Divisão dos Arquivos

O Blog Pablo Neruda Brasil está apresentado em quatro seções obedecendo à data de publicação da matéria:

Arquivo Cecilia Zokner

Os breves textos sobre a poesia de Pablo Neruda foram publicados sob a rubrica Literatura do Continente no jornal O Estado do Paraná, Curitiba e fazem parte, juntamente com outros textos versando sobre Literatura Latino-americana, do Blog http:\\www.literaturadocontinente.blogspot.com.br. Os demais, em outras publicações.

Arquivo Adriana

Chilena de Concepción, amiga desde 1964, quando convivemos em Bordeaux, ao longo dos anos me enviou livros e recortes de jornal sobre Pablo Neruda. Talvez tais recortes sejam hoje, apenas curiosos. Talvez esclareçam algo sobre o Poeta ou abram caminhos para estudos sobre a sua obra o que poderá, eventualmente, se constituir uma razão para divulgá-los.

Arquivo Delson Biondo

Doutor em Literatura na Universidade Federal do Paraná. No ano do centenário de nascimento de Pablo Neruda, convidei Delson Biondo, meu ex-aluno do curso de Letras para trabalharmos sobre “Las vidas del Poeta, as memórias de Pablo Neruda”, constituídas de dez capítulos, publicados, em espanhol, na revista O Cruzeiro Internacional, no ano de 1962. Iniciamos o nosso trabalho com a sua tradução, visando divulgar, no Brasil, esse texto do Poeta que somente anos mais tarde iria fazer parte de seu livro de memórias Confieso que he vivido. Todavia, várias razões impediram que a tradução fosse publicada no Brasil, mas continuamos a trabalhar sobre “Las vidas de Poeta” no que se referia aos aspectos formais comparativamente a esses mesmos textos que passaram a fazer parte de Confieso que he vivido. Além desse estudo comparativo, pretendíamos nos aproximar, minuciosamente de cada um dos capítulos de “Las vidas del Poeta”. A comparação foi realizada e o estudo do primeiro capítulo concluído. Estávamos já, terminando a redação do estudo do segundo capítulo quando Delson Biondo veio a falecer em maio de 2014. Assim, as notas comparativas dos textos nerudianos e o estudo do segundo capítulo de “Las vidas del Poeta” não foram concluídos. Penso que a eles nada devo acrescentar.

Arquivo Aberto

Arquivo Aberto à recepção de trabalhos escritos em português ou espanhol que tratem da obra de Pablo Neruda, obedeçam às normas da ABNT e sejam acompanhados de um breve curriculum do autor. Os trabalhos poderão ser enviados para publicação neste Blog pelo e-mail pablonerudabrasil@gmail.com.

10 de junho de 2016

Las vidas del poeta, Memorias y recuerdos de Pablo Neruda Dicciones y contradicciones finales. Conclusión

Arquivo Delson Biondo

         Un cordero en mi casa
         Tenía yo un pariente Senador que después de haber triunfado en una nueva elección vino a pasar unos días en mi casa en Isla Negra.
         Allí comienza la historia del cordero.
         Sucede que sus más entusiasmados electores vinieron a festejarle y en la primera tarde del festejo se asó un cordero a la manera del campo de Chile, con una gran fogata al aire libre y el cordero ensartado en un asador de madera. Se llama a esto, “asado al palo” y este se celebra con mucho vino y quejumbrosas cancones criollas.
         Otro cordero quedó para la misma ceremonia del día siguiente. Mientras tanto, lo amarraron junto a mi ventana y allí toda la noche el cordero gimió y lloró, baló y se quejó de todo. Partía el alma escuchar las modulaciones del cordero, al punto que decidí levantarme de madrugada y raptarlo.
         Me lo llevé metido en un automóvil a ciento cincuenta kilómetros de allí, con destino a mi casa de Santiago, en donde apenas llegado y con apetito voraz se puso a ramonear de inmediato en lo más escogido de mi jardín. Los tulipanes le entusiasmaban y no dejó ninguno de ellos. Aunque por razones espinosas dejó los rosales en su sitio, devoró los alelíes y los lirios con extraña fruición. No tuve más remedio que amarrarlo otra vez.
         De inmediato se puso a balar tratando visiblemente de conmoverme de nuevo. Yo me sentí desesperado.
Por aquel tiempo se había producido una huelga de campesinos en el sur. Estas huelgas no agradaban a los latifundistas de la región, que pagaban a sus inquilinos no más de veinte centavos de dólar al día. Así es que a palos y carcelazos terminaron con aquella huelga.
         Un joven campesino cogió tanto miedo que se subió a un tren sobre la marcha. Este iba con destino a Santiago. El muchacho se llamaba Juanito, era muy católico, pero no sabía nada del mundo. Por eso, cuando pasó el Conductor del tren revisando los pasajes, é contestó que no los tenía, que se dirigía a Santiago, a mil kilómetros de distancia, y que creía que los trenes eran para que la gente se subiera a ellos y viajara cuando lo necesitara. Como trataron de desembarcarlo, los pasajeros de la tercera clase –pueblo generoso siempre – le hicieron una coleta y el pasaje fue pagado.
         Anduvo Juanito en la capital, con un atado de ropa debajo del brazo por calles y plazas, pero como no conocía a nadie, no quería hablar con nadie. En el campo se decía que en Santiago había más ladrones que habitantes y él temía que le sustrajeran su camisa y alpargatas que llevaba debajo del brazo envueltas en un periódico. Por el día vagaba por las calles más frecuentadas, donde la gente siempre tiene prisa y muchas veces apartaban con un empellón a este Gaspar Hauser llegado de otra estrella. Por las noches buscaba también las calles más concurridas, pero éstas eran las calles de cabarets y de vida nocturna, y allí su presencia era más extraña aún, pálido pastor perdido entre los pecadores. Cono no tenía un solo centavo, no podía comer, así es que un día se cayó al suelo, sin conocimiento.
         Multitud de curiosos rodearon al hombre tendido en la calle. La puerta frente a la que cayó correspondía a un pequeño restaurante, y allí lo entraron, dejándolo en el suelo. Es el corazón, decían unos. Es una sincope hepático, dijeron otros. Se acercó el dueño del restaurante, lo miró y dijo: “Es hambre”. Apenas comió unos cuantos bocados, aquel cadáver revivió. El patrón lo puso a lavar platos y le   tomó gran afecto. Tenía razones para ello. Siempre sonriente el joven campesino, lavaba montañas de platos. Todo iba bien. Comía mucho más que en su campiña.
         El maleficio de la ciudad se tejió de manera extraña para que se juntaran alguna vez en mi casa el pastor y el cordero.
         Le entraron ganas al pastor de conocer la ciudad y endilgó sus pasos más allá de las montañas de platos. Tomó con entusiasmo una calle, cruzó una plaza, y todo lo embelesaba. Pero, cuando quiso volver, ya no podía hacerlo. No había apuntado la dirección porque no sabía escribir y buscó en vano la puerta hospitalaria que lo había recibido. Nunca más la encontró.
         Los transeúntes volvieron a ver cruzar esta extraña silueta campestre, ahora sin su única posesión, el pobre paquete de ropa que se había quedado con los platos que ya no lavó nunca más.
         Un transeúnte le dijo, apiadado por su confusión, que debía dirigirse a mí, el poeta Pablo Neruda. No sé por qué le sugirieron esta idea. Probablemente porque en Chile se tiene por costumbre encargarme cuanta cosa peregrina le pasa por la cabeza a la gente, y a la vez echarme la culpa de todo cuanto ocurre. Estas son extrañas costumbres nacionales.
         Lo cierto es que el muchacho llegó a mi casa un día y se encontró con el cordero cautivo. Haciéndome ya hecho cargo de aquel cordero innecesario, un paso más y hacerme cargo de este pastor no fue difícil. Le asigné la tarea de cuidar que el cordero gourmet no devorara mis flores en forma exclusiva, sino que también, de cuando en cuando, saciara su apetito con el pasto el jardín.
         Se comprendieron al punto. En los primeros días él puso por formalidad una cuerdecita, como una cinta, al cuello, y con ella lo conducía de un sitio al otro. El cordero comía incesantemente y empezó a seguir al pastor individualista por toda la casa, aún dentro de las habitaciones. Era una comprensión perfecta. Durante meses cordero y pastor se preocuparon solamente uno del otro, unidos por aquel hilo umbilical de la madre tierra, por el verdadero mandato del hombre. Así pasaron muchos meses y tanto el pastor como el cordero se redondearon, especialmente el animal pastoril que apenas podía seguir a su pastor de gordo que se puso. A veces entraba a mi habitación, me miraba con indiferencia, dejándome un pequeño rosario de cuentas oscuras en el suelo.
         Pero sintió el campesino la nostalgia de su campo y un día me dijo que se volvía a sus tierras lejanas. Era una determinación de última hora. Tenía que pagar una manda a la Virgen de su pueblo. No se podía llevar el cordero. Se despidieron con ternura. El pastor tomó el tren esta vez con su pasaje en la mano. Fue patética esta partida.
         Allí dejó en mi jardín al ausentarse este pastor no un cordero, sino un problema gordo. ¿Qué hacer con él? ¿Quién lo cuidaría ahora? Yo tenía demasiado con mis problemas políticos. Mi casa andaba desbarajustada en medio de persecuciones que siempre se atrae mi poesía combatiente. El cordero comenzó a balar nuevamente.
         Cerré los ojos y le dije a mi hermana que se lo llevara.
         ¡Ay, esta vez sí que estoy seguro de que no se libró del asador!
        
         Gabriela Mistral no era tan santa.
         Yo he dicho anteriormente que a Gabriela Mistral la conocí en mi pueblo, en Temuco. De este pueblo ella se separó para siempre. Gabriela estaba en la mitrad de su trabajosa y trabajada vida y era exteriormente monástica, algo así como madre superiora de un plantel rectilíneo.
         Por aquellos días escribió los poemas del Hijo, hechos en limpia prosa, labrada y constelada, porque su prosa fue muchas veces su más penetrante poesía. Como en estos poemas del Hijo describe la gravidez, el parto y el crecimiento, algo confuso se susurró en Temuco, algo impreciso, algo inocentemente torpe, tal vez un comentario burdo, que hería su condición de soltera, hecho por esa gente ferroviaria y maderera que yo tanto conozco, gente bravía y tempestuosa que llaman pan al pan y vino al vino.
         Gabriela se sintió ofendida y murió ofendida.
         Años después, en la primera edición de su gran libro, puso una larga nota inútil contra aquello que se habría dicho y susurrado sobre su persona en aquellas montañas de fin del mundo.
         En la ocasión de su memorable victoria con el premio Nobel ciñendo su cabeza, debía pasar en el viaje por la estación de Temuco. Los colegios la aguardaban cada día. Las niñas escolares llegaban salpicadas por la lluvia y palpitantes de copihues. El copihue es la flor austral, la corola belle y salvaje de la Araucanía. Inútil espera. Gabriela Mistral se las arregló para pasar por allí de noche, se buscó un complicado tren nocturno, para no recibir los copihues de Temuco.
         Y bien, ¿esto habla mal de Gabriela? Esto quiere decir simplemente que las heridas duraban en las entrepieles de su alma y no se restañaban fácilmente. Esto revela en la autora de tan grandiosa poesía, que en su alma batallaron, como en cualquier alma del hombre, el amor y el rencor.
         Para mí tuvo siempre una sonrisa abierta de buena camarada, una sonrisa de harina en su cara de pan moreno.
         Pero, ¿cuáles fueron las mejores substancias en el horno de sus trabajos? ¿Cuál fue el ingrediente secreto de su siempre dolorosa poesía?
         Yo no voy a averiguarlo y con seguridad no lograría saberlo, y, si lo supiera, no voy a decirlo.

         Vicente Huidobro y el teléfono de Hitler.
         Otro hombre prototípico de la poesía, del menester del oficio y del papel poético, fue Vicente Huidobro.
         Me es difícil hablar mal de Huidobro, que me honro durante toda su vida don una aparatosa guerra de tinta.
         Vicente Huidobro se tituló a sí mismo “Dios de la poesía” y no encontraba justo que yo, mucho más joven que él, pudiera participar  en su Olimpo. Nunca supo bien de qué se trataba en ese Olimpo. La gente de Huidobro creacionaba, surrealizaba, comía el último papel de Paris. Yo era infinitamente inferior, irreductiblemente provinciano, territorial semisilvestre.
         Este poeta extraordinariamente dotado quiso siempre ser “Superman” y algo había de infantilmente bello en sus travesuras. En estos días ya se habría propuesto él mismo para el primer viaje a la Luna. Me lo imagino probándole a los sabios que su cráneo era el único sobre la tierra mejor dotado por su forma y flexibilidad para adaptarse a los cohetes   cósmicos.
         Después de la última guerra volvió a Chile, ya con muchos años y cerca de su fin. Mostraba generosamente un teléfono oxidado y Decía: “Yo se lo arrebaté a Hitler. Era el teléfono favorito del Führer. Cuando le mostraron una mala escultura académica, dijo: “Esto es peor que Miguel Ángel”
         Muchos años antes, en Paris, protagonizó una aventura estupenda. Era en 1919. Publicó un folleto titulado “Finis Britannia”. Allí pronosticaba Huidobro la caída inmediata del Imperio. Como nadie se enteró de su profecía, el poeta desapareció. Llegaron a su casa los amigos, en busca de noticias. La prensa se ocupó del caso:”Diplomático chileno misteriosamente secuestrado”. Algunos días después aparecía Huidobro y caía de bruces en la puerta de su casa. La policía francesa se precipitó a levantarlo. Declaró que boys scouts ingleses lo tuvieron amarrado a una columna en un subterráneo. Dijo que lo obligaron a decir un millar de veces “¡Viva el Imperio Británico!”. Luego se desmayó. Pero la policía examinó cuidadosamente un paquetito que llevaba bajo el brazo. Era un piyama nuevo. Procedía de una buena tienda de Paris. ¿Cómo había podido comprarlo a su medida en medio de tan terribles torturas?
Todo se descubrió. Pero su aventura imaginaria le causó para siempre la pérdida de su mejor amigo. Juan Gris, el pintor, había creído en aquel rapto imperialista y nunca tuvo el buen humor de perdonárselo.
         Sin embargo, Huidobro es un poeta de cristal. Su obra brilla por todas partes y tiene una alegría fascinadora. En toda su poesía hay un resplandor europeo que él cristaliza y desgrana con un juego lleno de gracia y de inteligencia.
         Este brillo europeo no sustrae nada a obra de Huidobro. Él tenía el prejuicio de la originalidad, quería ser a toda costa inventor creacionista. Esta manía de originalidad es la neurosis de nuestro tiempo
         Los más jóvenes poetas de hoy quieren hacer de la nada, salir del mar sin mojarse. Mi buen amigo don Francisco de Quevedo tiene muchas odas y sonetos con esta connotación al margen: “Imitación de Horacio”, “Imitación de Ovidio”. Pero muchos poetas, entre ellos Huidobro, huyeron de la modestia como de una enfermedad de medio pelo .Él escogió siempre una actitud desafiante y danunziana
         No hay duda que muchos hemos vivido alejados de su obra por un perjuicio de sobriedad. Coincidimos en que el peor enemigo de Vicente Huidobro fue Vicente Huidobro. La muerte apagó su existencia contradictoria e irreductiblemente juguetona, pero, al mismo tiempo que corrió un velo sobre su vida mental, levantó otro velo que dejó para siempre al descubierto su deslumbrante calidad.

Aún Vallejo sobrevive.
         Otro hombre fue Vallejo. Nunca olvidaré su cabeza amarilla, parecida a las que se ven en las antiguas ventanas de Perú. Vallejo era serio y puro. Murió en Paris. Se murió del aire sucio de Paris, del río sucio de donde han sacado tantos muertos. Vallejo se murió de hambre y de asfixia. Si lo hubiéramos traído a su Perú, si lo hubiéramos hecho respirar aire y tierra peruana, tal vez estaría viviente y cantando. He escrito en distintas épocas dos poemas sobre mi amigo entrañable, sobre mi buen camarada. En ellos creo que está descrita la biografía de nuestra amistad descentralizada. El primero, “Oda a César Vallejo”, aparece en el primer tomo de “Odas Elementales”.
         En los últimos tiempos., en eta pequeña guerra de la literatura, guerra mantenida por pequeños soldados de dientes feroces, han estado lanzando a Vallejo, a la sombra de César Vallejo, a la ausencia de César Vallejo, a la poesía de César V. contra mí y mi poesía. Esto puede pasar en todas partes. Se trata de herir a los que trabajaron mucho. Decir éste no es bueno. Vallejo sí que era bueno. Si Neruda estuviera muerto, lo lanzarían contra Vallejo vivo.
         El segundo poema cuyo título es una sola letra (la letra V) aparece en “Extravagario”.
                                                        V
                  
                            Sufro de aquel amigo que murió
                            Y que era como yo buen carpintero
                            Íbamos juntos por mesas y calles,
                            por guerras, por dolores y por piedras.
                            Cómo se le agrandaba la mirada
                            Conmigo, era un fulgor aquel huesudo,
                            Y su sonrisa me sirvió de pan,
                            Nos dejamos de ver y V se fue enterando
                            Hasta que lo obligaron a la tierra.
                            ………………………………………………..
                            ………………………………………………..
        
         Para buscar lo indefinible, la guía o el hilo que une el hombre a la obra, hablo de aquéllos que tuvieron algo o mucho a ver conmigo.
Vivimos en parte la vida juntos y ahora yo les sobrevivo. No tengo otro medio de indagar, para los demás, lo que se ha dado en llamar el misterio poético y que yo llamaría la claridad poética. Tiene que haber alguna relación entre las manos y la obra, entre los ojos, las vísceras, la sangre del hombre y su trabajo. Pero yo no tengo teoría. No ando con dogmas debajo del brazo para dejárselo caer en la cabeza a nadie. Como casi todos los seres, todo lo veo claro el lunes, todo lo veo oscuro el martes y pienso que este año 1961 es claro-oscuro. Los próximos años será de color azul.
                  
Eluard, el magnífico.
         Mi camarada Paul Eluard murió hacer poco tiempo. Era tan entero, tan compacto, que me costó trabajo acostumbrarme a su desaparecimiento. Era un normando do azul y rosa, de contextura recia y delicada. La Guerra del 14, en la que fue gaseado dos veces, le dejó para siempre las manos temblorosas. Pero Eluard me dio siempre la idea del color celeste, en agua profunda y tranquila, de una dulzura que conocía su fuerza. Por su poesía tan limpia, transparente como las gotas de una lluvia de primavera contra los cristales, habría parecido Paul Eluard un hombre político, un poeta contra la política. No era así. Se sentía fuertemente ligado al pueblo de Francia, a sus razones y a sus luchas.
         Era firme Paul Eluard. Una especie de torre francesa con esa lucidez apasionada que  no es lo mismo que la estupidez apasionada, tan común.
         Por primera vez, en México, a donde viajamos juntos, lo vi al borde de un oscuro abismo, él que siempre dejó un sitio reposado a la tristeza, un sitio tan asiduo como a la sabiduría. Porque él fue quie dijo:
                  
                  Bonjour tristesse
                   Tu es inscrite dans les lignes du plafónd
                   Tu es inscrite  dans les yeux que j´aime
                   Tu n´es pas tout a fait lamisère
                   Car les levres les plus pauvres te dennoncent
                   Par un sourire
                   Bonjour tristesse

         Lo vi agobiado. Yo había convencido, yo había arrastrado a este francés central a esas tierras lejanas y allí el mismo día en que enterramos a José Clemente Orozco, caí yo enfermo de una peligrosa  trombo-flebitis que me mantuvo cuatro meses amarrado a mi cama. Él se sintió solitario, oscuramente solitario, con la soledad del explorador ciego. No conocía a nadie, no se le abrían las puertas. La viudez se le vino encima, se sentía allí solo y sin amor. Me decía: “Necesitamos ver la vida en compañía, participar en todos los fragmentos de la vida. Es irreal, es criminal mi soledad”.
         Llamé a mis amigos y lo obligamos a salir. A regañadientes lo llevaron a recorrer los caminos de México y en uno de esos recodos se encontró con el amor, con su último amor: Dominique.
         A ella dedico este recuerdo, ya que su presencia sigue siendo florida.

Matilde Urrutia, mi mujer.
         Mi mujer es provinciana como yo. Nació en una ciudad del Sur, Chillán, famosa en lo feliz por su cerámica campesina y en la desdicha por sus terribles terremotos. Al hablar para ella le he dicho en mis “Cien sonetos de Amor”:
         Vienes de la pobreza de las casas del Sur,
         de las regiones duras con frío y terremoto
         que cuando hasta sus dioses rodaron a la muerte
         nos dieron  la lección de la vida en la greda.
         Eres un caballito de greda negra, un beso
         de barro oscuro, amor, amapola de greda,
         paloma del crespúsculo que voló en os caminos
         alcancía con lágrimas de nuestra pobre infancia.
         Muchacha has conservado tu corazón de pobre
         tus pies de pobre acostumbrados a las piedras,
         tu boca que no siempre tuvo pan o delicia.
         Eres del pobre Sur, de donde viene mi alma:
         en su cielo tu madre sigue lavando ropa
         con mi madre. Por eso te escogí, compañera.

         Tal vez estas líneas definen lo que ella significa para mí. La tierra y la vida nos reunieron.
         Aunque esto no interesa a nadie, somos felices. Dividimos nuestro tiempo común con largas permanencias en la solitaria costa de Chile en invierno, porque el litoral reseco por el sol del estío se muestra allí amarillo y desértico, pero en extraña floración se viste con las lluvias y el frío de verde y amarillo, de azul y de purpúreo. Algunas veces subimos del salvaje y solitario océano a la nerviosa ciudad de Santiago, en la que juntos padecemos con la complicada vida de los demás.
         Matilde canta con voz poderosa mis canciones.
         Y le dedico cuanto escribo y cuanto tengo. No es mucho, pero ella está contenta.
         Ahora la diviso enterrar los zapatos minúsculos en el barro del jardín y luego también entierra sus minúsculas manos en la profundidad de la planta.
         De la tierra, con pies y manos y ojos y voz trajo para mí todas las raíces, todas las flores, todos los frutos fragantes de la dicha.
        
Versos cortos y largos.
         Como poeta activo combatí mi propio ensimismamiento. Por eso el debate entre lo real y lo subjetivo se decidió dentro de mi propio ser. Sin aconsejar a nadie pueden ayudar mis experiencias. Veamos a primera vista los resultados.
         Es natural que mi poesía esté sometida al juicio tanto de la crítica elevada como a la pasión del libelo. Esto entra en el juego. Sobre esa parte de la discusión yo no tengo voz, pero tengo voto. Para la crítica de las esencias, mi voto son mis libros, mi entera poesía. Para el libelo enemistoso tengo también el derecho al voto y este también está constituido por mi propia y constante creación.
         Si suena a vanidoso lo que digo tendrían ustedes la razón. En mi caso se trata de la vanidad del artesano que ha ejercitado un oficio por largos años con amor indeleble.
         Pero de una cosa estoy satisfecho y es que en alguna forma u otra he hecho respetar, por lo menos en mi patria, el oficio de poeta, la profesión de la poesía.
         En los tiempos en que comencé a escribir, el poeta era de dos características. Unos eran poetas grandes señores que se hacían respetar por su dinero y éste les ayudaba en su legítima o ilegítima importancia. La otra familia de poetas era la de los militantes errabundos de la poesía, gigantes de cantina, locos fascinadores, atormentados, sonámbulos. Queda también, para no olvidarme, la situación de aquellos escritores amarrados como el galeoto a su cadena, al banquillo de la Administración Pública. Sus sueños fueran casi siempre ahogados por montañas de papel timbrado y terribles temores a la autoridad y al ridículo.
         Yo me lancé a la vida más desnudo que Adán, pero dispuesto a mantener la integridad de mi poesía. Esta actitud irreductible no solo valió para mí, sino para que dejaren de reírse los bobalicones. Pero, después, estos bobalicones, si tuvieron corazón y consciencia, se rindieron como buenos seres humanos ante lo esencial que mis versos despertaban, Y si eran malignos, fueron tomándome miedo.
         Y así la POESÍA fue respetada. No sólo la poesía, sino los poetas fueron respetados. Toda la poesía y todos los poetas.
         De este servicio a la ciudadanía estoy consciente y este galardón no me lo dejo arrebatar por nadie, porque me gusta cargarlo como una condecoración. Lo demás puede discutirse, pero esto que cuento es la HISTORIA.
         Los obstinados enemigos del poeta esgrimirán muchas argumentaciones que yo no sirven. A mí me llamaron un muerto de hambre en mi mocedad. Ahora me hostilizan haciendo creer a la gente que soy un potentado, dueño de una fabulosa fortuna, que si bien no la tengo me gustaría tener, entre otras cosas, para molestarlos más.
         Otros miden los renglones de mis versos probando que yo los divido en pequeños fragmentos o los alargo mucho. No tiene ninguna importancia. ¿Quién instituye los versos cortos o más largos, más delgados o más anchos, más amarillos o más rojos? El poeta que los escribe es quien los determina y lo determina con su respiración y con su sangre, con su sabiduría y su ignorancia, porque todo ello entra en el pan de la poesía.
         El poeta que no sea realista va muerto. Pero el poeta que sea sólo realista va muerto también. El poeta que sea sólo irracional será entendido sólo de su persona y de su amada, y esto es bastante triste. El poeta que sea sólo un racionalista, será entendido hasta por los asnos, y esto es también sumamente triste. Para estas ecuaciones no hay cifras en el tablero, no hay ingredientes decretados por Dios, ni por el Diablo, sino que estos dos personajes importantísimos mantienen una lucha dentro de la poesía, y en esta batalla vence uno y vence otro, pero la Poesía no puede quedar derrotada.
         Es claro que el oficio de poeta está siendo un tanto abusado. Salen tantos poetas noveles e incipientes, poetisas que pronto parecerán todos poetas, desapareciendo los lectores, y a éstos tendremos que ir a buscarlos en expediciones que atravesarán los arenales en camellos o circularán por el cielo en astrobuques.
         Pero la inclinación profunda del hombre es la poesía y de allí salió la liturgia, los salmos, y también el contenido de las religiones.  El poeta se atrevió con los fenómenos de la naturaleza y en las primeras edades se tituló sacerdote, para preservar su vocación. De ahí que en la época moderna el poeta, para defender su poesía, tome la investidura que le darán la calle y las masas. El poeta civil de hoy sigue siendo el más antiguo sacerdote. Antes pactó con las tinieblas y ahora debe interpretar la luz.

Dedicatoria final
         Estas Memorias y Recuerdos que he escrito para a RevistaO Cruzeiro”, del Brasil, son intermitentes y a rato olvidadizas porque así precisamente es la vida. Sólo gracias a la intermitencia del sueño sostenemos los días de trabajo. Muchos recuerdos se han desdibujado al evocarlos, han caído en polvo como un cristal irremediablemente herido. Son así las cosas.
         Las memorias de los memorialistas no son las memorias del poeta. Aquel vivió tal vez menos pero fotografió mucho más y nos          recreó con la pulcritud de los detalles. Este nos entrega una galería de fantasmas sacudidos por el fuego y la sombra de su época.
         Tal vez no viví en mí mismo, tal vez viví la vida de los otros.
         De cuanto he dejado escrito en estos recuerdos se desprenderán siempre, como en las arboledas de otoño y como en el tiempo de las viñas, las hojas amarillas que van a morir y las uvas que revivirán en el vino sagrado.
         Una vida hecha de todas las vidas: las vidas del poeta.


Estudo comparativo


A primeira transcrição se refere ao texto Las vidas del Poeta, Memorias y recuerdos de Pablo Neruda, publicado pela revista O Cruzeiro Internacional em 1962, reproduzido aqui e com a indicação em negrito do que foi mudado em Confieso que he vivido (Barcelona, Seix Barral, 1974). A segunda transcrição é antecedida da menção da página em que ocorreu a mudança em Confieso que he vivido.


O título Dicciones  y contradicciones. Conclusión, décimo capítulo dessas memorias de O Cruzeiro,   em Confieso que he vivido foi mudado para Navegación com regreso


Mudança de pontuação


Tal vez no viví en mí mismo, tal vez viví la vida de los otros.
Pág.9 Tal vez no viví en mí mismo; tal vez viví la vida de los otros.
                  
Amarrarlo otra vez.
         De inmediato se puso
Pág.311   amarrarlo otra vez. Y de inmediato se puso


que después de haber
Pág.311  que, después de haber


De Isla Negra.
         Allí comienza la historia del cordero.
Pág.311  de Isla Negra. Así comienza la historia del cordero


elección vino a pasar unos días en mi casa de Isla Negra
Pág.311 elecciones, vino a pasar unos días en mi casa de Isla Negra


festejarle y en la primera
Pág.311  festejar al senador. En la primera


ventana y allí toda la noche el cordero
Pág.311   ventana. Toda la noche


cordero, al punto que decidí
Pág.311  cordero. Al punto que decidí


Dólar al día. Así  es que a palos y carcelazos terminaron con aquella huelga
Pág.311   dólar al día, terminaron a palos y carcelazos con aquella huelga


pequeño restaurante, y allí lo entraron
Pág.312   pequeño restaurante. Allí lo entraron


plazas, pero como no conocía a nadie
Pág.312 plazas. Como no conocía a nadie


Como trataron de desembarcarlo, los pasajeros
Pág.312 Trataron de desembarcarlo naturalmente. Pero los pasajeros


Así pasaron muchos meses y tanto el pastor como el cordero se redondearon
Pág.313   Así pasaron muchos meses. Tanto el pastor como el cordero redondearon sus formas carnales


¿Qué hacer con él? ¿Quién lo cuidaría ahora?
Pág.313   Qué hacer con él? Quién lo cuidaría ahora?


¡Ay, esta vez sí que estoy seguro de que no se libró del asador!
Pág.314   Ay! Esta vez sí estaba yo seguro de que no se libraría del
asador.


¿Quién instituye los versos más cortos o más largos, más delgados o más anchos, más amarillos o más rojos?
Pág.368  Quién instituye los versos más cortos o más largos, más delgados o más anchos, más amarillos o más rojos?


es quien lo determina y lo determina con su respiración
Pág. 368  es quien lo determina. Lo determina con su respiración


amarillo y desértico, pero en extraña floración
Pág.380   amarillo y desértico.


La viudez se le vino encima, se sentía allí solo y sin amor.
Pág.384   La viudez se le vino encima; se sentía allí solo y sin amor


Decir éste no es bueno. Vallejo sí que era bueno.
Pág.391  Decir: “éste no es bueno; Vallejo sí que era bueno.”


Y bien, ¿ esto habla mal de Gabriela?
Pág.393   Y bien, esto habla mal de Gabriela?


Pero, ¿Cuáles fueron las mejores substancias en el horno de sus trabajos? ¿Cuál fue el ingrediente secreto de su siempre dolorosa poesía?
Pág.393 Pero, cuáles fueron las mejores substancias en el horno de sus trabajos? Cuál fue el ingrediente secreto de su siempre dolorosa poesía?


desapareciendo   los lectores, y a éstos
Pág.369   desapareciendo   los lectores. A los lectores


sacerdote,  para preservar su vocación
Pág.369   sacerdote para preservar su vocación


De ahí que en la época moderna el
Pág.369   De ahí que, en la época moderna el


a la poesía de César V. contra mí y mi poesía.
Pág.391   a la poesía de César Vallejo, contra mí  y mi poesía.


Quebra de parágrafo


amarrarlo otra vez.
         De inmediato se puso
Pág.311   amarrarlo otra vez. Y de inmediato se puso


De Isla Negra.
         Allí comienza la historia del cordero
Pág.311  de Isla Negra. Así comienza la historia del cordero


Cuando le mostraron una mala escultura académica dijo: “Esto es peor que Miguel Ángel”
Pág.395  Una vez le mostraron una mala escultura académica y dijo:
-Qué horror ¡  Es todavía peor que las de Miguel Ángel”.


Declaró que boys scouts ingleses lo tuvieron amarrado a una columna en un subterráneo. Dijo que lo obligaron a decir un millar de veces “!Viva el Imperio Británico. Luego se desmayó.
Pág.395 – Boys scouts ingleses me tenían secuestrado – declaró a la policía -. Me mantuvieron amarrado a una columna en un subterráneo. Me obligaron a gritar un millar de veces:”Viva el Imperio Británico!”
         Luego se volvió a desmayar.


Eliminação de maiúscula


Senador
Pág.311   senador


Administración Pública
Pág.367 administración pública


Poesía
Pág. 368   Poesía


Guerra
Pág.383  guerra


Imperio
Pág.395 imperio


Grafia de nomes próprios


a la poesía de César V. contra mí y mi poesía.
Pág.391   a la poesía de César Vallejo, contra mí  y mi poesía.


Palavras estrangeiras


cordero gourmet
Pág.313 cordero gourmet


“Superman”
Pág.395   “Superman”


Boy scout
Pág.395  boy-scouts


Mudança de caracteres gráficos


se desprenderán siempre, como en las arboledas de otoño y como en el tiempo de las viñas, las hojas amarillas.
Pág.9  se desprenderán siempre – como en las arboledas de otoño y como en el tiempo de las viñas – las hojas amarillas


Es el corazón
Pág.312  “Es el corazón”


Es un síncope hepático
Pág. 312   “Es un síncope hepático”


POESÍA
Pág.367   Poesía


HISTORIA
Pág.367  la rotunda historia


le he dicho en mis “Cien sonetos de amor”:
Pág.380   le he dicho todo en mis Cien sonetos de amor


Decir éste  no es bueno. Vallejo sí que era bueno
Pág.391   Decir:” éste no es bueno; Vallejo sí que era bueno”.


“Odas Elementales”
Pág.391   Odas Elementales


“Estravagario”
Pág.391   Estravagario


“Finis Britannia”
Pág.395   Finis Britannia


Acréscimo de palabras


Muchos recuerdos
Pág.9   Muchos de mis recuerdos


Una vida hecha de todas las vidas: las vidas del poeta.
Pág.9 Mi vida es una vida hecha de todas las vidas: las vidas del poeta.


del cordero
Pág.311 de aquel cordero


Amarrarlo otra vez.
         De inmediato se puso
Pág.311 amarrarlo otra vez y de inmediato se puso


devoró los alelíes
Pág.311  devoró en cambio los alelíes


Así pasaron muchos meses y tanto el pastor como el cordero se redondearon
Pág.313   Así pasaron muchos meses. Tanto el pastor como el cordero redondearon sus formas carnales


pero no sabía nada del mundo
Pág.312   y no sabía nada de las cosas de este mundo


Como trataron de desembarcarlo, los pasajeros
Pág.312 Trataron de desembarcarlo naturalmente. Pero los pasajeros


le sustrajeron su camisa y alpargatas
Pág. 312  sustrajeron la  camisa y las alpargatas


comenzó a balar nuevamente
Págh.314   comenzó a balar de nuevo sus partituras quejumbrosas


A veces entraba a mi habitación
Pág.314   A veces entraba parsimoniosamente a mi habitación


me miraba con indiferencia
Pág.314   me miraba con indiferencia y salía


Pero sintió el campesino la nostalgia de su campo
Pág.314  Todo concluyó cuando el campesino sintió la nostalgia de su campo


¡Ay, esta vez sí que estoy seguro de que nos le libró del asador!
Pág.314   Ay! Esta vez sí estaba seguro yo seguro de que no se libraría del asador.


Sin aconsejar a nadie
Pág. 367   Sin pretensiones de aconsejar a nadie


como la pasión del libelo
Pág.367   como expuesta a la pasión del libelo


Y así la POESÍA fue respetada
Pág.367   Y así la Poesía con mayúscula fue respetada


HISTORIA
Pág. 367 la rotunda historia


Le he dicho en mis “Cien sonetos de amor”:
Pág.380   le he dicho todo en mis Cien sonetos de amor


Murió en Paris
Pág.391  Se murió en Paris


Como nadie se enteró de su profecía, el poeta desapareció
Pág.395   Como nadie se enteró de su profecía, el poeta optó por desaparecer


la caída inmediata del Imperio
Pág.395   el derrumbamiento inmediato del imperio británico


Cuando le mostraron una mala escultura académica dijo: “Esto es peor que Miguel Ángel”
Pág.395  Una vez le mostraron una mala escultura académica y dijo:
-Qué horror ¡  Es todavía peor que las de Miguel Ángel”.


Substituição de palabras


han caído en polvo
Pág. 9 han devenido en polvo


Las memorias de los memorialistas
Pág.9  Las memorias del memorialista


en estos recuerdos
Pág.9   en estas páginas


Una vida
Pág.9   Mi vida


Esas memorias y Recuerdos
Pág. 9   Estas Memorias o Recuerdos


Allí comienza la historia del cordero.
Pág.311  Así comienza la historia del cordero


electores vinieron a festejarle
Pág.311 electores acudieron a festejar al senador


libre y  el cordero ensartado
Pág.311 libre y el cuerpo del animal ensartado


Mientras tanto
Pág.311 Mientras llegaba su destino


Se quejó de todo
Pág.311 se quejó de su soledad


en Santiago
Pág.311 de Santiago


apenas llegado
Pág.311 al no más entrar


y con apetito voraz se puso a ramonear
Pág.311  puso a ramonear vorazmente


Los tulipanes le entusiasmaban y no dejó ninguno de ellos
Pág.311  Le entusiasmaban los tulipanes y no respetó ninguno de ellos.


Aunque por razones espinosas dejó los rosales en su sitio
Pág.311   Aunque por razones espinosas no se atrevió con los rosales


Conmoverme de nuevo
Pág.311 conmoverme como antes


Elección
Pág.311   elecciones


donde la gente
Pág.312 donde las gentes


sustrajeran su camisa y alpargatas
Pág.312   sustrajeran la camisa y las alpargatas


Campesino  cojió tanto miedo
Pág.312   campesino experimentó tanto miedo


pero no sabía nada del mundo
Pág.312  y no sabía nada de las cosas de este mundo


Gaspar Hauser llegado
Pág.312 Gaspar Hauser  caído


Las calles más concurridas
Pág.312   los barrios más concurridos


pero éstas eran las calles de cabarets
Pág.312  pero éstos eran las avenidas de cabarets


así  es que un día
Pág.312 tanto así que un día


restaurante
Pág.312   restauran


Por eso, cuando pasó el conductor
Pág.312  Cuando pasó el colector


endilgó sus pasos
Pág.313  enderezó sus pasos


de platos
Pág.313  de vajilla


No había apuntado
Pág. 313 No había anotado


apiadado por su confusión
Pág.313   apiadado de su confusión


por costumbre encargarme
Pág.313 por manía encargarme


con el cordero cautivo
Pág.313   con el animal cautivo


No devorara mis flores en forma exclusiva
Pág.313   no devorara exclusivamente mis flores


con el pasto del jardín
Pág. 313. con el pasto de mi jardín


una comprensión perfecta
Pág. 313 una compenetración perfecta


El animal pastoril
Pág. 313 el rumiante


a su pastor
Pág.313 a su zagal


cuentas oscuras en el suelo
Pág.313 cuentas oscuras en el piso


esta partida
Pág.313   aquella partida


En medio de persecuciones que siempre se atrae mi poesía combatiente
Pág.314   después de las persecuciones que me trajo mi poesía combatiente.


comenzó a balar nuevamente
Pág.314   comenzó a balar de nuevo sus partituras lastimosas


el derecho al voto
Pág.367   el derecho de voto


Por su dinero y éste les ayudaba en su legítima o ilegítima importancia
Pág.367  por su dinero que les ayudaba en su legítima o ilegítima importancia.


estos bobalicones
Pág.367   dichos bobalicones


los alargo mucho
Pág.368   los alargo demasiado


sólo de su persona
Pág.368   sólo por su persona


Para estas ecuaciones
Pág.368 Para tales ecuaciones


y de allí salió
Págh.369  y de ella salió


desapareciendo  los lectores, y a éstos
Pág.369   desapareciendo los lectores. A los lectores


Tal vez estas líneas
Pág.380   Tal vez estos versos


costa de Chile, en invierno
Pág.380  costa de Chile. No en verano


con largas permanencias
Pág.380  en largas permanencias


allí amarillo y desértico
Pág.380 entonces amarillo y desértico


me dio siempre la idea del color
Pág.383   me dio en todo instante la idea del color


Lo vi agobiado
Pág.384   Estaba agobiado


este francés central a esas tierras
Pág.384   este francés central hasta esas tierras


Él se sintió solitario
Pág.384   Paul Eluard se sintió solitario


con la soledad del explorador ciego
Pág.384  con el desamparo del explorador ciego


contra aquello que se había dicho
Pág.392   contra lo que se había dicho


alma del hombre
Pág.393   alma de hombre


Y no encontraba justo que yo, mucho más joven que él, pudiera participar en su Olimpo.
Pág.394   y no encontraba justo que yo, mucho más joven que él, formara parte de su Olimpo.



comía el último papel de París
Pág.394  devoraba el último papel de París


mejor dotado
Pág.395  genuinamente dotado


el poeta desapareció
Pág.395 el poeta optó por desaparecer


“Finis Britannia”. Allí pronosticaba Huidobro la caída inmediata del Imperio
Pág.395   Finis Britannia, en el cual pronosticaba el derrumbamiento inmediato del imperio británico.


juego lleno de gracia y de inteligencia
Pág.396   juego pleno de gracia e inteligencia


Eliminação de palabras


Sólo gracias a la intermitencia del sueño sostenemos
Pág. 9   La intermitencia del sueño nos permite sostener


y con apetito voraz se puso a ramonear
Pág.311 se puso a ramonear vorazmente


ventana y  allí toda la noche
Pág.311 ventana. Toda la noche


Así es que a palos y carcelazos terminaron
Pág.311 terminaron a palos y cuartelazos


y éste se celebra
Pág.311   y se celebra


para la misma ceremonia
Pág.311   para la ceremonia


ventana y allí  toda la noche el cordero
Pág.311  ventana. Toda la noche el cordero


con destino a mi casa
Pág.311   a mi casa


en donde apenas
Pág.311   donde


Por eso, cuando pasó el Conductor
Pág.312   Cuando pasó el colector


a mil kilómetros de distancia, y que creía que los trenes
Pág.312 y que creía que los trenes


Como trataron de desembarcarlo
Pág.312 Trataron de desembarcarlo naturalmente


plazas, pero como no conocía a nadie
Pág.312  Como no conocía a nadie


la gente  siempre tenía prisa y muchas veces apartaban (sic)
Pág.312 las gentes tenían siempre prisa y apartaban


pequeño restaurante y allí lo entraron
Pág.312 pequeño restaurante. Allí lo entraron


Estas son extrañas costumbres nacionales.
Pág.313   Son extrañas costumbres nacionales.


Habiéndome ya hecho cargo
Pág.313  Hecho ya cargo


Y un día me dijo que
Pág.313  y me dijo que


Pero sintió el campesino la nostalgia de su campo.
Pág.313  Todo concluyó cuando el campesino sintió la nostalgia de su campo


Que si bien no la tengo
Pág.368  que si bien no tengo


pero la inclinación profunda
Pág.369  La inclinación profunda


el sol del estío
Pág.380   el sol


Un sitio tan asiduo como la sabiduría. Porque él fue quien dijo
[transcrição do poema] Lo vi agobiado
Pág.383  un sitio tan asiduo como a la sabiduría […] Estaba agobiado.


para los demás, lo que se ha dado en llamar
Pág.392   lo que se ha dado en llamar


y pienso que este año 1961 es claroscuro.
Pág.392  y pienso que esta año es claroscuro.


Pero la policía examinó cuidadosamente un paquetito
Pág.395   Pero la policía examinó un paquetito


Cuando le mostraron una mala escultura académica dijo: “Esto es peor que Miguel Ángel”
Pág.395  Una vez le mostraron una mala escultura académica y dijo:
-Qué horror ¡  Es todavía peor que las de Miguel Ángel”.


Sin embargo, Huidobro es un poeta de cristal
Pág.396   Huidobro es un poeta de cristal


No hay duda que muchos hemos vivido
Pág.396   No hay duda que hemos vivido


Coincidimos en que
Pág.396   Coincidimos que


Eliminação de frase


Estas Memorias y Recuerdos que he escrito para la revista “O Cruzeiro”, del Brasil son intermitentes y a ratos olvidadizas, porque así, precisamente es la vida.
Pág.9   Estas Memorias o Recuerdos   […]   son intermitentes y a ratos olvidadizo porque así precisamente es la vida.


Muchos recuerdos se han desdibujados al evocarlos, han caído en polvo como un cristal irremediablemente herido. Son así las cosas.


Pág. 9 Muchos de mis recuerdos se han desdibujado al evocarlos, han devenido en polvo como un cristal irremediablemente herido.[…]


Un joven campesino cogió tanto miedo que se subió a un tren en marcha. Este iba con destino a Santiago. El muchacho se llamaba Juanito
Pág. 312  Un joven campesino cogió tanto miedo que se subió a un tren en marcha[…] El muchacho se llamaba Juanito.


Nunca más lo encontró.
         Los transeúntes volvieron a ver cruzar esta extraña silueta campestre, ahora sin su única posesión, el pobre paquete de ropa que se había quedado con los platos que ya no lavó nunca más.
Pág.313  Nunca más la encontró. […]


se encontró con el amor, con su último amor: Dominique.
         A ella dedico este recuerdo, ya que su presencia sigue siendo florida.
Pág.384   se encontró con el amor, con su último  amor: Dominique
[…]


Gabriela Mistral no era tan santa
Pág.392 Gabriela Mistral […]


Vicente Huidobro y el teléfono de Hitler
Pág.394   Vicente Huidobro  […]


Vicente Huidobro y el teléfono de Hitler
         Otro hombre prototípico de la poesía, del menester del oficio y del papel poético, fue Vicente Huidobro.
Pág. 394 Vicente Huidobro […]


Vicente Huidobro se tituló a sí mismo “Dios de la Poesía”
Pág.394   Él se confirió a sí mismo el título “Dios de la Poesia”


Cuando le mostraron una mala escultura académica, dijo
Pág.395 Una vez le mostraron una mala escultura académica y dijo:


Como nadie se enteró de su profecía, el poeta desapareció. Llegaron a su casa los amigos en busca de noticias. La prensa se ocupó del caso.
Pág.395  Como nadie se enteró del su profecía, el poeta optó por desparecer […] La prensa se ocupó del caso.


Algunos días después aparecía Huidobro y caía de bruces a la puerta de su casa.  La policía francesa se precipitó a levantarlo.
Pág.395  Algunos días después apareció tendido a la puerta de su casa. […]
Que él cristaliza y desgrana con un juego lleno de gracia e inteligencia.
         Este brillo europeo  no sustrae  nada a la obra de Huidobro. Él tenía el prejuicio de la originalidad, quería ser a toda costa inventor, creacionista. Esta manía de la originalidad es la neurosis de nuestro tiempo.
         Los más jóvenes poetas de hoy quieren nacer de la nada, salir del mar sin mojarse. Mi buen amigo don Francisco de Quevedo tiene muchas odas y sonetos con esta acotación al margen: “Imitación de Horacio”, “Imitación de Ovidio”. Pero muchos poetas, entre ellos Huidobro, huyeron de la modestia como de una enfermedad de medio pelo. El escogió siempre una actitud desafiante danunziana.
Pág.396  que él cristaliza y desgrana con un juego pleno de gracia e inteligencia. […]


Eliminação de poemas transcritos

Poema V de Estravagario
Soneto XXIX de Cien sonetos de amor
Bonjour tristesse de Paul Eluard


Mudanças sintáticas


Los tulipanes lo entusiasmaban
Pág.311  Le entusiasmaban los tulipanes


Así es que a palos y carcelazos terminaron
Pág.311 terminaron a palos y carcelazos


Me lo llevé metido en un automóvil
Pág.311 Metido en un automóvil me lo llevé


y con apetito voraz se puso a ramonear
Pág.311   se puso a ramonear vorazmente


Anduvo Juanito en la capital, con un atado de ropa debajo del brazo por calles y plazas
Pág.312   Anduvo Juanito por calles y  plazas de la capital con un atado de ropa debajo del brazo


una  cuerdecita, como una cinta, al cuello
Pág.313  una cuerdecita al cuello, como una cinta


Estas son extrañas costumbres nacionales
Pág. 313   Son extrañas costumbres nacionales


Lo vi agobiado
Pág.384   Estaba agobiado


Mudança de tempo verbal


y nos recreó la pulcritud
Pág.9   y nos recrea la pulcritud


Sólo gracias a la intermitencia delo sueño sostenemos
Pág.9   La intermitencia del sueño nos permite sostener


dejándolo en el suelo
Pág.312   y lo dejaron en el suelo


decían unos
Pág.312  dijeron unos


Habiéndome ya hecho cargo
Pág.313 Hecho ya cargo


¡Ay, esta vez sí que estoy seguro de que no se libró del asador!
Pág.314   Ay! Esta vez sí estaba yo seguro de que no se libraría del asador.


Salen tantos poetas noveles e incipientes, poetisas que pronto parecerán todos poetas
Pág.369  Salen tantos poetas noveles e incipientes, poetisas que pronto pareceremos  todos poetas


que le darán la calle y las masas
Pág.369   que le dan la calle y las masas


Ahora la diviso enterrar los zapatos minúsculos
Pág.380   Ahora la diviso como entierra los zapatos minúsculos


Si Neruda estuviera muerto
Pág.391   Si Neruda estuviese muerto


que se habría dicho
Pág.392  que se había dicho


el poeta desapareció
Pág.   el poeta optó por desaparecer


contra aquello que se habría dicho
Pág.392   contra lo que se había dicho


el Premio Nobel ciñendo su cabeza
Pág.392   con el Premio Nobel cernido a su cabeza


días después aparecía Huidobro y caía de bruces en la puerta de su casa
Pág.395   días después apareció tendido a la puerta de su casa


“!Viva  el Imperio Británico”. Luego se desmayó
Pág.395 “Viva el Imperio Británico!”.
         Luego se volvió a desmayar.


Reescrita


Sólo gracias a la intermitencia del sueño sostenemos
Pág.9 La intermitencia del sueño nos permite sostener


Por aquel tiempo se había producido una huelga de campesinos en el sur. Estas huelgas no a gradaban a los latifundistas de la región que pagaban a sus inquilinos no más de veinte centavos de dólar al día. Así es que a palos y carcelazos terminaron con aquella huelga.
Pág.311 Resulta que por aquel tiempo se había producido una huelga de campesinos en el sur. Los latifundistas de le región, que pagaban a sus inquilinos no más de veinte centavos de dólar al día, terminaron a palos y carcelazos con aquella huelga.


Me lo llevé metido en un automóvil a ciento cincuenta kilómetros de allí con destino a mi casa en Santiago en donde apenas llegado y con apetito voraz se puso a ramonear  de  inmediato en lo más escogido de mi jardín.
Pág. 311   Metido en un automóvil me lo llevé a ciento cincuenta kilómetros de allí, a mi casa de Santiago, donde no lo alcanzaran los cuchillos. Al no más entrar, se puso a ramonear  vorazmente en lo más escogido de mi jardín.


Por aquel tiempo se había producido  una huelga
Pág.311 Ahora va a entrecruzarse la historia de Juanito con la historia del cordero. Resulta que por aquel tiempo se había


Los pasajeros de la tercera clase – pueblo generoso siempre – le hicieron una colecta y el pasaje le fue pagado
Pág.312    pero los pasajeros de la tercera clase –  gente del pueblo, siempre  generosa – hicieron una coleta y pagaron entre todos el boleto.


Y empezó a seguir al pastor individualista por toda la casa, aún dentro de las habitaciones
Pág.313   y el pastor individualista también y ambos transitaban por toda la casa inclusive por dentro de mis habitaciones


Era una comprensión perfecta. Durante meses cordero y pastor se preocuparon solamente uno del otro, unidos por   aquel hilo umbilical de la madre tierra, por el auténtico mandato del hombre.
Pág.313   Era una comprensión perfecta, alcanzada por el hilo umbilical de la madre tierra, por el auténtico mandato del hombre.


En medio de persecuciones que siempre atrae mi poesía combatiente
Pág.314  después de las persecuciones que me trajo mi poesía combatiente.


Allí dejó en mi jardín al ausentarse este pastor no un cordero, sino un problema gordo.
Pág.314   En mi jardín no dejó un cordero, sino un problema grave, o más bien gordo.


Yo tenía demasiado con mis problemas políticos
Pág.314 Yo tenía excesivas preocupaciones políticas


Pero sintió el campesino la nostalgia de su campo y un día me dijo que se volvía a sus tierras lejanas.
Pág.314   Todo concluyó cuando el campesino sintió la nostalgia de su campo y me dijo que se volvía a sus tierras lejanas


en la solitaria costa de Chile en invierno, porque el litoral reseco por el sol del estío se muestra allí amarillo y desértico, pero en extraña floración se viste con las lluvias y el frío de verde y amarillo, de azul y de purpureo.
Pág.380   en la solitaria costa de Chile. No en verano, porque el litoral reseco por el sol se muestra entonces amarillo y desértico. Sí en invierno, cuando en extraña floración se viste con las lluvias y el frío, de verde y  amarillo  de azul y de purpureo.


Este poeta extraordinariamente dotado quiso siempre ser “superman” y algo había de infantilmente bello en sus travesuras.
Pág.394 Huidobro no se conformaba con ser un poeta extraordinariamente dotado como en efecto lo era. Quería también ser “Superman”. Había algo infantilmente bello en sus travesuras


En estos días ya se habría propuesto él mismo para el primer viaje a la Luna.
Pág.394-5   Si hubiera vivido hasta estos días, ya se habría ofrecido como voluntario insustituible para el primer viaje a la Luna.


pijama  nuevo. Procedía de una buena  tienda de Paris
Pág.395   pijama nuevo, comprado tres días antes en una buena tienda de París por el propio Huidobro.


Declaró que boys scouts ingleses lo tuvieron amarrado a una columna en un subterráneo. Dijo que lo obligaron a decir un millar de veces “!Viva el Imperio Británico. Luego se desmayó.
Pág.395 – Boys scouts ingleses me tenían secuestrado – declaró a la policía -. Me mantuvieron amarrado a una columna en un subterráneo. Me obligaron a gritar un millar de veces:”Viva el Imperio Británico!”
         Luego se volvió a desmayar.


Pero su aventura  imaginaria le causó para siempre la pérdida de su mejor amigo. Juan Gris, el pintor, había creído en aquel rapto imperialista y nunca tuvo el buen humor de perdonárselo
Pág. 395  Pero Huidobro perdió un amigo. El pintor Juan Gris, que había creído a pie juntillas en el secuestro y sufrido horrores por el atropello imperialista al poeta chileno, no le perdonó jamás aquella mentira.


Después de la última guerra volvió a Chile, ya con muchos años y cerca de su fin. Mostraba generosamente un teléfono oxidado y decía :”Yo se lo arrebaté a Hitler. Era el teléfono favorito del Führer. Cuando le mostraron una mala escultura académica, dijo: “Esto es peor que Miguel Ángel!”.
Pág.395  Algunas anécdotas lo definen. Por ejemplo, cuando volvío a Chile después de la última guerra, ya viejo y cercano a su fin, le mostraba a todo el mundo un teléfono oxidado y decía: uidoro no se conformaba con ser un poeta extraordinariamente dotado como en efecto lo era. Quería también ser “Superman”
-Y


o personalmente se lo arrebaté a Hitler. Era el teléfono favorito del Führer.
         Una vez le mostraron una mala escultura académica y dijo:
-Qué horror! Es todavía peor  que las de Miguel  Ángel


Pero la policía examinó cuidadosamente un paquetito que llevaba b ajo el brazo. Era un pijama nuevo. Procedía de una buena tienda de Paris. ¿Cómo había podido comprarlo a su medida en medio de tan horribles torturas?
Pág.395   Pero la policía examinó un paquetito que llevaba bajo el brazo. Era un pijama nuevo, comprado tres días antes en una buena tienda de Paris que el propio Huidobro.


Algunos días después aparecía Huidobro y caía de bruces a la puerta de su casa. La policía francesa se precipitó a levantarlo.
Pág.395   Algunos días después apareció tendido a la puerta de su casa.


La muerte apagó su existencia contradictoria e irreductiblemente juguetona, pero, al mismo tiempo que corrió un velo sobre su vida mental, levantó otro velo que dejó para siempre al descubierto su deslumbrante calidad.
Pág.396 La muerte apagó su existencia contradictoria e irreductiblemente juguetona. La muerte corrió un velo sobre su vida mortal, pero levantó otro velo que dejó para siempre al descubierto su deslumbrante calidad.