo y el monótono Atlántico
Y luego Madrid con sus cafés llenos de
gente, el bonachón Primo de Rivera dando la primera lección de tiranía a un
país que iba a recibir después la lección completa, los primeros poemas de
“Residencia en la tierra” que los españoles tardarían en comprender, hasta que
llegó más tarde la generación brillante de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.
Pág. 96 Y luego Madrid con sus cafés
llenos de gente; el bonachón Primo de Rivera dando la primera lección de
Dictadura a un país que iba a recibir después la lección completa. Mis poemas
iniciales de Residencia en la Tierra que
los españoles tardarían en comprender; sólo llegarían a comprenderlos más tarde,
cuando surgió la generación de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.
¡Ah!, pero por algo
existía el Cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega
Pág.105 Ah! Pero por algo
existe el Cónsul de Chile en Singapur, mi colega.
Las casas multicolores, los
viejos palacios con arcos en las puertas, las monstruosas catedrales como
cascarones, de las que Dios se hubiera ido hace siglos a vivir a otra parte,
las casas de juego dentro de antiguos palacios, la multitud infantilmente
curiosa en las calles, la duquesa de Braganza, perdida la razón, andando
hierática por una calle de piedras, seguida de cien chicos vagabundos y
atónitos, ésa fue mi entrada en Europa.
Pág. 96 Las casas
multicolores; los viejos palacios con arcos en la puerta; las monstruosas catedrales
como cascarones, de las que Dios se hubiera ido hace siglos a vivir a otra
parte; las casas de juego dentro de antiguos palacios; la multitud
infantilmente curiosa en las avenidas; la duquesa de Braganza, perdida la
razón, andando hierática por una calle de piedras, seguida por cien chicos
vagabundos y atónitos; ésa fue mi entrada en Europa.
más
allá los primeros hindúes con sus trajes talares, y mi vecina de mesa
Pág.96 Y más allá los
primeros hindúes con sus trajes talares. Y mi vecina de mesa
La arena calcinada
calcinada surcada tantas veces por el ir y venir de Arthur Rimbaud, aquellas
negras estatuarias con sus cestas de frutas, aquellas chozas miserables de la
población primitiva, y un aire destartalado en los cafés con luz vertical y
fantasmagórica…
Pág.105 La arena
calcinada, surcada tantas veces por el ir y venir de Arthur Rimbaud; aquellas
negras estatuarias con sus cestas de futa; aquellas chozas miserables de la
población primitiva; y un aire destartalado en los cafés aclarados por una luz
vertical y fantasmagórica…
¡Ah!, pero por algo
existía el Cónsul de Chile en Singapur, del que yo era colega
Pág.105 Ah! Pero por algo
existe el Cónsul de Chile en Singapur, mi colega.
¡Amarga desilusión!
Pág. 105 Amarga
desilusión!
“No puedo ayudarles en
nada! Acudan al Ministerio! ”
Pág. 105 – No puedo
ayudarles en nada. Acudan al Ministerio!
Quebra de parágrafo
todo el mundo me
preguntaba en la calle:- Pero ¿qué hace usted aquí? Usted debe irse a Paris.
Pág. 93 todo
el mundo me preguntaba en la calle:
-Pero, qué hace usted aquí? Usted debe
irse a Paris.
Apenas me veía llamaba con
displicencia a uno de sus secretarios y enarcando las cejas le decía: - No
estoy para nadie
Pág.93 Apenas me veía
aparecer llamaba con displicencia a uno de sus secretarios y, enarcando las
cejas, le decía:
- No estoy para nadie.
-
¡Ah!, pero por algo existía el Cónsul
de Chile en Singapur, del que yo era colega.
El señor Mansilla acudió presuroso.
Pág.105
Ah! Pero por algo existe el cónsul de Chile en Singapur, mi colega. El señor Mansilla
acudió presuroso.
Eliminação de maiúsculas
Repúblicas
Pág. 92 repúblicas
Jefe
Pág. 93 jefe
Plaza
Pág. 93 plaza
Ministro Consejero
Pág. 93 ministro consejero
Director del servicio
Consular
Pág. 93 director del
servicio consular
Embajador
Pág. 94 embajador
Ministro de Relaciones
Exteriores
Pág. 94 ministro de Relaciones
Exteriores
Ministro
Pág. 94 ministro
Ministerio
Pág. 94 ministerio
Colonias
Pág.101
colonias
Cónsul
Pág.105 cónsul
Gran
Pagoda Swe Dagon
Pág.106
gran pagoda Swe Dagon
Primera/Tercera/Clase
Unica/Quinta
En Buenos Aires cambiamos
mi pasaje de Primera por dos de Tercera y zarpamos en el “Baden”. Este era un
barco alemán que se decía de Clase Unica, pero ésta debe haber sido la Quinta.
Pág. 95
primera/tercera/clase única/quinta
En Buenos Aires cambiamos
mi pasaje de primera por dos de tercera y zarpamos en el Baden.Este era un
barco alemán que se decía de clase única, pero esa “única” debe haber sido la
quinta.
Palavras estrangeiras
“Kartofee”
Pag. 96 “Kartoffel”
Swe Dagon
Pág.106 Swei Dagon
Mudança de caracteres tipográficos
Café creme
Pág. 97
café crème
“petite bourgeoisie”
Pág. 101 petite bourgeoisie
Acréscimo de palabras
Nuestro poeta Vicente Huidobro
Pág. 92 Nuestro gran poeta
Vicente Huidobro
Lo único que vale es el
espíritu
Pág. 93 Cuando lo único
que vale es el espíritu
y usted me tiene en este
cuchitril
Pág.93 Y usted me tiene
ahora aquí, en este cuchitril
Apenas me veía llamaba con
displicencia
Pág.93 Apenas me veía
aparecer llamaba con displicencia
y usted me tiene en este
cuchitril
Pág.93 Y usted me tiene
ahora aquí, en este cuchitril
Apenas me veía llamaba con
displicencia
Pág.93 Apenas me veía
aparecer llamaba con displicencia
pero ésta debe haber sido
la Quinta
Pág. 95 pero ésa “única”
debe haber sido la quinta
Nuestra colonia
sudamericana bebía y bailaba tangos,
Pág.97 Nuestra colonia
sudamericana bebía coñac y bailaba tangos,
y un aire destartalado en
los cafés con luz vertical y fantasmagórica…
Pág.101 y un aire
destartalado en los cafés aclarados por una luz vertical y fantasmagórica…
El Mediterráneo se fue
abriendo con sus puertos, sus alfombras, sus traficantes, sus mercados
Pág. 101 El Mediterráneo
se fue abriendo a nuestra popa con sus puertos, sus alfombras, sus traficantes,
sus mercados.
el Vieux Port alado de
velámenes e hirviente con su propia tenebrosa turbulencia
Pág. 101 el Vieux Port
alado de velámenes hirvientes con su propia, tenebrosa turbulencia.
Allí se tomaba té con
limón.
Pág. 102 Allí se tomaba té
helado con limón.
Nuestros fondos nos
esperaban en Rangoon.
Pág. 105 Nuestro nuevos
fondos nos esperaban en Rangoon.
Tomó su sombrero y corría
hacia la puerta
Pág.105 Tomó su sombrero,
y ya corría hacia la puerta
Le ruego conseguirme un
local y el permiso necesario.
Pág.105 Le ruego
conseguirme el local, un intérprete y el permiso necesario.
Transamos en aquella
extravagante negociación que se convirtió en patriótico chantaje.
Pág.106 Finalmente
transamos en aquella extravagante negociación con cariz de patriótico chantaje.
Substituição de palavras
Un amigo me recomendó al
Jefe de una repartición en el Ministerio de elaciones.
Pág.93 Un amigo me
recomendó al jefe de un departamento en el Ministerio de Relaciones
al darme la mano para
despedirme
Pág.93 al darme la mano de
despedida
un alto protector de las
artes que se desempeña en el Ministerio
Pág. 94 un alto protector
de las artes que trabaja en el ministerio
Esta familia Bianchi
Pág.94 La familia Bianchi
subimos las escalinatas de
mármol
Pág. 94 subimos las
escaleras de mármol
A nuestro paso se
apartaban presurosamente ordenanzas y empleados
Pág.94 A nuestro paso se
apartaban apresuradamente ordenanzas y empleados
pero ésta debe haber sido
la Quinta
Pág.95 pero ésa “única”
debe haber sido la quinta
y fingía leerme las líneas
con ademanes misteriosos
Pág.95 y fingía
interpretar sus líneas con ademanes misteriosos
les reservaba una visita a
nuestros camarote
Pág. 95 les pronosticaba
una visita a nuestro camarote
infinitamente graciosa
Pág. 96 infinitamente
brasileña
Aquella Lisboa alegre de
aquellos años
Pág. 96 La Lisboa alegre
de aquellos años
la multitud infantilmente
curiosa en las calles
Pág.96 la multitud
infantilmente curiosa en las avenidas
Y luego Madrid con sus
cafés llenos de gente, el bonachón Primo de Rivera dando la primera lección de
tiranía a un país que iba a recibir después la lección completa,
Pág. 96 Y luego Madrid con
sus cafés llenos de gente; el bonachón Primo de Ribera dando la primera lección
de dictadura a un país que iba a recibir después la lección completa.
con una culebrita
enrollada al cuello
Pág.97 con su culebrita
enrollada al cuello
Durante el viaje, al ver
los de la tripulación nuestras máquinas de escribir y nuestro papeleo de
escritores, nos pidieron que les escribiéramos a máquina sus cartas.
Pág.101 Durante el viaje,
al observar los de la tripulación nuestras máquinas de escribir y nuestro
papeleo de escritores, nos pidieron que les tecleáramos a máquina sus cartas.
Íbamos al Mar Mediterráneo
Pág.101 Íbamos hacia el
Mar Mediterráneo.
el Vieux Port alado de
velámenes e hirviente con su propia tenebrosa turbulencia.
Pág. 101 el Vieux Port
alado de velámenes hirvientes con su propia tenebrosa turbulencia.
Varios días de barco nos
esperaban y, además, el único que hacía la travesía había partido a Rangoon el
día anterior. No había para pagar el hotel ni los pasajes.
Pág. 105 Varios días de
barco nos esperaban y, para complemento, el único que hacia la travesía había
partido hacia Rangoon el día anterior. No teníamos para pagar el hotel ni los
pasajes.
Cuando
se me ocurrió una idea salvadora
Pág.105
cuando se me ocurrió una idea maquiavélica
para
obtener el dinero del pasaje
Pág.105
para reunir el dinero del pasaje
Le
ruego conseguirme un local y el permiso necesario
Pág.105
Le ruego conseguirme el local y el permiso necesario
Al contarlo, vimos que los
recibos eran por mayor cantidad
Pág.106 Al contarlo
observamos que los recibos eran por una cantidad mayor
Son los intereses, nos
dijo.
Pág.106 - Son los
intereses – nos explicó.
Junto a ese río comenzaba
mi nueva vida.
Pág.106 Junto a sus aguas
comenzaba mi nueva vida.
Transamos en aquella
extravagante negociación que se convirtió en patriótico chantaje.
Pág. 106 Finalmente
transamos en aquella extravagante negociación con cariz de patriótico chantaje.
Eliminação de palabras
me dijo de pasada que no
me preocupara del asunto
Pág.93 me dijo que no me
preocupara del asunto
Lo cierto es que durante
dos años acudí periódicamente al gabinete del atento jefe diplomático
Pág. 93 Durante dos años
acudí periódicamente al gabinete del atento jefe diplomático
Desde aquí tiene una buena vista hacia
la Plaza, más bien, hacia la feria en la Plaza.Pág.93 Desde aquí tiene una
buena vista hacia la plaza, hacia la feria de la plaza.
Era el de mi familia
Pág.93 Era de mi familia
Después de una hora de esta
conversación artística
Pág.93 Después de una hora de
conversación artística
que él era director del servicio
Consular y que podía ya considerarme designado
Pág.93 que él era director del
servicio Consular.
- Puede considerarse usted desde ya
designado
el Cónsul de Chile en Singapur, del
que yo era colega.
Pág. 105 el cónsul de Chile en
Singapur, mi colega.
- Señor Mancilla, le dije, voy a verme
obligado
Pág.105 -Señor Mancilla, voy a verme
obligado
Eliminação
de frase
La pintura seguía y sigue supeditada a
lo que se pinta en París y todo un Continente – con titánicas excepciones –
espera el vuelo de una mosca estética en Paris para cambiar la dirección de su
propio vuelo. Desde entonces hasta ahora, en Literatura, ha cambiado
sensiblemente este panorama colonial. Pág.92
que trabajaban en el verano en la costa de Argentina
y Brasil Pág.95
Aquellos ojos oscuros, que sólo al
pasar se enredaron con los míos, duraron mucho tiempo en mi recuerdo. Pág.96
Pág. 101 ¿Por qué los trenes yo no llevan
pasajeros alegres? Pág.101
el cónsul de Chile en Singapur, del
que yo era colega Pág.105
Atónitos lo miramos pág.106
A nuestro paso se apartaban
presurosamente ordenanzas y empleados, y sin detenernos entramos al gabinete
del Ministro. Pág.94
Poco a poco su sonrisa se fue debilitando
y en el mismo sitio que ella ocupaba se le quedó colgado un rictus de
irritación Pág. 105
Eliminação
de parágrafo
Yo
no comprendía bien por qué un poeta semiaraucano como yo, provinciano y
selvático, tenía que trasladarme a Paris de Francia, para escribir, cuando allí
hablaban otro idioma y vivían de otra manera. Pero lo cierto fue que ante la
insistencia colectiva me sentí obligado a pensar en preparar un viaje que, sin
recursos de ninguna clase, resultaba más difícil entonces de realizar que ahora
el viaje de un astronauta. Pág.93
Le representé que como colega debía
ayudarme en esa dificultad inesperada, que mi dinero estaba en Rangoon, muy
cerca de allí, que una equivocación geográfica nos ponía en situación
imposible. Pág. 105
Años
más tarde llegué a Singapur a hacerme cargo de ese Consulado, por orden del
Gobierno de Chile. Pude constatar que el Cónsul había cobrado mi cheque y otro
más grande con los intereses, pero de los fondos del Estado. No para allí todo.
Este hombre había descubierto una fórmula estupenda. El Consulado no existía.
Había por allí un viejo holandés que recibía los derechos consulares y se los
remitía a París. El, desde París, y durante años, remetía sus cuentas y sus
informes fechándolos en Singapur. ¡Qué hombre tan listo para darse buena vida
en Paris! ¿Qué será de él? Pág.106
Mudança sintática
Y mi vecina de mesa que tomaba con
melancólica lentitud un café creme con una culebrita enrollada al cuello
Pág. 97 Y mi vecina de mesa, con su
culebrita enrollada al cuello, que tomaba con melancólica lentitud un café crème.
el Vieux Port alado de velámenes e
hirviente con su propia tenebrosa turbulencia.
Pág. 101 el Vieux Port alado de
velámenes hirvientes con su propia, tenebrosa turbulencia.
Poco a poco su sonrisa se fue
debilitando hasta desaparecer de un todo y dejar sitio a un rictus de
irritación.
Pág. 105 Poco a poco su sonrisa se fue
debilitando hasta desaparecer de un todo y dejar sitio a un rictus de
irritación.
Al contarlo, vimos que los recibos
eran por mayor cantidad.
Pág. 106 Al contarlo observamos que
los recibos eran por una cantidad mayor.
Vi asomar gigantesco el embudo de oro
Pág. 106 Vi asomar el gigantesco
embudo de oro
Multitud de trajes extraños, de
colorido violento, se agolpaban en el muelle.Pág. 106 Multitud de trajes
extraños agolpaban su violento colorido en el muelle.
Mudança
de tempo verbal
¡Ah!, pero por algo existía el Cónsul
de Chile
Pág. 105 Ah! Pero por algo existe el
cónsul de Chile
Reescrita
de frase
Pero, en los años 20, la vida cultural
de mi país y supongo que las demás en el Continente, dependía exclusivamente de
Europa, sin respiración propia.
Pág. 92 Pero la vida cultural de nuestros
países en los años 20 dependía exclusivamente de Europa salvo contadas y
heroicas excepciones.
En cada una de nuestras Repúblicas
había una “élite” cosmopolita y los escritores de la oligarquía vivían en
Paris.
Pág. 92 En cada una de nuestras Repúblicas
había una “élite” cosmopolita y en cuanto a los escritores de la oligarquía,
ellos vivían en Paris.
Aún ni aparecían los venezolanos
sepultados en el reino de Gómez,
Pág.96 Aún no soñaban en aparecer los
venezolanos sepultados entonces bajo el reino de Gómez.
los primeros poemas de “Residencia en la tierra” que los españoles
tardarían en comprender, hasta que llego más
tarde la generación brillante de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.
Pág. 96 Mis poemas iniciales de Residencia en la tierra que los
españoles tardarían en comprender; sólo llegarían a comprenderlos más tarde,
cuando surgió la generación de Alberti, Lorca, Aleixandre, Diego.
esperando cualquier oportunidad para
levantar algún colosal desorden pegándose con medio mundo
.Pág. 97 esperando la menor
oportunidad para armar alguna colosal trifulga y pegarse con medio mundo.
Reescrita
de parágrafo
Estoy seguro de que hablaba con sinceridad, pues acto
seguido y sin tregua, me conversaba de perros de raza: “Quien no ama a los
perros no ama a los niños”. Seguía con la novela inglesa, luego con
antropología y espiritismo, para detenerse en heráldica y genealogía. Otra vez,
al despedirme, me repetía como un secreto temible entre los dos que mi puesto
para el extranjero estaba asegurado. Aunque yo carecía de dinero para comer esa
noche, salía a la calle respirando como un Ministro Consejero.
Este
contacto con las esferas ejecutivas y con la alta espiritualidad me hacía
sentirme con un pie en el estribo, y cuando mis amigos me preguntaban qué
andaba haciendo, yo me daba importancia y respondía: “preparo mi viaje a
Europa”.
Pág. 94 Hablaba con sinceridad, estoy
seguro. Acto seguido me conversaba sin tregua de perros de raza: “Quien no ama
a los perros no ama a los niños”. Seguía con la novela inglesa, después pasaba
a antropología y al espiritismo, para detenerse más allá en cuestiones de
heráldica y genealogía. Al despedirme repetía una vez más, como un secreto
temible entre los dos que mi puesto en el extranjero estaba asegurado. Aunque
yo carecía de dinero para comer, salía a la calle esa noche respirando como un ministro
consejero. Y cuando mis amigos me preguntaban qué andaba haciendo, yo me daba
importancia y respondía:
- Preparo mi viaje a Europa.
Este era muy bajito de estatura y para
ser más importante, al escuchar las primeras palabras de mi amigo, de un salto
se sentó en el pupitre. Mi amigo le representó mis impetuosos deseos de salir
de Chile. Sin hablar el Ministro tocó uno de sus muchos timbres y pronto
apareció, para mayor confusión de mi parte, mi protector espiritual. Apenas se
inclinó ante el Ministro, éste le dijo:
¿Qué puestos están vacantes en el
servicio?
Mi protector, que
allí no podía hablar de Tchaikovsky, dio los nombres de varias ciudades
diseminadas en el mundo, de las cuales yo sólo alcancé a escuchar un nombre que
nunca había oído ni leído antes: Rangoon. El Ministro me dijo:- ¿Quiere ir,
Pablo? – A Rangoon, respondí sin vacilar. – Nómbrelo, ordenó el Ministro. Mi
protector corrió y volvió con el decreto.
Pág. 94 Este era muy bajito de
estatura y, para amortiguarlo, se sentó de un salto en el pupitre. Mi amigo le
refirió mis impetuosos deseos de salir de Chile. El ministro tocó uno de sus
muchos timbres y pronto apreció, para aumentar mi confusión, mi protector
espiritual.
-Qué puestos están vacantes en el
servicio? – le dijo el ministro.
-El atildado
funcionario, que ahora no podía hablar de Tchaikovski, dio los nombres de
varias ciudades diseminadas en el mundo, de las cuales sólo alcancé a pescar un
nombre que nunca había leído antes: Rangoon.
-Dónde quiere ir,
Pablo? – me dijo el ministro.
-A Rangoon – respondí
sin vacilar.
-Nómbrelo – ordenó el
ministro a mi protector, que ya corría y volvía con el decreto.
Había
un globo terráqueo en el salón ministerial y con mi amigo Bianchi buscamos la
remota ciudad de Rangoon. El viejo mapa tenía una profunda abolladura en una
región del Asia y allí descubrimos a Rangoon. Pero, cuando encontré a mis
amigos, horas más tarde, y quisieron celebrar mi nombramiento, olvidé por
completo el nombre de la ciudad y sólo pude explicarles con mucho júbilo que me
habían nombrado Cónsul en el fabuloso Oriente y que el lugar a que iba
destinado se hallaba en un agujero del mapa.
Pág.94
Había un globo terráqueo en el salón ministerial. Mi amigo Bianchi y yo
buscamos la ignota ciudad de Rangoon. El viejo mapa tenía una profunda
abolladura en una región del Asia y en esa concavidad lo descubrimos.
-Rangoon. Aquí está
Rangoon.
Pero cuando encontré a mis amigos poetas, horas más
tarde, y quisieron celebrar mi nombramiento, resultó que había olvidado por
completo el nombre de la ciudad. Sólo pude explicarles con desbordante júbilo
que me habían nombrado cónsul en el fabuloso Oriente y que el lugar a que iba
destinado se hallaba en un agujero del mapa.
Tomó su
sombrero y corría hacia la puerta cuando se me ocurrió una idea salvadora: -
Señor Mansilla, le dije, voy a verme obligado a dar algunas conferencias sobre
nuestra patria con entrada pagada para obtener el dinero del pasaje .Le ruego
conseguirme un local y el permiso necesario. El hombre se puso pálido:
-¿Conferencias en Singapur? No lo
permito. Esta es mi jurisdicción y nadie más que yo puede hablar aquí de Chile.
– Cálmese, señor Mansilla, le respondí. Mientras más personas hablemos de la
patria lejana, tanto mejor. ¡No veo por qué se irita usted! Transamos en
aquella extravagante negociación que se convirtió en patriótico chantaje. Tembloroso de furia nos hizo firmar diez
recibos y nos alargó el dinero. Al contarlo, vimos que los recibos eran por
mayor cantidad. Atónitos lo miramos. – Son los intereses, nos dijo. Diez días
después le enviaba yo el cheque desde Rangoon. Pero no le mandé los intereses
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Tomó su sombrero, y ya corría hacia la puerta cuando se me ocurrió una idea
maquiavélica:
-Señor Mansilla, voy
a verme obligado a dar algunas conferencias sobre nuestra patria, con entrada
pagada, para reunir el dinero del pasaje. Le ruego conseguirme el local, un
intérprete y el permiso necesario. El hombre se puso pálido:
-Conferencias sobre
Chile en Singapur? No lo permito. Esta es mi jurisdicción y nadie más que yo
puede hablar aquí de Chile.
-Cálmese, señor Mansilla
– le respondí. - Mientras más personas
hablemos de la patria lejana, tanto mejor. No veo por qué se irrita usted.
-Finalmente transamos
en aquella extravagante negociación con cariz de patriótico chantaje.
Tembloroso de furia nos hizo firmar diez recibos y nos alargó el dinero. El
contarlo observamos que los recibos eran por una cantidad mayor.
-Son los intereses –
os explicó.
-(Diez días después
le enviaría yo el cheque de reembolso desde Rangoon, pero sin incluir los
intereses, naturalmente.)
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