FRAGMENTO ESCOGIDO DE REVISTA CEP.
A propósito
de "Geografía infructuosa" Oscar
Hahn Poeta y ensayista. Profesor de Literatura de la Universidad de Iowa.
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Textos manuscritos y con dibujos del poeta Pablo Neruda. |
Curiosamente, y por el solo efecto de la
oportunidad, uno de los libros más esperados de Pablo Neruda fue Geografía
Infructuosa. En octubre de 1971 el poeta chileno había obtenido el Premio
Nobel de Literatura y ésa fue su primera publicación posterior al premio. Era
natural que se creara una cierta expectación por saber qué contenía el nuevo
poemario. No obstante, el impacto del Nobel no pudo hacerse sentir en esos
textos, por el simple hecho de que casi todos estaban terminados cuando a
Neruda se le concedió el galardón.
La escritura de Geografía Infructuosa se
inició en 1971, durante sus viajes en automóvil por Chile, y se completó ese
mismo año, mientras se desempeñaba como embajador de su país en Francia.
Fue
publicado por la editorial Losada de Buenos Aires en mayo de 1972.
Yo objeto
Dos aspectos omnipresentes en su obra recurren
en este libro: la autorreferencia y el mesianismo. A diferencia de otros
poetas, que hablan desde el yo, pero cuyo tema no es su propio yo, aquí el
objeto de los poemas es el mismo Neruda. El segundo aspecto es el carácter
mesiánico, que no lo abandona ni siquiera en los momentos de tribulación. El
poeta declara que tiene una misión que cumplir y se considera un elegido.
Pero su misión no es religiosa, sino política y social: "Mis deberes son
duramente diurnos: / debo entregar y abrir nuevas ventanas / establecer la
claridad invicta / y aunque no me comprendan, / continuar / mi propaganda de
cristalería", dice en el poema "El Sol". Esta composición es
prácticamente una reescritura de la "Oda a la Claridad", incluida
en Odas Elementales (1954). El programa es el mismo: "Debo / cumplir mi
obligación / de luz (...) Yo debo repartirme / hasta que todo sea día, /
hasta que todo sea claridad / y alegría en la tierra". Algo muy
evidente, sin embargo, es la tensión que existe entre la voluntad de Neruda
de realizar una poesía de la luz, la alegría y la esperanza, y sus demonios
interiores que tiran hacia el lado de la oscuridad, la tristeza y la
desesperanza.
Y Pablo Neruda lo reconoce cuando dice no
entender por qué a "un enlutado de origen" le ha tocado cumplir esa
misión. En este orden de cosas, es bastante irónico que uno de los poemas más
tristes de Geografía Infructuosa lleve el título de "Felicidad".
También se reitera aquí esa peculiar forma de
panteísmo tan nerudiana, que podríamos llamar "ego-panteísmo". Ya
no es Dios el que está presente en la naturaleza, sino el poeta mismo:
"Me repartí en fragmentos / que entraban y salían de otras vidas, /
formé parte del pan y la madera, del agua subterránea, del fuego
mineral". Abrumado por su condición telúrica, teme que no lo acepten
como prójimo del hombre común y corriente.
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También se reitera aquí esa peculiar forma de panteísmo tan nerudiana, que podríamos llamar "ego-panteísmo". Ya no es Dios el que está presente en la naturaleza, sino el poeta. Foto:Fundación Neruda |
Un tema que Neruda había desarrollado en el
poema "Unidad", de Residencia en la Tierra, reaparece ahora
vinculado a la conciencia de la muerte. Es el problema de la identidad del
ser dentro de la sucesión temporal, y el asombro de que los individuos
conserven su unidad, a pesar de la fragmentación que les provoca la
intermitencia de los días. Esto se observa, por ejemplo, en el poema que
precisamente se llama "Sucesión": "Muerte a la identidad, dice
la vida: / cada uno es el otro, y despedimos / un cuerpo para entrar en otro
cuerpo". Un tema similar aparece en los poemas de Francisco de Quevedo
que Neruda había presentado en 1935 con el nombre de Sonetos de la Muerte... Como hemos dicho, Geografía Infructuosa fue
iniciado en 1971, meses después del triunfo del socialista Salvador Allende.
Neruda había participado activamente, primero en la campaña electoral y
después en las concentraciones populares que celebraban al nuevo gobierno, y
vio desde muy cerca esos "miles de ojos" a los que hace referencia.
Uno habría esperado entonces que un libro suyo tan cercano a esas fechas se
inclinara hacia la poesía de la multitud.
Pero el poeta propone y la vida dispone,
porque Geografía Infructuosa conjuga de una manera imprevisible los dos
aspectos que Neruda subrayaba a propósito de Residencia en la Tierra:
"la soledad de un forastero" y "un mundo violento y
extraño". Sólo que ahora el forastero es el "exiliado" en
Francia, y lo violento y extraño no es el mundo que lo circunda, sino la
enfermedad que ha invadido su cuerpo. Por eso, contradiciendo los planes de
Neruda, el libro acaba siendo un diario de vida interior -sin multitud, sin
luz, sin alegría-, cuyas páginas registran el infructuoso clamor de un
solitario a quien la muerte acecha.
Arquivo Adriana, El Mercurio, Artes y Letras. Domingo 11 de julio de 2004
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