Arquivo Delson Biondo
Un
cordero en mi casa
Tenía
yo un pariente Senador que después de haber triunfado en una
nueva elección vino a pasar unos días en mi
casa en Isla Negra.
Allí comienza la historia del cordero.
Sucede
que sus más entusiasmados electores
vinieron a festejarle y en la primera tarde del festejo se
asó un cordero a la manera del campo de Chile, con una gran fogata al aire libre y el cordero ensartado en un asador de madera. Se llama a esto, “asado
al palo” y este se celebra con mucho
vino y quejumbrosas cancones criollas.
Otro
cordero quedó para la misma ceremonia
del día siguiente. Mientras tanto,
lo amarraron junto a mi ventana y allí
toda la noche el cordero gimió y lloró, baló y se quejó de todo. Partía el alma escuchar las modulaciones del
cordero, al punto que decidí levantarme de madrugada y raptarlo.
Me lo llevé metido en un automóvil a ciento cincuenta kilómetros de allí, con destino a mi casa de Santiago, en donde apenas llegado y con apetito
voraz se puso a ramonear de inmediato en lo más escogido de mi jardín. Los
tulipanes le entusiasmaban y no dejó ninguno de ellos. Aunque por razones espinosas
dejó los rosales en su sitio, devoró los alelíes y los lirios con extraña
fruición. No tuve más remedio que amarrarlo otra vez.
De inmediato se puso a balar tratando
visiblemente de conmoverme de nuevo. Yo me sentí desesperado.
Por aquel tiempo se había producido una huelga de campesinos en el sur.
Estas huelgas no agradaban a los latifundistas de la región, que pagaban a sus
inquilinos no más de veinte centavos de dólar al día. Así es que a palos y
carcelazos terminaron con aquella huelga.
Un joven campesino cogió tanto miedo que se subió a un tren sobre la marcha.
Este iba con destino a Santiago. El muchacho se llamaba Juanito, era muy católico, pero no sabía nada del mundo. Por
eso, cuando pasó el Conductor del tren revisando los pasajes, é contestó
que no los tenía, que se dirigía a Santiago,
a mil kilómetros de distancia, y que creía que los trenes eran para que la
gente se subiera a ellos y viajara cuando lo necesitara. Como trataron de desembarcarlo, los pasajeros de la tercera clase –pueblo generoso siempre – le
hicieron una coleta y el pasaje fue pagado.
Anduvo Juanito en la capital, con un atado
de ropa debajo del brazo por calles y plazas, pero como no conocía a nadie, no quería hablar con nadie. En el campo se decía que en Santiago había
más ladrones que habitantes y él temía que le
sustrajeran su camisa y alpargatas
que llevaba debajo del brazo envueltas en un periódico. Por el día vagaba por
las calles más frecuentadas, donde la
gente siempre tiene prisa y muchas veces apartaban con un empellón a este Gaspar Hauser llegado de otra estrella. Por las
noches buscaba también las calles más
concurridas, pero éstas eran las calles de cabarets y de vida
nocturna, y allí su presencia era más extraña aún, pálido pastor perdido entre
los pecadores. Cono no tenía un solo centavo, no podía comer, así es que un día se cayó al suelo, sin
conocimiento.
Multitud
de curiosos rodearon al hombre tendido en la calle. La puerta frente a la que
cayó correspondía a un pequeño
restaurante, y allí lo entraron,
dejándolo en el suelo. Es el corazón,
decían unos. Es una sincope hepático,
dijeron otros. Se acercó el dueño del restaurante,
lo miró y dijo: “Es hambre”. Apenas comió unos cuantos bocados, aquel cadáver
revivió. El patrón lo puso a lavar platos y le
tomó gran afecto. Tenía razones para ello. Siempre sonriente el joven
campesino, lavaba montañas de platos.
Todo iba bien. Comía mucho más que en su campiña.
El
maleficio de la ciudad se tejió de manera extraña para que se juntaran alguna
vez en mi casa el pastor y el cordero.
Le
entraron ganas al pastor de conocer la ciudad y endilgó sus pasos más allá de las montañas de platos. Tomó con
entusiasmo una calle, cruzó una plaza, y todo lo embelesaba. Pero, cuando quiso
volver, ya no podía hacerlo. No había
apuntado la dirección porque no sabía escribir y buscó en vano la puerta
hospitalaria que lo había recibido. Nunca
más la encontró.
Los transeúntes volvieron a ver cruzar esta
extraña silueta campestre, ahora sin su única posesión, el pobre paquete de
ropa que se había quedado con los platos que ya no lavó nunca más.
Un
transeúnte le dijo, apiadado por su
confusión, que debía dirigirse a mí, el poeta Pablo Neruda. No sé por qué
le sugirieron esta idea. Probablemente porque en Chile se tiene por costumbre encargarme cuanta cosa peregrina le pasa por la cabeza a la gente,
y a la vez echarme la culpa de todo cuanto ocurre. Estas son extrañas costumbres
nacionales.
Lo
cierto es que el muchacho llegó a mi casa un día y se encontró con el cordero cautivo. Haciéndome ya hecho cargo de aquel
cordero innecesario, un paso más y hacerme cargo de este pastor no fue difícil.
Le asigné la tarea de cuidar que el cordero gourmet no devorara mis flores en forma exclusiva, sino que
también, de cuando en cuando, saciara su apetito con el pasto el jardín.
Se
comprendieron al punto. En los primeros días
él puso por formalidad una
cuerdecita, como una cinta, al
cuello, y con ella lo conducía de un sitio al otro. El cordero comía
incesantemente y empezó a seguir al
pastor individualista por toda la
casa, aún dentro de las habitaciones.
Era una comprensión perfecta. Durante
meses cordero y pastor se preocuparon solamente uno del otro, unidos por aquel
hilo umbilical de la madre tierra, por el verdadero mandato del hombre. Así
pasaron muchos meses y tanto el pastor como el cordero se redondearon, especialmente
el animal pastoril que apenas podía seguir a su pastor de gordo que se puso. A veces entraba a mi habitación, me miraba
con indiferencia, dejándome un pequeño rosario de cuentas oscuras en el suelo.
Pero sintió el campesino la nostalgia de su
campo y un día me dijo que se volvía a sus tierras lejanas. Era
una determinación de última hora. Tenía que pagar una manda a la Virgen de su
pueblo. No se podía llevar el cordero. Se despidieron con ternura. El pastor
tomó el tren esta vez con su pasaje en la mano. Fue patética esta partida.
Allí dejó en mi jardín al ausentarse este
pastor no un cordero, sino un problema gordo. ¿Qué hacer con él? ¿Quién lo cuidaría
ahora? Yo tenía demasiado con mis
problemas políticos. Mi casa andaba desbarajustada en medio de persecuciones que siempre se atrae mi poesía combatiente.
El cordero comenzó a balar nuevamente.
Cerré
los ojos y le dije a mi hermana que se lo llevara.
¡Ay, esta vez sí que estoy seguro de que no
se libró del asador!
Gabriela Mistral no era tan santa.
Yo
he dicho anteriormente que a Gabriela Mistral la conocí en mi pueblo, en
Temuco. De este pueblo ella se separó para siempre. Gabriela estaba en la
mitrad de su trabajosa y trabajada vida y era exteriormente monástica, algo así
como madre superiora de un plantel rectilíneo.
Por
aquellos días escribió los poemas del Hijo, hechos en limpia prosa, labrada y
constelada, porque su prosa fue muchas veces su más penetrante poesía. Como en
estos poemas del Hijo describe la gravidez, el parto y el crecimiento, algo
confuso se susurró en Temuco, algo impreciso, algo inocentemente torpe, tal vez
un comentario burdo, que hería su condición de soltera, hecho por esa gente
ferroviaria y maderera que yo tanto conozco, gente bravía y tempestuosa que
llaman pan al pan y vino al vino.
Gabriela
se sintió ofendida y murió ofendida.
Años
después, en la primera edición de su gran libro, puso una larga nota inútil contra aquello que se habría dicho y
susurrado sobre su persona en aquellas montañas de fin del mundo.
En
la ocasión de su memorable victoria con el premio Nobel ciñendo su cabeza, debía pasar en el viaje por la estación de
Temuco. Los colegios la aguardaban cada día. Las niñas escolares llegaban
salpicadas por la lluvia y palpitantes de copihues. El copihue es la flor
austral, la corola belle y salvaje de la Araucanía. Inútil espera. Gabriela
Mistral se las arregló para pasar por allí de noche, se buscó un complicado
tren nocturno, para no recibir los copihues de Temuco.
Y bien, ¿esto habla mal de Gabriela?
Esto quiere decir simplemente que las heridas duraban en las entrepieles de su
alma y no se restañaban fácilmente. Esto revela en la autora de tan grandiosa
poesía, que en su alma batallaron, como en cualquier alma del hombre, el amor y el rencor.
Para
mí tuvo siempre una sonrisa abierta de buena camarada, una sonrisa de harina en
su cara de pan moreno.
Pero, ¿cuáles fueron las
mejores substancias en el horno de sus trabajos? ¿Cuál fue el ingrediente
secreto de su siempre dolorosa poesía?
Yo
no voy a averiguarlo y con seguridad no lograría saberlo, y, si lo supiera, no
voy a decirlo.
Vicente Huidobro y el
teléfono de Hitler.
Otro hombre prototípico de la
poesía, del menester del oficio y del papel poético, fue Vicente Huidobro.
Me
es difícil hablar mal de Huidobro, que me honro durante toda su vida don una
aparatosa guerra de tinta.
Vicente Huidobro se tituló a sí mismo “Dios
de la poesía” y no encontraba justo
que yo, mucho más joven que él, pudiera
participar en su Olimpo. Nunca supo
bien de qué se trataba en ese Olimpo. La gente de Huidobro creacionaba,
surrealizaba, comía el último papel de Paris. Yo era
infinitamente inferior, irreductiblemente provinciano, territorial
semisilvestre.
Este poeta extraordinariamente
dotado quiso siempre ser “Superman” y algo había de infantilmente bello en sus
travesuras. En estos días ya se habría propuesto él mismo para el primer viaje
a la Luna. Me lo imagino probándole a los sabios que su cráneo era
el único sobre la tierra mejor dotado
por su forma y flexibilidad para adaptarse a los cohetes cósmicos.
Después de la última guerra
volvió a Chile, ya con muchos años y cerca de su fin. Mostraba generosamente un
teléfono oxidado y Decía: “Yo se lo arrebaté a Hitler. Era el teléfono favorito
del Führer. Cuando le mostraron una mala escultura académica, dijo: “Esto es
peor que Miguel Ángel”
Muchos años antes, en Paris, protagonizó
una aventura estupenda. Era en 1919. Publicó
un folleto titulado “Finis Britannia”. Allí
pronosticaba Huidobro la caída inmediata del Imperio. Como nadie se
enteró de su profecía, el poeta desapareció. Llegaron a su casa los amigos,
en busca de noticias. La prensa se ocupó del caso:”Diplomático chileno misteriosamente secuestrado”. Algunos días después aparecía Huidobro y
caía de bruces en la puerta de su casa. La policía francesa se precipitó a levantarlo. Declaró que boys scouts ingleses lo tuvieron amarrado a una columna en
un subterráneo. Dijo que lo obligaron a decir un millar de veces “¡Viva el Imperio Británico!”. Luego se desmayó. Pero la policía examinó cuidadosamente un paquetito que llevaba bajo el
brazo. Era un piyama nuevo. Procedía de una buena tienda de Paris. ¿Cómo había
podido comprarlo a su medida en medio de tan terribles torturas?
Todo se descubrió. Pero su aventura
imaginaria le causó para siempre la
pérdida de su mejor amigo. Juan Gris, el pintor, había creído en aquel rapto
imperialista y nunca tuvo el buen humor de perdonárselo.
Sin embargo, Huidobro es un poeta de
cristal. Su obra brilla por todas partes y tiene una alegría fascinadora.
En toda su poesía hay un resplandor europeo que él cristaliza y desgrana con un juego lleno de gracia y de inteligencia.
Este brillo europeo no
sustrae nada a obra de Huidobro. Él tenía el prejuicio de la originalidad, quería
ser a toda costa inventor creacionista. Esta manía de originalidad es la
neurosis de nuestro tiempo
Los más jóvenes poetas de hoy
quieren hacer de la nada, salir del mar sin mojarse. Mi buen amigo don
Francisco de Quevedo tiene muchas odas y sonetos con esta connotación al
margen: “Imitación de Horacio”, “Imitación de Ovidio”. Pero muchos poetas,
entre ellos Huidobro, huyeron de la modestia como de una enfermedad de medio
pelo .Él escogió siempre una actitud desafiante y danunziana
No hay duda que muchos hemos vivido
alejados de su obra por un perjuicio de sobriedad. Coincidimos en que el peor enemigo de Vicente Huidobro fue Vicente
Huidobro. La muerte apagó su existencia contradictoria e irreductiblemente
juguetona, pero, al mismo tiempo que
corrió un velo sobre su vida mental, levantó otro velo que dejó para siempre al
descubierto su deslumbrante calidad.
Aún Vallejo sobrevive.
Otro
hombre fue Vallejo. Nunca olvidaré su cabeza amarilla, parecida a las que se
ven en las antiguas ventanas de Perú. Vallejo era serio y puro. Murió en Paris. Se murió del aire sucio
de Paris, del río sucio de donde han sacado tantos muertos. Vallejo se murió de
hambre y de asfixia. Si lo hubiéramos traído a su Perú, si lo hubiéramos hecho
respirar aire y tierra peruana, tal vez estaría viviente y cantando. He escrito
en distintas épocas dos poemas sobre mi amigo entrañable, sobre mi buen
camarada. En ellos creo que está descrita la biografía de nuestra amistad
descentralizada. El primero, “Oda a César Vallejo”, aparece en el primer tomo
de “Odas Elementales”.
En
los últimos tiempos., en eta pequeña guerra de la literatura, guerra mantenida
por pequeños soldados de dientes feroces, han estado lanzando a Vallejo, a la
sombra de César Vallejo, a la ausencia de César Vallejo, a la poesía de César V. contra mí y mi poesía. Esto puede pasar en todas
partes. Se trata de herir a los que trabajaron mucho. Decir éste no es bueno.
Vallejo sí que era bueno. Si Neruda estuviera muerto, lo lanzarían contra Vallejo
vivo.
El
segundo poema cuyo título es una sola letra (la letra V) aparece en “Extravagario”.
V
Sufro
de aquel amigo que murió
Y que era
como yo buen carpintero
Íbamos
juntos por mesas y calles,
por guerras,
por dolores y por piedras.
Cómo se le
agrandaba la mirada
Conmigo,
era un fulgor aquel huesudo,
Y su
sonrisa me sirvió de pan,
Nos
dejamos de ver y V se fue enterando
Hasta que
lo obligaron a la tierra.
………………………………………………..
………………………………………………..
Para
buscar lo indefinible, la guía o el hilo que une el hombre a la obra, hablo de
aquéllos que tuvieron algo o mucho a ver conmigo.
Vivimos en parte la vida juntos y
ahora yo les sobrevivo. No tengo otro medio de indagar, para los demás, lo que se ha dado en llamar el misterio poético y
que yo llamaría la claridad poética. Tiene que haber alguna relación entre las
manos y la obra, entre los ojos, las vísceras, la sangre del hombre y su
trabajo. Pero yo no tengo teoría. No ando con dogmas debajo del brazo para
dejárselo caer en la cabeza a nadie. Como casi todos los seres, todo lo veo
claro el lunes, todo lo veo oscuro el martes y pienso que este año 1961 es claro-oscuro. Los próximos años será de
color azul.
Eluard, el magnífico.
Mi
camarada Paul Eluard murió hacer poco tiempo. Era tan entero, tan compacto, que
me costó trabajo acostumbrarme a su desaparecimiento. Era un normando do azul y
rosa, de contextura recia y delicada. La
Guerra del 14, en la que fue gaseado dos veces, le dejó para siempre las
manos temblorosas. Pero Eluard me dio
siempre la idea del color celeste,
en agua profunda y tranquila, de una dulzura que conocía su fuerza. Por su poesía
tan limpia, transparente como las gotas de una lluvia de primavera contra los
cristales, habría parecido Paul Eluard un hombre político, un poeta contra la
política. No era así. Se sentía fuertemente ligado al pueblo de Francia, a sus
razones y a sus luchas.
Era
firme Paul Eluard. Una especie de torre francesa con esa lucidez apasionada que
no es lo mismo que la estupidez apasionada,
tan común.
Por
primera vez, en México, a donde viajamos juntos, lo vi al borde de un oscuro
abismo, él que siempre dejó un sitio reposado a la tristeza, un sitio tan
asiduo como a la sabiduría. Porque él fue quie dijo:
Bonjour
tristesse
Tu es inscrite dans les
lignes du plafónd
Tu es inscrite dans les yeux que j´aime
Tu n´es pas tout a fait
lamisère
Car les levres les plus
pauvres te dennoncent
Par un sourire
Bonjour tristesse
Lo vi agobiado. Yo había convencido, yo había arrastrado a este francés central a esas tierras lejanas y allí el mismo día en
que enterramos a José Clemente Orozco, caí yo enfermo de una peligrosa trombo-flebitis que me mantuvo cuatro meses
amarrado a mi cama. Él se sintió
solitario, oscuramente solitario,
con la soledad del explorador ciego.
No conocía a nadie, no se le abrían las puertas. La viudez se le vino encima, se sentía allí solo y sin amor. Me
decía: “Necesitamos ver la vida en compañía, participar en todos los fragmentos
de la vida. Es irreal, es criminal mi soledad”.
Llamé
a mis amigos y lo obligamos a salir. A regañadientes lo llevaron a recorrer los
caminos de México y en uno de esos recodos se encontró con el amor, con su
último amor: Dominique.
A ella dedico este recuerdo,
ya que su presencia sigue siendo florida.
Matilde Urrutia, mi mujer.
Mi
mujer es provinciana como yo. Nació en una ciudad del Sur, Chillán, famosa en
lo feliz por su cerámica campesina y en la desdicha por sus terribles
terremotos. Al hablar para ella le he dicho
en mis “Cien sonetos de Amor”:
Vienes de la pobreza de las casas del Sur,
de las regiones duras con
frío y terremoto
que cuando hasta sus dioses
rodaron a la muerte
nos dieron la lección de la vida en la greda.
Eres un caballito de greda
negra, un beso
de barro oscuro, amor,
amapola de greda,
paloma del crespúsculo que
voló en os caminos
alcancía con lágrimas de
nuestra pobre infancia.
Muchacha has conservado tu
corazón de pobre
tus pies de pobre
acostumbrados a las piedras,
tu boca que no siempre tuvo
pan o delicia.
Eres del pobre Sur, de donde
viene mi alma:
en su cielo tu madre sigue
lavando ropa
con mi madre. Por eso te
escogí, compañera.
Tal vez estas líneas definen lo que
ella significa para mí. La tierra y la vida nos reunieron.
Aunque
esto no interesa a nadie, somos felices.
Dividimos nuestro tiempo común con largas permanencias en la solitaria costa de
Chile en invierno, porque el litoral reseco por el sol del estío se muestra
allí amarillo y desértico, pero en extraña floración se viste con las lluvias y
el frío de verde y amarillo, de azul y de purpúreo. Algunas veces subimos
del salvaje y solitario océano a la nerviosa ciudad de Santiago, en la que
juntos padecemos con la complicada vida de los demás.
Matilde
canta con voz poderosa mis canciones.
Y
le dedico cuanto escribo y cuanto tengo. No es mucho, pero ella está contenta.
Ahora la diviso enterrar los zapatos
minúsculos en el barro del
jardín y luego también entierra sus minúsculas manos en la profundidad de la
planta.
De
la tierra, con pies y manos y ojos y voz trajo para mí todas las raíces, todas
las flores, todos los frutos fragantes de la dicha.
Versos cortos y largos.
Como
poeta activo combatí mi propio ensimismamiento. Por eso el debate entre lo real
y lo subjetivo se decidió dentro de mi propio ser. Sin aconsejar a nadie pueden ayudar mis experiencias. Veamos a
primera vista los resultados.
Es
natural que mi poesía esté sometida al juicio tanto de la crítica elevada como a la pasión del libelo. Esto entra
en el juego. Sobre esa parte de la discusión yo no tengo voz, pero tengo voto.
Para la crítica de las esencias, mi voto son mis libros, mi entera poesía. Para
el libelo enemistoso tengo también el
derecho al voto y este también está constituido por mi propia y constante
creación.
Si
suena a vanidoso lo que digo tendrían ustedes la razón. En mi caso se trata de
la vanidad del artesano que ha ejercitado un oficio por largos años con amor
indeleble.
Pero
de una cosa estoy satisfecho y es que en alguna forma u otra he hecho respetar,
por lo menos en mi patria, el oficio de poeta, la profesión de la poesía.
En
los tiempos en que comencé a escribir, el poeta era de dos características.
Unos eran poetas grandes señores que se hacían respetar por su dinero y éste les ayudaba en su legítima o ilegítima
importancia. La otra familia de poetas era la de los militantes errabundos
de la poesía, gigantes de cantina, locos fascinadores, atormentados,
sonámbulos. Queda también, para no olvidarme, la situación de aquellos escritores
amarrados como el galeoto a su cadena, al banquillo de la Administración Pública. Sus sueños fueran casi siempre ahogados por
montañas de papel timbrado y terribles temores a la autoridad y al ridículo.
Yo
me lancé a la vida más desnudo que Adán, pero dispuesto a mantener la
integridad de mi poesía. Esta actitud irreductible no solo valió para mí, sino
para que dejaren de reírse los bobalicones. Pero, después, estos bobalicones, si tuvieron corazón y consciencia, se rindieron
como buenos seres humanos ante lo esencial que mis versos despertaban, Y si
eran malignos, fueron tomándome miedo.
Y
así la POESÍA fue respetada. No sólo
la poesía, sino los poetas fueron respetados. Toda la poesía y todos los
poetas.
De
este servicio a la ciudadanía estoy consciente y este galardón no me lo dejo
arrebatar por nadie, porque me gusta cargarlo como una condecoración. Lo demás
puede discutirse, pero esto que cuento es la HISTORIA.
Los
obstinados enemigos del poeta esgrimirán muchas argumentaciones que yo no sirven.
A mí me llamaron un muerto de hambre en mi mocedad. Ahora me hostilizan
haciendo creer a la gente que soy un potentado, dueño de una fabulosa fortuna, que si bien no la tengo me gustaría tener, entre otras cosas, para
molestarlos más.
Otros
miden los renglones de mis versos probando que yo los divido en pequeños
fragmentos o los alargo mucho. No
tiene ninguna importancia. ¿Quién
instituye los versos cortos o más largos, más delgados o más anchos, más
amarillos o más rojos? El poeta que los escribe es quien los determina y lo determina con su respiración y con su
sangre, con su sabiduría y su ignorancia, porque todo ello entra en el pan de
la poesía.
El
poeta que no sea realista va muerto. Pero el poeta que sea sólo realista va
muerto también. El poeta que sea sólo irracional será entendido sólo de su persona y de su amada, y
esto es bastante triste. El poeta que sea sólo un racionalista, será entendido
hasta por los asnos, y esto es también sumamente triste. Para estas ecuaciones no
hay cifras en el tablero, no hay ingredientes decretados por Dios, ni por el
Diablo, sino que estos dos personajes importantísimos mantienen una lucha
dentro de la poesía, y en esta batalla vence uno y vence otro, pero la Poesía
no puede quedar derrotada.
Es
claro que el oficio de poeta está siendo un tanto abusado. Salen tantos poetas noveles e incipientes, poetisas que pronto
parecerán todos poetas, desapareciendo los lectores, y a éstos tendremos que ir a
buscarlos en expediciones que atravesarán los arenales en camellos o circularán
por el cielo en astrobuques.
Pero la inclinación profunda del hombre
es la poesía y de allí salió la liturgia, los salmos, y
también el contenido de las religiones.
El poeta se atrevió con los fenómenos de la naturaleza y en las primeras
edades se tituló sacerdote, para
preservar su vocación. De ahí que en
la época moderna el poeta, para defender su poesía, tome la investidura que le darán la calle y las masas. El
poeta civil de hoy sigue siendo el más antiguo sacerdote. Antes pactó con las
tinieblas y ahora debe interpretar la luz.
Dedicatoria final
Estas Memorias y Recuerdos que he escrito para a Revista “O Cruzeiro”, del Brasil, son intermitentes
y a rato olvidadizas porque así precisamente es la vida. Sólo gracias a la intermitencia del sueño sostenemos los días de
trabajo. Muchos recuerdos se han desdibujado al evocarlos, han caído en polvo como un cristal
irremediablemente herido. Son así las cosas.
Las memorias de los memorialistas no
son las memorias del poeta. Aquel vivió tal vez menos pero fotografió mucho más
y nos recreó con la pulcritud de los detalles. Este
nos entrega una galería de fantasmas sacudidos por el fuego y la sombra de su
época.
Tal vez no viví en mí mismo, tal vez viví
la vida de los otros.
De
cuanto he dejado escrito en estos
recuerdos se desprenderán siempre,
como en las arboledas de otoño y como en el tiempo de las viñas, las
hojas amarillas que van a morir y
las uvas que revivirán en el vino sagrado.
Una vida hecha de todas las vidas: las
vidas del poeta.
Estudo
comparativo
A
primeira transcrição se refere ao texto Las
vidas del Poeta, Memorias y recuerdos de Pablo Neruda, publicado pela
revista O Cruzeiro Internacional em
1962, reproduzido aqui e com a indicação em negrito do que foi mudado em Confieso que he vivido (Barcelona, Seix
Barral, 1974). A segunda transcrição é antecedida da menção da página em que
ocorreu a mudança em Confieso que he
vivido.
O título Dicciones y contradicciones. Conclusión, décimo
capítulo dessas memorias de O Cruzeiro, em Confieso que he vivido foi mudado para
Navegación com regreso
Mudança de pontuação
Tal vez no viví en mí
mismo, tal vez viví la vida de los otros.
Pág.9 Tal vez no viví en
mí mismo; tal vez viví la vida de los otros.
Amarrarlo otra vez.
De
inmediato se puso
Pág.311 amarrarlo otra vez. Y de inmediato se puso
que después de haber
Pág.311 que, después de haber
De Isla Negra.
Allí
comienza la historia del cordero.
Pág.311 de Isla Negra. Así comienza la historia del
cordero
elección vino a pasar unos días en mi
casa de Isla Negra
Pág.311 elecciones, vino a pasar unos
días en mi casa de Isla Negra
festejarle y en la primera
Pág.311 festejar al senador. En la primera
ventana y allí toda la noche el
cordero
Pág.311 ventana. Toda la noche
cordero, al punto que decidí
Pág.311 cordero. Al punto que decidí
Dólar al día. Así es que a palos y carcelazos terminaron con
aquella huelga
Pág.311 dólar al día, terminaron a palos y
carcelazos con aquella huelga
pequeño restaurante, y allí lo
entraron
Pág.312 pequeño restaurante. Allí lo entraron
plazas, pero como no conocía a nadie
Pág.312 plazas. Como no conocía a
nadie
Como trataron de desembarcarlo, los
pasajeros
Pág.312 Trataron de desembarcarlo
naturalmente. Pero los pasajeros
Así pasaron muchos meses y tanto el
pastor como el cordero se redondearon
Pág.313 Así pasaron muchos meses. Tanto el pastor
como el cordero redondearon sus formas carnales
¿Qué hacer con él? ¿Quién lo cuidaría
ahora?
Pág.313 Qué hacer con él? Quién lo cuidaría ahora?
¡Ay, esta vez sí que estoy seguro de
que no se libró del asador!
Pág.314 Ay! Esta vez sí estaba yo seguro de que no
se libraría del
asador.
¿Quién instituye los versos más cortos
o más largos, más delgados o más anchos, más amarillos o más rojos?
Pág.368 Quién instituye los versos más cortos o más
largos, más delgados o más anchos, más amarillos o más rojos?
es quien lo determina y lo determina
con su respiración
Pág. 368 es quien lo determina. Lo determina con su
respiración
amarillo y desértico, pero en extraña
floración
Pág.380 amarillo y desértico.
La viudez se le vino encima, se sentía
allí solo y sin amor.
Pág.384 La viudez se le vino encima; se sentía allí
solo y sin amor
Decir éste no es bueno. Vallejo sí que
era bueno.
Pág.391 Decir: “éste no es bueno; Vallejo sí que era
bueno.”
Y bien, ¿ esto habla mal de Gabriela?
Pág.393 Y bien, esto habla mal de Gabriela?
Pero, ¿Cuáles fueron las mejores
substancias en el horno de sus trabajos? ¿Cuál fue el ingrediente secreto de su
siempre dolorosa poesía?
Pág.393 Pero, cuáles fueron las
mejores substancias en el horno de sus trabajos? Cuál fue el ingrediente
secreto de su siempre dolorosa poesía?
desapareciendo los lectores, y a éstos
Pág.369 desapareciendo los lectores. A los lectores
sacerdote, para preservar su vocación
Pág.369 sacerdote para preservar su vocación
De ahí que en la época moderna el
Pág.369 De ahí que, en la época moderna el
a la poesía de César V. contra mí y mi
poesía.
Pág.391 a la poesía de César Vallejo, contra mí y mi poesía.
Quebra de parágrafo
amarrarlo otra vez.
De
inmediato se puso
Pág.311 amarrarlo otra vez. Y de inmediato se puso
De Isla Negra.
Allí
comienza la historia del cordero
Pág.311 de Isla Negra. Así comienza la historia del
cordero
Cuando le mostraron una mala escultura
académica dijo: “Esto es peor que Miguel Ángel”
Pág.395 Una vez le mostraron una mala escultura
académica y dijo:
-Qué horror ¡ Es todavía peor que las de Miguel Ángel”.
Declaró que boys scouts ingleses lo
tuvieron amarrado a una columna en un subterráneo. Dijo que lo obligaron a
decir un millar de veces “!Viva el Imperio Británico. Luego se desmayó.
Pág.395 – Boys scouts ingleses me
tenían secuestrado – declaró a la policía -. Me mantuvieron amarrado a una
columna en un subterráneo. Me obligaron a gritar un millar de veces:”Viva el
Imperio Británico!”
Luego
se volvió a desmayar.
Eliminação
de maiúscula
Senador
Pág.311
senador
Administración Pública
Pág.367 administración pública
Poesía
Pág. 368
Poesía
Guerra
Pág.383 guerra
Imperio
Pág.395 imperio
Grafia
de nomes próprios
a la poesía de César V. contra mí y mi
poesía.
Pág.391 a la poesía de César Vallejo, contra mí y mi poesía.
Palavras
estrangeiras
cordero gourmet
Pág.313 cordero gourmet
“Superman”
Pág.395 “Superman”
Boy scout
Pág.395 boy-scouts
Mudança de caracteres gráficos
se desprenderán siempre, como en las
arboledas de otoño y como en el tiempo de las viñas, las hojas amarillas.
Pág.9
se desprenderán siempre – como en las arboledas de otoño y como en el
tiempo de las viñas – las hojas amarillas
Es el corazón
Pág.312 “Es el corazón”
Es un síncope hepático
Pág. 312 “Es un síncope hepático”
POESÍA
Pág.367 Poesía
HISTORIA
Pág.367 la rotunda historia
le he dicho en mis “Cien sonetos de
amor”:
Pág.380 le he dicho todo en mis Cien sonetos de amor
Decir éste no es bueno. Vallejo sí que era bueno
Pág.391 Decir:” éste no es bueno; Vallejo sí que era
bueno”.
“Odas Elementales”
Pág.391 Odas
Elementales
“Estravagario”
Pág.391 Estravagario
“Finis Britannia”
Pág.395 Finis
Britannia
Acréscimo de palabras
Muchos recuerdos
Pág.9
Muchos de mis recuerdos
Una vida hecha de todas las vidas: las
vidas del poeta.
Pág.9 Mi vida es una vida hecha de
todas las vidas: las vidas del poeta.
del cordero
Pág.311 de aquel cordero
Amarrarlo otra vez.
De
inmediato se puso
Pág.311 amarrarlo otra vez y de
inmediato se puso
devoró los alelíes
Pág.311 devoró en cambio los alelíes
Así pasaron muchos meses y tanto el
pastor como el cordero se redondearon
Pág.313 Así pasaron muchos meses. Tanto el pastor
como el cordero redondearon sus formas carnales
pero no sabía nada del mundo
Pág.312 y no sabía nada de las cosas de este mundo
Como trataron de desembarcarlo, los
pasajeros
Pág.312 Trataron de desembarcarlo
naturalmente. Pero los pasajeros
le sustrajeron su camisa y alpargatas
Pág. 312 sustrajeron la camisa y las alpargatas
comenzó a balar nuevamente
Págh.314 comenzó a balar de nuevo sus partituras
quejumbrosas
A veces entraba a mi habitación
Pág.314 A veces entraba parsimoniosamente a mi
habitación
me miraba con indiferencia
Pág.314 me miraba con indiferencia y salía
Pero sintió el campesino la nostalgia
de su campo
Pág.314 Todo concluyó cuando el campesino sintió la
nostalgia de su campo
¡Ay, esta vez sí que estoy seguro de
que nos le libró del asador!
Pág.314 Ay! Esta vez sí estaba seguro yo seguro de
que no se libraría del asador.
Sin aconsejar a nadie
Pág. 367 Sin pretensiones de aconsejar a nadie
como la pasión del libelo
Pág.367 como expuesta a la pasión del libelo
Y así la POESÍA fue respetada
Pág.367 Y así la Poesía con mayúscula fue respetada
HISTORIA
Pág. 367 la rotunda historia
Le he dicho en mis “Cien sonetos de
amor”:
Pág.380 le he dicho todo en mis Cien sonetos de amor
Murió en Paris
Pág.391 Se murió en Paris
Como nadie se enteró de su profecía,
el poeta desapareció
Pág.395 Como nadie se enteró de su profecía, el
poeta optó por desaparecer
la caída inmediata del Imperio
Pág.395 el derrumbamiento inmediato del imperio
británico
Cuando le mostraron una mala escultura
académica dijo: “Esto es peor que Miguel Ángel”
Pág.395 Una vez le mostraron una mala escultura
académica y dijo:
-Qué horror ¡ Es todavía peor que las de Miguel Ángel”.
Substituição de palabras
han caído en polvo
Pág. 9 han devenido en polvo
Las memorias de los memorialistas
Pág.9
Las memorias del memorialista
en estos recuerdos
Pág.9
en estas páginas
Una vida
Pág.9
Mi vida
Esas memorias y Recuerdos
Pág. 9 Estas Memorias o Recuerdos
Allí comienza la historia del cordero.
Pág.311 Así comienza la historia del cordero
electores vinieron a festejarle
Pág.311 electores acudieron a festejar
al senador
libre y el cordero ensartado
Pág.311 libre y el cuerpo del animal
ensartado
Mientras tanto
Pág.311 Mientras llegaba su destino
Se quejó de todo
Pág.311 se quejó de su soledad
en Santiago
Pág.311 de Santiago
apenas llegado
Pág.311 al no más entrar
y con apetito voraz se puso a ramonear
Pág.311 puso a ramonear vorazmente
Los tulipanes le entusiasmaban y no
dejó ninguno de ellos
Pág.311 Le entusiasmaban los tulipanes y no respetó
ninguno de ellos.
Aunque por razones espinosas dejó los
rosales en su sitio
Pág.311 Aunque por razones espinosas no se atrevió
con los rosales
Conmoverme de nuevo
Pág.311 conmoverme como antes
Elección
Pág.311 elecciones
donde la gente
Pág.312 donde las gentes
sustrajeran su camisa y alpargatas
Pág.312 sustrajeran la camisa y las alpargatas
Campesino cojió tanto miedo
Pág.312 campesino experimentó tanto miedo
pero no sabía nada del mundo
Pág.312 y no sabía nada de las cosas de este mundo
Gaspar Hauser llegado
Pág.312 Gaspar Hauser caído
Las calles más concurridas
Pág.312 los barrios más concurridos
pero éstas eran las calles de cabarets
Pág.312 pero éstos eran las avenidas de cabarets
así
es que un día
Pág.312 tanto así que un día
restaurante
Pág.312 restauran
Por eso, cuando pasó el conductor
Pág.312 Cuando pasó el colector
endilgó sus pasos
Pág.313 enderezó sus pasos
de platos
Pág.313 de vajilla
No había apuntado
Pág. 313 No había anotado
apiadado por su confusión
Pág.313 apiadado de su confusión
por costumbre encargarme
Pág.313 por manía encargarme
con el cordero cautivo
Pág.313 con el animal cautivo
No devorara mis flores en forma
exclusiva
Pág.313 no devorara exclusivamente mis flores
con el pasto del jardín
Pág. 313. con el pasto de mi jardín
una comprensión perfecta
Pág. 313 una compenetración perfecta
El animal pastoril
Pág. 313 el rumiante
a su pastor
Pág.313 a su zagal
cuentas oscuras en el suelo
Pág.313 cuentas oscuras en el piso
esta partida
Pág.313 aquella partida
En medio de persecuciones que siempre
se atrae mi poesía combatiente
Pág.314 después de las persecuciones que me trajo mi
poesía combatiente.
comenzó a balar nuevamente
Pág.314 comenzó a balar de nuevo sus partituras
lastimosas
el derecho al voto
Pág.367 el derecho de voto
Por su dinero y éste les ayudaba en su
legítima o ilegítima importancia
Pág.367 por su dinero que les ayudaba en su legítima
o ilegítima importancia.
estos bobalicones
Pág.367 dichos bobalicones
los alargo mucho
Pág.368 los alargo demasiado
sólo de su persona
Pág.368 sólo por su persona
Para estas ecuaciones
Pág.368 Para tales ecuaciones
y de allí salió
Págh.369 y de ella salió
desapareciendo los lectores, y a éstos
Pág.369 desapareciendo los lectores. A los lectores
Tal vez estas líneas
Pág.380 Tal vez estos versos
costa de Chile, en invierno
Pág.380 costa de Chile. No en verano
con largas permanencias
Pág.380 en largas permanencias
allí amarillo y desértico
Pág.380 entonces amarillo y desértico
me dio siempre la idea del color
Pág.383 me dio en todo instante la idea del color
Lo vi agobiado
Pág.384 Estaba agobiado
este francés central a esas tierras
Pág.384 este francés central hasta esas tierras
Él se sintió solitario
Pág.384 Paul Eluard se sintió solitario
con la soledad del explorador ciego
Pág.384 con el desamparo del explorador ciego
contra aquello que se había dicho
Pág.392 contra lo que se había dicho
alma del hombre
Pág.393 alma de hombre
Y no encontraba justo que yo, mucho
más joven que él, pudiera participar en su Olimpo.
Pág.394 y no encontraba justo que yo, mucho más
joven que él, formara parte de su Olimpo.
comía el último papel de París
Pág.394 devoraba el último papel de París
mejor dotado
Pág.395 genuinamente dotado
el poeta desapareció
Pág.395 el poeta optó por desaparecer
“Finis Britannia”. Allí pronosticaba
Huidobro la caída inmediata del Imperio
Pág.395 Finis
Britannia, en el cual pronosticaba el derrumbamiento inmediato del imperio
británico.
juego lleno de gracia y de
inteligencia
Pág.396 juego pleno de gracia e inteligencia
Eliminação de palabras
Sólo gracias a la intermitencia del
sueño sostenemos
Pág. 9 La intermitencia del sueño nos permite
sostener
y con apetito voraz se puso a ramonear
Pág.311 se puso a ramonear vorazmente
ventana y allí toda la noche
Pág.311 ventana. Toda la noche
Así es que a palos y carcelazos
terminaron
Pág.311 terminaron a palos y
cuartelazos
y éste se celebra
Pág.311 y se celebra
para la misma ceremonia
Pág.311 para la ceremonia
ventana y allí toda la noche el cordero
Pág.311 ventana. Toda la noche el cordero
con destino a mi casa
Pág.311 a mi casa
en donde apenas
Pág.311 donde
Por eso, cuando pasó el Conductor
Pág.312 Cuando pasó el colector
a mil kilómetros de distancia, y que
creía que los trenes
Pág.312 y que creía que los trenes
Como trataron de desembarcarlo
Pág.312 Trataron de desembarcarlo
naturalmente
plazas, pero como no conocía a nadie
Pág.312 Como no conocía a nadie
la gente siempre tenía prisa y muchas veces apartaban
(sic)
Pág.312 las gentes tenían siempre
prisa y apartaban
pequeño restaurante y allí lo entraron
Pág.312 pequeño restaurante. Allí lo
entraron
Estas son extrañas costumbres
nacionales.
Pág.313 Son extrañas costumbres nacionales.
Habiéndome ya hecho cargo
Pág.313 Hecho ya cargo
Y un día me dijo que
Pág.313 y me dijo que
Pero sintió el campesino la nostalgia
de su campo.
Pág.313 Todo concluyó cuando el campesino sintió la
nostalgia de su campo
Que si bien no la tengo
Pág.368 que si bien no tengo
pero la inclinación profunda
Pág.369 La inclinación profunda
el sol del estío
Pág.380 el sol
Un sitio tan asiduo como la sabiduría.
Porque él fue quien dijo
[transcrição do poema] Lo vi agobiado
Pág.383 un sitio tan asiduo como a la sabiduría […]
Estaba agobiado.
para los demás, lo que se ha dado en
llamar
Pág.392 lo que se ha dado en llamar
y pienso que este año 1961 es
claroscuro.
Pág.392 y pienso que esta año es claroscuro.
Pero la policía examinó cuidadosamente
un paquetito
Pág.395 Pero la policía examinó un paquetito
Cuando le mostraron una mala escultura
académica dijo: “Esto es peor que Miguel Ángel”
Pág.395 Una vez le mostraron una mala escultura
académica y dijo:
-Qué horror ¡ Es todavía peor que las de Miguel Ángel”.
Sin embargo, Huidobro es un poeta de
cristal
Pág.396 Huidobro es un poeta de cristal
No hay duda que muchos hemos vivido
Pág.396 No hay duda que hemos vivido
Coincidimos en que
Pág.396 Coincidimos que
Eliminação de frase
Estas Memorias y Recuerdos que he
escrito para la revista “O Cruzeiro”, del Brasil son intermitentes y a ratos
olvidadizas, porque así, precisamente es la vida.
Pág.9
Estas Memorias o Recuerdos […]
son intermitentes y a ratos olvidadizo porque así precisamente es la
vida.
Muchos recuerdos se han desdibujados
al evocarlos, han caído en polvo como un cristal irremediablemente herido. Son
así las cosas.
Pág. 9 Muchos de mis recuerdos se han
desdibujado al evocarlos, han devenido en polvo como un cristal
irremediablemente herido.[…]
Un joven campesino cogió tanto miedo
que se subió a un tren en marcha. Este iba con destino a Santiago. El muchacho
se llamaba Juanito
Pág. 312 Un joven campesino cogió tanto miedo que se
subió a un tren en marcha[…] El muchacho se llamaba Juanito.
Nunca más lo encontró.
Los
transeúntes volvieron a ver cruzar esta extraña silueta campestre, ahora sin su
única posesión, el pobre paquete de ropa que se había quedado con los platos
que ya no lavó nunca más.
Pág.313 Nunca más la encontró. […]
se encontró con el amor, con su último
amor: Dominique.
A
ella dedico este recuerdo, ya que su presencia sigue siendo florida.
Pág.384 se encontró con el amor, con su último amor: Dominique
[…]
Gabriela Mistral no era tan santa
Pág.392 Gabriela Mistral […]
Vicente Huidobro y el teléfono de
Hitler
Pág.394 Vicente Huidobro […]
Vicente Huidobro y el teléfono de
Hitler
Otro
hombre prototípico de la poesía, del menester del oficio y del papel poético,
fue Vicente Huidobro.
Pág. 394 Vicente Huidobro […]
Vicente Huidobro se tituló a sí mismo
“Dios de la Poesía”
Pág.394 Él se confirió a sí mismo el título “Dios de
la Poesia”
Cuando le mostraron una mala escultura
académica, dijo
Pág.395 Una vez le mostraron una mala
escultura académica y dijo:
Como nadie se enteró de su profecía,
el poeta desapareció. Llegaron a su casa los amigos en busca de noticias. La
prensa se ocupó del caso.
Pág.395 Como nadie se enteró del su profecía, el
poeta optó por desparecer […] La prensa se ocupó del caso.
Algunos días después
aparecía Huidobro y caía de bruces a la puerta de su casa. La policía francesa se precipitó a levantarlo.
Pág.395 Algunos días después apareció tendido a la
puerta de su casa. […]
Que él cristaliza y
desgrana con un juego lleno de gracia e inteligencia.
Este
brillo europeo no sustrae nada a la obra de Huidobro. Él tenía el
prejuicio de la originalidad, quería ser a toda costa inventor, creacionista.
Esta manía de la originalidad es la neurosis de nuestro tiempo.
Los
más jóvenes poetas de hoy quieren nacer de la nada, salir del mar sin mojarse.
Mi buen amigo don Francisco de Quevedo tiene muchas odas y sonetos con esta
acotación al margen: “Imitación de Horacio”, “Imitación de Ovidio”. Pero muchos
poetas, entre ellos Huidobro, huyeron de la modestia como de una enfermedad de
medio pelo. El escogió siempre una actitud desafiante danunziana.
Pág.396 que él cristaliza y desgrana con un juego pleno
de gracia e inteligencia. […]
Eliminação
de poemas transcritos
Poema V de Estravagario
Soneto XXIX de Cien
sonetos de amor
Bonjour tristesse de Paul Eluard
Mudanças sintáticas
Los tulipanes lo entusiasmaban
Pág.311 Le entusiasmaban los tulipanes
Así es que a palos y carcelazos
terminaron
Pág.311 terminaron a palos y
carcelazos
Me lo llevé metido en un automóvil
Pág.311 Metido en un automóvil me lo
llevé
y con apetito voraz se puso a ramonear
Pág.311 se puso a ramonear vorazmente
Anduvo Juanito en la capital, con un
atado de ropa debajo del brazo por calles y plazas
Pág.312 Anduvo Juanito por calles y plazas de la capital con un atado de ropa
debajo del brazo
una
cuerdecita, como una cinta, al cuello
Pág.313 una cuerdecita al cuello, como una cinta
Estas son extrañas costumbres
nacionales
Pág. 313 Son extrañas costumbres nacionales
Lo vi agobiado
Pág.384 Estaba agobiado
Mudança de tempo verbal
y nos recreó la pulcritud
Pág.9
y nos recrea la pulcritud
Sólo gracias a la intermitencia delo
sueño sostenemos
Pág.9
La intermitencia del sueño nos permite sostener
dejándolo en el suelo
Pág.312 y lo dejaron en el suelo
decían unos
Pág.312 dijeron unos
Habiéndome ya hecho cargo
Pág.313 Hecho ya cargo
¡Ay, esta vez sí que estoy seguro de
que no se libró del asador!
Pág.314 Ay! Esta vez sí estaba yo seguro de que no
se libraría del asador.
Salen tantos poetas noveles e
incipientes, poetisas que pronto parecerán todos poetas
Pág.369 Salen tantos poetas noveles e incipientes,
poetisas que pronto pareceremos todos
poetas
que le darán la calle y las masas
Pág.369 que le dan la calle y las masas
Ahora la diviso enterrar los zapatos
minúsculos
Pág.380 Ahora la diviso como entierra los zapatos
minúsculos
Si Neruda estuviera muerto
Pág.391 Si Neruda estuviese muerto
que se habría dicho
Pág.392 que se había dicho
el poeta desapareció
Pág.
el poeta optó por desaparecer
contra aquello que se habría dicho
Pág.392 contra lo que se había dicho
el Premio Nobel ciñendo su cabeza
Pág.392 con el Premio Nobel cernido a su cabeza
días después aparecía Huidobro y caía
de bruces en la puerta de su casa
Pág.395 días después apareció tendido a la puerta de
su casa
“!Viva
el Imperio Británico”. Luego se desmayó
Pág.395 “Viva el Imperio Británico!”.
Luego
se volvió a desmayar.
Reescrita
Sólo gracias a la intermitencia del
sueño sostenemos
Pág.9 La intermitencia del sueño nos
permite sostener
Por aquel tiempo se había producido
una huelga de campesinos en el sur. Estas huelgas no a gradaban a los
latifundistas de la región que pagaban a sus inquilinos no más de veinte
centavos de dólar al día. Así es que a palos y carcelazos terminaron con
aquella huelga.
Pág.311 Resulta que por aquel tiempo
se había producido una huelga de campesinos en el sur. Los latifundistas de le
región, que pagaban a sus inquilinos no más de veinte centavos de dólar al día,
terminaron a palos y carcelazos con aquella huelga.
Me lo llevé metido en un automóvil a
ciento cincuenta kilómetros de allí con destino a mi casa en Santiago en donde
apenas llegado y con apetito voraz se puso a ramonear de inmediato en lo más escogido de mi jardín.
Pág. 311 Metido en un automóvil me lo llevé a ciento
cincuenta kilómetros de allí, a mi casa de Santiago, donde no lo alcanzaran los
cuchillos. Al no más entrar, se puso a ramonear
vorazmente en lo más escogido de mi jardín.
Por aquel tiempo se había
producido una huelga
Pág.311 Ahora va a entrecruzarse la
historia de Juanito con la historia del cordero. Resulta que por aquel tiempo
se había
Los pasajeros de la tercera clase –
pueblo generoso siempre – le hicieron una colecta y el pasaje le fue pagado
Pág.312 pero los pasajeros de la tercera clase
– gente del pueblo, siempre generosa – hicieron una coleta y pagaron
entre todos el boleto.
Y empezó a seguir al pastor
individualista por toda la casa, aún dentro de las habitaciones
Pág.313 y el pastor individualista también y ambos
transitaban por toda la casa inclusive por dentro de mis habitaciones
Era una comprensión perfecta. Durante
meses cordero y pastor se preocuparon solamente uno del otro, unidos por aquel hilo umbilical de la madre tierra, por
el auténtico mandato del hombre.
Pág.313 Era una comprensión perfecta, alcanzada por
el hilo umbilical de la madre tierra, por el auténtico mandato del hombre.
En medio de persecuciones que siempre
atrae mi poesía combatiente
Pág.314 después de las persecuciones que me trajo mi
poesía combatiente.
Allí dejó en mi jardín al ausentarse
este pastor no un cordero, sino un problema gordo.
Pág.314 En mi jardín no dejó un cordero, sino un
problema grave, o más bien gordo.
Yo tenía demasiado con mis problemas
políticos
Pág.314 Yo tenía excesivas
preocupaciones políticas
Pero sintió el campesino la nostalgia
de su campo y un día me dijo que se volvía a sus tierras lejanas.
Pág.314 Todo concluyó cuando el campesino sintió la
nostalgia de su campo y me dijo que se volvía a sus tierras lejanas
en la solitaria costa de Chile en
invierno, porque el litoral reseco por el sol del estío se muestra allí
amarillo y desértico, pero en extraña floración se viste con las lluvias y el
frío de verde y amarillo, de azul y de purpureo.
Pág.380 en la solitaria costa de Chile. No en
verano, porque el litoral reseco por el sol se muestra entonces amarillo y desértico.
Sí en invierno, cuando en extraña floración se viste con las lluvias y el frío,
de verde y amarillo de azul y de purpureo.
Este poeta extraordinariamente dotado
quiso siempre ser “superman” y algo había de infantilmente bello en sus
travesuras.
Pág.394 Huidobro no se conformaba con
ser un poeta extraordinariamente dotado como en efecto lo era. Quería también
ser “Superman”. Había algo infantilmente bello en sus travesuras
En estos días ya se habría propuesto
él mismo para el primer viaje a la Luna.
Pág.394-5 Si hubiera vivido hasta estos días, ya se
habría ofrecido como voluntario insustituible para el primer viaje a la Luna.
pijama
nuevo. Procedía de una buena
tienda de Paris
Pág.395 pijama nuevo, comprado tres días antes en
una buena tienda de París por el propio Huidobro.
Declaró que boys scouts ingleses lo
tuvieron amarrado a una columna en un subterráneo. Dijo que lo obligaron a
decir un millar de veces “!Viva el Imperio Británico. Luego se desmayó.
Pág.395 – Boys scouts ingleses me
tenían secuestrado – declaró a la policía -. Me mantuvieron amarrado a una
columna en un subterráneo. Me obligaron a gritar un millar de veces:”Viva el
Imperio Británico!”
Luego
se volvió a desmayar.
Pero su aventura imaginaria le causó para siempre la pérdida
de su mejor amigo. Juan Gris, el pintor, había creído en aquel rapto
imperialista y nunca tuvo el buen humor de perdonárselo
Pág. 395 Pero Huidobro perdió un amigo. El pintor Juan
Gris, que había creído a pie juntillas en el secuestro y sufrido horrores por
el atropello imperialista al poeta chileno, no le perdonó jamás aquella
mentira.
Después de la última guerra volvió a
Chile, ya con muchos años y cerca de su fin. Mostraba generosamente un teléfono
oxidado y decía :”Yo se lo arrebaté a Hitler. Era el teléfono favorito del
Führer. Cuando le mostraron una mala escultura académica, dijo: “Esto es peor
que Miguel Ángel!”.
Pág.395 Algunas anécdotas lo definen. Por ejemplo, cuando
volvío a Chile después de la última guerra, ya viejo y cercano a su fin, le
mostraba a todo el mundo un teléfono oxidado y decía: uidoro no se conformaba con ser un poeta extraordinariamente
dotado como en efecto lo era. Quería también ser “Superman”
-Y
o personalmente se lo arrebaté a
Hitler. Era el teléfono favorito del Führer.
Una
vez le mostraron una mala escultura académica y dijo:
-Qué horror! Es todavía peor que las de Miguel Ángel
Pero la policía examinó cuidadosamente
un paquetito que llevaba b ajo el brazo. Era un pijama nuevo. Procedía de una
buena tienda de Paris. ¿Cómo había podido comprarlo a su medida en medio de tan
horribles torturas?
Pág.395 Pero la policía examinó un paquetito que
llevaba bajo el brazo. Era un pijama nuevo, comprado tres días antes en una
buena tienda de Paris que el propio Huidobro.
Algunos días después aparecía Huidobro
y caía de bruces a la puerta de su casa. La policía francesa se precipitó a
levantarlo.
Pág.395 Algunos días después apareció tendido a la
puerta de su casa.
La muerte apagó su existencia
contradictoria e irreductiblemente juguetona, pero, al mismo tiempo que corrió
un velo sobre su vida mental, levantó otro velo que dejó para siempre al
descubierto su deslumbrante calidad.
Pág.396 La muerte apagó su existencia
contradictoria e irreductiblemente juguetona. La muerte corrió un velo sobre su
vida mortal, pero levantó otro velo que dejó para siempre al descubierto su
deslumbrante calidad.